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La precaria tregua en Siria se resquebraja entre acusaciones mutuas

El Cairo, 26 oct (EFE).- La más que precaria tregua que comenzó hoy en Siria con motivo de la Fiesta musulmana del Sacrificio se resquebrajó a lo largo del día, con acusaciones mutuas entre el régimen y los rebeldes de haber sido los responsables de violar el alto el fuego.

La explosión de un coche bomba de gran potencia en un barrio de Damasco marcó el punto culminante del rebrote de la violencia, pese a que la jornada se había abierto dentro de una relativa calma, que aprovecharon los opositores para tomar las calles en manifestaciones pacíficas.

En ese atentado, al menos cinco personas murieron hoy y 32 resultaron heridas en el barrio damasceno de Def al Shuk, de mayoría suní, según la televisión estatal siria.

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El grupo opositor Comisión General de la Revolución Siria (CGRS) informó de que la mayoría de las víctimas eran niños y difundió un vídeo, cuya autenticidad no pudo ser confirmada, con imágenes dantescas de la explosión.

El atentado tuvo lugar en un mercado de verduras, que hoy se había convertido en un lugar de recreo para niños y sus madres con ocasión de la Fiesta del Sacrificio («Aid al Adha»), según el grupo.

El Ejército sirio acusó a los «grupos terroristas armados» de haber violado el alto el fuego, lo que llevó a sus tropas a responder en las provincias de Deir al Zur (noreste), Deraa (sur), Idleb (norte), Homs (centro) y Damasco.

«En aplicación del comunicado (emitido ayer) del cese de operaciones militares y su derecho a responder, nuestras heroicas fuerzas armadas tratan con estas violaciones, responden a los focos hostiles y persiguen a los grupos armados», señalaron las Fuerzas Armadas.

El alto el fuego de cuatro días conseguido por la mediación del enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Lajdar Brahimi, carece de supervisores independientes, algo que ha sido criticado por la oposición.

En declaraciones a Efe, el «número dos» del Ejército Libre Sirio (ELS), Malek Kurdi, se preguntaba ayer: «No soy optimista, porque ¿quién vigilará? Si se rompe la tregua, ¿quién podrá decir quién disparó primero?».

Esa suspicacia recíproca se hizo efectiva hoy desde primera hora de la mañana, cuando se reanudaron los combates por el control del cuartel militar de Wadi al Deif, último bastión en manos de las tropas gubernamentales en la ciudad de Maarat al Numan, en Idleb.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), al menos 48 personas habían muerto ya en todo el país al caer la noche, una cifra ligeramente inferior a la media que se registra a diario a esas alturas.

Las divisiones entre las milicias del propio ELS y las distintas facciones en liza se puso en evidencia respecto al alto el fuego, que algunas no secundaron de forma abierta.

El portavoz de una milicia del ELS llamada Ansar al Islam (partidarios del islam), Abu Muaz, aseguró a Efe que su grupo, que se basa principalmente en Damasco y en sus cercanías, no se comprometía con la tregua.

El aparente fracaso de la iniciativa pacificadora contrastó con una rara aparición en público del presidente sirio, Bachar al Asad, que participó en una mezquita en Damasco en el rezo de la Fiesta del Sacrificio.

La agencia oficial siria, Sana, informó de que Al Asad asistió a esa oración en la mezquita de Al Afram, ubicada en el barrio Al Muhayerin, en Damasco, junto a varios altos cargos del Estado y del partido gubernamental Baaz.

Las imágenes difundidas por la televisión estatal mostraron al mandatario sirio sonriente al tomar sitio en la primera fila de responsables, entre los cuales estaban el muftí del país, Ahmed Hasun, y el ministro de Asuntos Religiosas, Mohamad Abdulsatar al Sayid.

Tras el rezo, el imán de la mezquita, Walid Abdulhaq, dedicó la mayor parte de su sermón a la crisis en el país y llamó a la unidad nacional para enfrentarse a lo que calificó como «planes enemigos que pretenden dividir a la patria».

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