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El “juicio del siglo” en Brasil derrumba a un candidato a alcalde del PT

Brasilia, 31 ago (EFE).- El «juicio del siglo» en Brasil tuvo hoy su primer impacto político directo con la renuncia del diputado Joao Paulo Cunha a ser candidato a alcalde, anunciada después de que el Tribunal Supremo lo declaró culpable de delitos de corrupción.

Cunha es uno de los 37 acusados en un sonado juicio sobre una red de financiación ilegal de campañas y sobornos a diputados denunciada en 2005, durante el primer mandato de Luiz Inácio Lula da Silva, a quien en 2004 llegó a sustituir por dos días como presidente de Brasil en su condición de titular de la Cámara de Diputados.

El político, de 54 años, hasta hoy aspiraba al cargo de alcalde de la ciudad paulista de Osasco por el Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenecen Lula y la actual presidenta, Dilma Rousseff.

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Sin embargo, sus aspiraciones para las municipales de octubre próximo se vinieron abajo este jueves, cuando por una amplia mayoría de nueve votos contra dos fue hallado culpable de corrupción pasiva, lavado de dinero y malversación.

Según la acusación que el Supremo consideró plenamente probada, Cunha, actual diputado y en la época de los escándalos presidente de la Cámara Baja, recibió 50.000 reales (unos 25.000 dólares de hoy) no declarados de la red de corrupción.

Aunque el voto de cada uno de los miembros de la corte puede ser modificado hasta el final del proceso, el PT, el propio Cunha y sus abogados entendieron el fallo como definitivo y consideraron que lo mejor era que suspendiera toda su actividad política.

Con eso, renunció a su candidatura a la alcaldía de Osasco, una ciudad vecina a Sao Paulo en la que vivió desde niño e inició su carrera política en 1982, cuando fue elegido concejal.

La dirección del PT en Osasco emitió hoy un comunicado en el que «lamenta» la decisión de Cunha, que atribuye a «una larga reflexión personal», y dice que fue tomada «en coherencia con los principios que priman en su vida pública».

Sin embargo, fuentes del partido consultadas por Efe admitieron que la decisión fue objeto de numerosas consultas políticas, en las que incluso participaron el propio Lula y el presidente del PT, Rui Falcao.

«Aunque el partido cree en su inocencia, quien ha sido declarado culpable es Cunha y no el PT», dijo a Efe un miembro del partido.

Hasta ahora, Cunha se situaba en el tercer lugar en las últimas encuestas de opinión divulgadas de cara a las elecciones en Osasco, con una intención de voto cercana al 15 %.

El favorito es hasta ahora Celso Giglio, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), con 35 %, seguido por Osvaldo Vergínio, del Partido Social Democrático (PSD), que tiene un 19 % y a quien Cunha aspiraba a desbancar para llegar a una segunda vuelta.

Si bien estaba tercero en los sondeos, Cunha sí lideraba entre los candidatos en términos de recaudación de dinero para su campaña.

Según el Tribunal Superior Electoral, el candidato del PT contaba con 948.000 reales (unos 474.000 dólares), un valor muy superior a los 71.800 reales (35.900 dólares) declarados por Giglio.

En la propaganda de la campaña que hoy acabó antes de tiempo por la decisión del Supremo, Cunha destacaba su origen pobre, «hijo de un metalúrgico y una empleada doméstica», y la trayectoria de vida que le llevó de «limpiabotas a presidente de la República».

Aludía así a los dos días del año 2004 en los que estuvo a cargo de forma interina de la Presidencia de Brasil, debido a que Lula había viajado al exterior y su vicepresidente, José Alencar, estaba hospitalizado por un tratamiento contra el cáncer.

No obstante, lo que subrayaba como mérito en su propaganda fue para el juez César Peluso, uno de los once miembros del Supremo, un agravante.

«Merece una censura mayor aquel que llegó a tan alto grado, a ser el segundo en la línea sucesoria de la Presidencia de la República», dijo Peluso al leer su voto y recomendar una pena de seis años de prisión.

Su origen pobre tampoco compadeció a los jurados e incluso llevó al presidente del Supremo, Carlos Ayres Britto, a hacer una analogía entre los políticos de hoy y los llamados «gobernadores generales», que la corona portuguesa enviaba a Brasil en los tiempos en que aún era colonia.

«Decían de los gobernadores generales que llegaban pobres a las colonias ricas, y volvían ricos de las colonias pobres», declaró el magistrado al justificar su voto por la culpabilidad de Cunha.

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