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La Unión Africana asegura haber tomado el bastión radical somalí de Kismayo

Mogadiscio, 28 sep (EFE).- La Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM) aseguró hoy que sus tropas han tomado el control de la ciudad costera meridional de Kismayo, bastión de los radicales islámicos de Al Shabab, que, por su parte, niegan haber perdido esa plaza.

«Las tropas de AMISOM han entrado con éxito hoy en Kismayo», aseguró hoy, a través de un comunicado, el comandante del contingente de la Unión Africana, Andrew Gutti.

Además, Gutti indicó que más refuerzos «están de camino» a la ciudad portuaria somalí.

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«Tenemos una parte de la ciudad y un tramo de la playa. Estamos atacando las posiciones de Al Shabab y las eliminaremos», afirmó a Efe el portavoz de AMISOM Ali Adan Houmed.

Najmo Osman Yusuf, residente en Kismayo, relató por teléfono a Efe que «hay fuertes enfrentamientos en la ciudad».

«Las tropas kenianas y las somalíes están en la playa. Oigo fuego de morteros en la ciudad. La gente está en sus casas», apuntó Yusuf.

Sin embargo, a las 10.53 hora local de hoy (07.53 hora GMT), Al Shabab informó a través de su cuenta de Twitter de que «Kismayo permanece con firmeza en las manos de los muyaidines».

Mensajes posteriores de los milicianos relataron enfrentamientos en los que las tropas de Kenia (integradas en AMISOM y desplegadas en el sur de Somalia) en las que los militares kenianos habrían perdido varios vehículos.

La guerra de propaganda en Twitter también llega desde el lado keniano, y así, la cuenta del Ejército de Kenia señaló que sus soldados están «barriendo» a Al Shabab en Kismayo.

«Lo que la prensa infiel está diciendo son tonterías. Estamos en Kismayo y nuestras defensas están fuera de la ciudad», clamó un combatiente de la milicia radical, que solicitó el anonimato.

En medio de esta ofensiva -en la que también participa el Ejército de Somalia y la milicia progubernamental Ras Kamboni-, AMISOM reiteró, a través de un comunicado, la oferta de amnistía a los guerrilleros de Al Shabab.

«Instamos a todos los combatientes que queden en Kismayo a deponer sus armas. En las últimas semanas, muchos de ellos han contactado con AMISOM para comunicar su deseo de dejar de combatir y les hemos garantizado seguridad si se rinden pacíficamente a nuestras tropas», prometió la misión de la Unión Africana.

En el texto, AMISOM hizo «un llamamiento a que toda la gente de Kismayo permanezca en calma» ya que «el objetivo de AMISOM es liberar al pueblo y permitirles que vivan en paz, estabilidad y seguridad».

La importancia de la toma del bastión fundamentalista de Kismayo reside en su puerto, que ha generado grandes ingresos para los radicales con las exportaciones de carbón vegetal, entre otros bienes, y que también es punto de entrada de armamento para Al Shabab.

No obstante, la caída de esa plaza fuerte no tiene por qué significar el fin de la guerra en Somalia, ya que los radicales controlan aún amplias zonas del centro y del sur del país, donde el frágil Gobierno somalí todavía no está en condiciones de imponer su autoridad.

El Parlamento somalí eligió el pasado día 10 a su nuevo presidente para los próximos cuatro años, Hassan Sheikh Mohamud, con lo que se dio por concluido el proceso de transición política en el país africano, y que se inició en 2004 bajo supervisión de la ONU, aunque Somalia se encuentra aún inmersa en un conflicto armado.

En él, las tropas multinacionales de AMISOM, el Ejército somalí, las Fuerzas Armadas etíopes y milicias pro-gubernamentales aliadas, combaten a Al Shabab, que el pasado febrero anunció su unión formal a la red terrorista Al Qaeda y que trata de instaurar un Estado musulmán de corte wahabí en el país africano.

Somalia vive en un estado de guerra civil y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin un gobierno medianamente efectivo y en manos de milicias islamistas, señores de la guerra que responden a los intereses de un clan determinado y bandas de delincuentes armados.

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