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EE.UU. envía un centenar de soldados a Níger para el apoyo a inteligencia en Mali

Washington, 22 feb (EFE).- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, notificó hoy al Congreso el envío a Níger de unos cien soldados para colaborar en «tareas de inteligencia» con las tropas de Francia que están combatiendo contra grupos salafistas en Mali.

Este contingente «proporcionará apoyo para la captación de material de inteligencia y facilitará el intercambio de información en ese ámbito con las fuerzas francesas que llevan a cabo las operaciones en Mali y con otros aliados en la región», se indica en una nota de Obama difundida hoy por la Casa Blanca.

El pasado 11 de febrero, Obama ordenó disponer 50 millones de dólares del Departamento de Defensa para apoyar la acción militar de Francia y algunos países africanos contra los grupos salafistas en Mali.

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Un mes antes, el 11 de enero, Francia puso en marcha la «Operación Serval» para ayudar al Ejército y al Gobierno de Mali a detener el avance de tres grupos salafistas que controlaban el norte del país africano: Ansar Al Din, Monoteísmo y Yihad en África Occidental (MYAO) y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).

Hasta el momento, la aportación de Estados Unidos a la intervención en Mali ha consistido básicamente en apoyo logístico y de transporte aéreo.

El mando militar de Estados Unidos en África ha recomendado situar aviones no tripulados en Níger, no armados y para labores de vigilancia, en apoyo a una serie amplia de misiones de seguridad con otras naciones aliadas.

El mes pasado Estados Unidos y Níger firmaron un acuerdo sobre el estatus de las tropas estadounidenses en territorio nigerino.

El envío de personal está destinado a promover la estabilidad regional en apoyo de las gestiones diplomáticas estadounidenses y en interés de la seguridad nacional, según indicó un funcionario del Pentágono que habló con la condición de permanecer anónimo.

En declaraciones recogidas por el Servicio de Noticias de las Fuerzas Armadas, el funcionario destacó la importancia «vital» de los recursos de inteligencia de la Fuerza Aérea para EE.UU y para los socios africanos en la región.

En este sentido, señaló que los aviones no tripulados desarmados «proporcionan una capacidad sin precedentes» para recopilar información útil para los comandantes.

París, 22 feb (EFE).- Una quincena de terroristas resultaron muertos durante una ofensiva lanzada el jueves en la localidad maliense de Gao, en el norte del país, anunció hoy el Ministerio francés de Defensa.

Cuatro soldados malienses y dos franceses resultaron heridos en esta intervención.

El ataque comenzó a última hora de la mañana entre las fuerzas armadas malienses y «terroristas infiltrados», que según la nota del Ministerio, se atrincheraron en el distrito administrativo del Ayuntamiento y del Palacio de Justicia de Gao.

Según el Ministerio, hay cerca de 4.000 militares franceses desplegados en ese país, que actúan en colaboración con los 5.400 soldados africanos, procedentes de las fuerzas de Chad y de la militar internacional de apoyo a Mali (AFISMA).

Ginebra, 22 feb (EFE).- La ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) confirmaron hoy, de manera separada, que la situación en el norte de Mali sigue siendo inestable, pese a la intervención armada francesa contra los grupos armados islamistas que habían conseguido controlar esa inmensa región.

«Hemos escuchado reportes horrendos de violaciones de los derechos humanos, reclutamiento de niños y aumento de la violencia sexual», declaró el portavoz de la Oficina de Ayuda Humanitaria de Naciones Unidas, Jens Laerke.

Desde que las fuerzas armadas francesas se unieron a las de Mali y Chad para hacer retroceder a los grupos rebeldes yihadistas que habían instaurado el terror entre los civiles, la ONU estima que hay 16.000 nuevos desplazados internos.

Según esta organización, la población civil no sólo requiere protección frente a los combates, que en las últimas horas se han concentrado en la ciudad y alrededores de Gao -la segunda ciudad más importante de Mali-, sino también en relación con las minas sembradas y a los restos de explosivos sin detonar.

El jefe de la delegación del CICR para Mali y Níger, Jean Nicolas Marti, corroboró que la situación «está lejos de ser estable o de haberse calmado, contrariamente a lo que algunos hubiesen imaginado tras la recuperación de ciudades principales por parte de los ejércitos francés y maliense».

La violencia política que empezó con un golpe de Estado al que siguió un contragolpe y la rebelión de grupos armados tuareg, que luego fueron desplazados del control de zonas del norte del país por agrupaciones islamistas radicales, ha causado en el último año cerca de un cuarto de millón de desplazados y unos 170.000 refugiados en países vecinos, además de haber provocado que 1,2 millones de personas necesiten ayuda humanitaria.

Según Marti, los combates todavía son violentos y a ellos se han sumado atentados suicidas, una situación que «no es propicia para el retorno a las poblaciones a sus lugares de origen».

«Tenemos la impresión de que nos dirigimos a meses complicados en el norte», declaró el representante del CICR, que en los periodos más violentos de los últimos meses fue la única organización que siguió aportando ayuda a los habitantes del norte.

Entre los principales temores de la organización está que las fuerzas armadas malienses puedan caer en actos de represalias contra los que ven como enemigos, que en la mayoría de casos están asociados con las minorías árabes y tuareg, así como «el resentimiento en general de la población del sur».

«Hemos visto ciertas exacciones (contra las minorías), el riesgo está allí», reconoció Marti, quien también corroboró que actualmente «llevar ayuda (a los civiles) resulta más complicado» con respecto al periodo en el que había más claridad sobre los grupos armados que se repartían el control del norte del país.

En ese sentido, explicó que de los cuatro grupos armados con los que el CICR tenía contacto regular, los dirigentes de tres de ellos son ahora imposibles de ubicar porque se ocultan de las fuerzas gubernamentales y francesas.

«Obtener garantías de seguridad en ciertos lugares es muy complicado», indicó.

La Cruz Roja trabaja en esas zonas con personal local y expatriados de origen africano, pues el peligro de secuestro es inminente para cualquier occidental que pretenda trabajar allí, agregó.

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