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Merkel pide estabilidad a Mursi, que descarta un Estado militar o teocrático

Berlín, 30 ene (EFE).- El presidente egipcio, Mohamed Mursi, se comprometió hoy a no instaurar un Estado «militar ni teocrático» ante la canciller alemana, Angela Merkel, que condicionó todo apoyo económico a la estabilización del país y el respeto a las reglas del Estado de Derecho.

Egipto actuará «al lado de la comunidad internacional», aseguró Mursi tras reunirse en Berlín con la canciller, mientras Merkel insistía en que el mantenimiento de la «buena cooperación» bilateral pasa por el respeto a los derechos humanos, el diálogo «con todas las fuerzas políticas» y la libertad religiosa.

La cita en Berlín, inicialmente prevista como visita oficial de tres días, quedó reducida a un formato mínimo y era la única etapa del viaje de Mursi por Europa, tras cancelar a última hora su paso posterior por París debido al estado de emergencia en su país.

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Se trata de medidas de emergencia «temporales», limitadas a tres provincias en el Canal de Suez, insistió el presidente, y aseguró que la autoridad que él detenta dará paso «en unos meses» a un Gobierno formado por un Parlamento elegido democráticamente.

Mursi ratificó ante Merkel que no pretende instaurar un régimen presidencialista, que está abierto al diálogo «con todas las fuerzas políticas» y, a escala multilateral, a respaldar un proceso de paz en Oriente Medio «que reconcilie a israelíes y palestinos».

El presidente negó ser un «enemigo de Israel» y, al ser preguntado por un medio alemán acerca de unas supuestas declaraciones suyas calificando a los judíos de «chupadores de sangre» o «monos», se distanció de estas palabras al señalar que habían sido «sacadas de contexto».

La canciller observó a su interlocutor con expresión severa en prácticamente toda la comparecencia -limitada a veinte minutos y dos turnos de preguntas, alternadas a medios egipcios y alemanes- y afirmó «haber hablado» de esas declaraciones en su cita con Mursi.

«Soy musulmán y ello me obliga a respetar todas las religiones», afirmó Mursi, quien frente a la severidad persistente de su anfitriona mostró en todo momento una impecable moderación.

La visita a Berlín había sido planeada meses atrás, poco después de su llegada al poder, el pasado junio, y en medio de las esperanzas entre la comunidad internacional de que Mursi encabezara una transición democrática armónica, tras la caída de Hosni Mubarak.

En los treinta años de Mubarak al frente del régimen, Alemania había mantenido con éste relaciones de «socio comercial privilegiado», tanto los sucesivos gobiernos conservadores como socialdemócratas.

Mursi fue invitado en verano a visitar Berlín por Merkel con el propósito de abrir una nueva etapa en las relaciones, pero resultó que la invitación se ha hecho efectiva en un momento de máxima tensión y con una reforma de la Constitución de tinte islámico en marcha.

En medios berlineses se afirmaba hoy que Mursi acudía a la Cancillería con aspiraciones de lograr algún avance concreto para la condonación de su deuda con Alemania, de unos 2.500 millones de euros.

La cifra que se barajaba, de haber respondido Mursi a las aspiraciones de la comunidad internacional, era de 240 millones de euros, cantidad que dadas las circunstancias actuales podía quedar reducida a un tramo de 30 millones.

Merkel no mencionó cifra alguna ante Mursi, quien la única cita que había mantenido de su recortada visita a Berlín, además de la que tuvo con la canciller, era su encuentro posterior con empresarios alemanes.

De la agenda de Mursi en la capital alemana se había suprimido incluso la recepción con su homólogo, Joachim Gauck, pero no ese seminario auspiciado por el ministro de Economía, Philipp Rösler, tras el cual volaba de regreso a Egipto.

La compleja visita de Mursi a Berlín estuvo salpicada además por las protestas de opositores y de Amnistía Internacional contra la situación de los derechos humanos en Egipto.

Grupos de activistas se apostaron ante la valla de la Cancillería con dos gigantescas réplicas de Nefertiti, el busto de la reina egipcia que alberga el Neues Museum de Berlín, una de ellas con una máscara de gas y la segunda con un sangriento vendaje en la cabeza.

Gemma Casadevall

Berlín, 30 ene (EFE).- Varias organizaciones humanitarias, entre ellas Amnistía Internacional, y opositores al régimen del presidente de Egipto, Mohamed Mursi, protestaron hoy contra su visita ante la cancillería federal poco antes de su llegada a la capital alemana.

Los manifestantes portaban dos gigantescos bustos de Nefertiti, la conocida estatua de la reina egipcia que alberga el Neues Museum de Berlín, una de ellas con una máscara de gas y la segunda con un sangriento vendaje en la cabeza.

Los manifestantes expresaron su rechazo a la actuación represiva de la policía y el ejército en Egipto contra los opositores al régimen de Mursi, que hoy celebrará un almuerzo con la canciller federal, Angela Merkel.

Entre las organizaciones presentes figuraba también la Sociedad para la Defensa de los Pueblos Amenazados, que reclamó igualdad y seguridad en Egipto para la minoría religiosa cristiana copta, que sufre con frecuencia ataques de radicales islámicos.

«Mursi: para la violencia contra los manifestantes» o «Acabad con las agresiones de la policía y el ejército» eran textos que figuraban en algunas de las pancartas que portaban los manifestantes, en un acto que se desarrolló sin incidentes y estuvo acompañado por un amplio despliegue policial.

La grave situación en Egipto ha hecho que la visita de Mursi, inicialmente de dos días, se vea recortada a varias horas a lo largo de la jornada de hoy, en la que, además de la entrevista con Merkel, celebrará una reunión con empresarios alemanes para buscar inversiones en el país del Nilo.

El ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, hizo hoy un llamamiento a tener paciencia con el proceso de reformas en Egipto y aseguró que el Gobierno de Berlín mantendrá en pie las ayudas financieras prometidas.

«Sin inversiones, sin flujo de turistas, pero también sin ayudas para las transformaciones no habrá perspectivas económicas creíbles y participación social para la gente en Egipto», afirma el jefe de la diplomacia alemana en declaraciones hoy al diario Rheinischen Post.

Westerwelle subraya que «nadie puede esperar que tras un largo régimen autoritario todo mejore en poco tiempo» y que, precisamente en esta fase de inseguridad, es necesario reforzar el diálogo con el Cairo.

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