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Se acentúa la división entre detractores y simpatizantes de Mursi en Tahrir

El Cairo, 25 nov (EFE).- Las últimas decisiones del presidente egipcio, Mohamed Mursi, para blindar sus poderes han ahondado la brecha existente entre sus simpatizantes y detractores en la plaza cairota de Tahrir, en cuyas inmediaciones prosiguieron hoy los choques esporádicos entre policías y manifestantes.

Los enfrentamientos se registraron cerca de la calle Qasr al Aini, que da acceso a las sedes del Parlamento y el Consejo de Ministros y está protegida con un nuevo muro de hormigón.

En la contigua plaza de Simón Bolívar, decenas de jóvenes lanzaron por momentos piedras contra los efectivos de seguridad, que respondieron con gases lacrimógenos, lo que dejó varios heridos por asfixia y contusiones en los hospitales de campaña improvisados en Tahrir.

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Al menos 297 personas han resultado heridas desde el pasado viernes en choques en el país tras las polémicas decisiones del mandatario, informó hoy el Ministerio egipcio de Sanidad.

En su intento de calmar los ánimos, el presidente egipcio insistió hoy en que su declaración constitucional es temporal y no pretende concentrar poderes, al tiempo que hizo un llamamiento a las distintas fuerzas políticas para lograr un consenso en la Constitución.

En un comunicado, la Presidencia egipcia subrayó que busca cumplir con las aspiraciones del pueblo egipcio, proteger la transición democrática y preservar la imparcialidad de la judicatura.

Mientras, el que fuera epicentro de la revolución egipcia del año pasado continuó hoy inundado de decenas de tiendas de campaña con las que los opositores pretenden presionar al mandatario para que rectifique.

A la entrada de una de esas tiendas, Karim Matar, miembro del histórico partido liberal Al Wafd, destacó a Efe que se quedará allí «hasta que Mursi vuelva a la senda de la democracia».

Matar consideró que el islamista «no ha actuado por amor a Egipto, ya que no deja de dirigir una dictadura como era antes la de los militares».

Desde que el jueves pasado Mursi ordenara que todas sus decisiones sean definitivas e inapelables ante la justicia hasta la entrada en vigor de una nueva Constitución, no han dejado de surgir protestas en la calle y en los despachos.

El centro de la capital era hoy un hervidero de personas que comentaban sus diversas posturas en corros y se paseaban entre banderas de movimientos juveniles, partidos liberales y otras anónimas que pedían «la dimisión del Gobierno».

La joven universitaria Raduas Ismail, que confesó estar allí por mera curiosidad, aseguró a Efe que «el ‘rais’ está intentando mejorar el país, pero muchos no quieren que haga nada y por eso no va a durar mucho tiempo».

Otras muestras de apoyo a Mursi han sido igualmente organizadas en los últimos días por los Hermanos Musulmanes y el Partido Libertad y Justicia, a los que pertenecía el islamista antes de ser presidente, mientras que la fragmentada oposición ha optado por aunar esfuerzos y hacerle frente al Gobierno.

El Premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei apuntó hoy en una entrevista con la revista alemana «Der Spiegel» y otros medios que actualmente hay peligro de una guerra civil en Egipto.

«Ni siquiera los faraones tuvieron tanto poder como él», subrayó El Baradei, también crítico con la actual Asamblea Constituyente que dominan las fuerzas islamistas y que -según la nueva declaración constitucional emitida- no podrá ser disuelta por ninguna instancia judicial a pesar de los recursos pendientes en ese sentido.

Mursi, que ya había intentado previamente destituir al fiscal general del país, Abelmeguid Mahmud, finalmente lo hizo el jueves pasado nombrando en su lugar y por cuatro años al magistrado Talaat Ibrahim, cuya designación pasa a depender de la Presidencia y no de los jueces.

«Necesitamos ya una nueva Constitución y cambios en la judicatura. Mursi lo está haciendo bien», apuntó a Efe el abogado Omar Osman en Tahrir.

La magistratura también ha reaccionado dividida a las polémicas decisiones de Mursi tras una serie previa de desencuentros.

Si ayer el Club de Jueces, la principal asociación de magistrados del país, declaraba una huelga indefinida y amenazaba con expulsar a quien no la secundara, el minoritario Movimiento de Jueces por Egipto -vinculado a los Hermanos Musulmanes- anunció en cambio su apoyo al presidente.

Por su parte, la Asamblea General del Sindicato de Periodistas de Egipto apoyó hoy secundar una huelga en una fecha aún sin concretar y retirarse de la Asamblea Constituyente.

Incluso el terremoto político y judicial se ha trasladado a las finanzas en forma de incertidumbre, puesto que la Bolsa egipcia suspendió hoy sus cotización durante media hora ante las fuertes pérdidas.

Las dudas de los inversores se tradujeron en unas pérdidas de unos 15.200 millones de libras egipcias (unos 2.480 millones de dólares) en la apertura y el derrumbe del 9,59 % del índice principal, el EGX 30, hasta los 4.917,73 puntos, al final de la jornada.

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