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La baja participación en el referéndum permite a Basescu mantener el poder

Bucarest, 29 jul (EFE).- El presidente suspendido de Rumanía, Traian Basescu, logró hoy mantenerse en el cargo al no alcanzarse la participación necesaria para validar el referéndum que debía decidir sobre su destitución, según las primeras estimaciones.

Eso sí, más del 86 % de los rumanos que han votado lo han hecho a favor del cese de Basescu, que no se hará efectivo al participar en la consulta sólo el 45,92 % de los electores, según informó la Oficina Electoral Central (BEC), en una estimación que no incluye los votos del extranjero y las secciones de voto volantes.

De confirmarse estos datos, Basescu volvería así al palacio presidencial y podría agotar su segundo y último mandato, que finaliza en 2014.

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El resultado del referéndum pondrá a Rumanía en una difícil situación política, al menos hasta las elecciones legislativas de otoño.

Basescu, de centro-derecha, deberá cohabitar con el Gobierno de socialdemócratas y liberales que emprendió el frustrado proceso de revocación del jefe del Estado.

En el poder desde el mes de mayo, cuando triunfó una moción de censura contra el último gobierno conservador fiel a Basescu, el Gobierno del socialdemócrata Victor Ponta vivió una guerra abierta con el presidente los poco más de dos meses en que ambos coincidieron en el poder.

La agria disputa monopolizó la vida pública del país y acabó en el procedimiento de destitución de Basescu.

El propio presidente interpretó la insuficiente participación como una muestra del rechazo de los rumanos al procedimiento de destitución emprendido contra él por la mayoría gubernamental.

Tras la votación dijo que los rumanos han «rechazado el golpe de Estado» de la mayoría social-liberal que intentaba derrocarlo.

El presidente fue suspendido de sus funciones el pasado 6 de julio, acusado de violaciones graves de la Constitución, y sus aliados conservadores habían llamado al boicot para que no se alcanzara la participación necesaria en la polémica consulta.

El referéndum fue seguido de cerca por la Comisión Europea, que ha criticado duramente la manera en que el Gobierno de Ponta, ha procedido para forzar la destitución de Basescu.

El jefe de Gobierno consideró el abrumador apoyo de los votantes a la destitución de Basescu, promovido por su coalición, como una legitimación de su Gobierno.

«Cualquier político que pueda ignorar la voz de nueve millones de rumanos está alejado de la realidad», dijo en una primera reacción.

«Las acusaciones de fraude han resultado ser una mentira», agregó Ponta, en referencia las acusaciones lanzadas ya antes del referéndum por Basescu y sus aliados.

El primer ministro, acosado también por un supuesto escándalo de plagio de su tesis doctoral, aseguró asimismo que su ejecutivo respetará la decisión del Tribunal Constitucional de Rumanía sobre la validez del referéndum.

Esta Corte estableció la necesidad del quórum de participación, después de que el Gobierno lo eliminara en un polémico decreto ley que hubo de rectificar ante la decisión del tribunal y las exigencias de la Comisión Europea.

La oficina electoral dará a lo largo de la jornada de mañana, lunes, el resultado final del referéndum.

Todo apunta a que Basescu volverá a la jefatura del Estado de un país más dividido y polarizado que nunca en torno a esta figura política colosal y polémica.

Marcel Gascón

Bucarest, 29 jul (EFE).- El presidente de Rumanía, el conservador Traian Basescu, sobrevivió hoy por segunda vez en cinco años a un referéndum de destitución al no alcanzarse la participación mínima exigida, aunque una mayoría abrumadora votó en su contra.

Basescu entró en política tras la caída del comunismo y es presidente del país balcánico desde 2004, cuando se ganó la confianza de los rumanos con esperanzadoras promesas de reforma del modelo de Estado y de la propia clase política.

Nacido el 4 de noviembre de 1951 en la localidad de Murfatlar, junto al Mar Negro, Basescu está vinculado al liberal-conservador y opositor Partido Democrático Liberal (PDL) y fue dos veces ministro de Transportes, antes llegar en 2000 a la alcaldía de Bucarest.

Desde ese importante cargo ganó popularidad y fama de líder decidido y carismático, lo que le permitió imponerse con claridad en las elecciones presidenciales de 2004.

Su triunfo fue saludado dentro y fuera del país como una oportunidad para la regeneración política, tras los escasos resultados de los primeros 15 años de transformación democrática.

Fecundo en gestos simbólicos, los dos mandatos presidenciales de Basescu se han caracterizado también por su incapacidad para formar un Ejecutivo estable.

En 2007, enfrentado como ahora con el Gobierno y la mayoría parlamentaria, ya fue revocado por socialdemócratas y liberales por supuestos abusos contra la Ley Fundamental.

Entonces, los ciudadanos rechazaron por abrumadora mayoría su destitución, y Basescu, muy popular en aquel momento, reforzó su imagen de reformador de una clase política clientelista e ineficaz.

Dos años después fue reelegido para un segundo mandato, que termina en 2014.

Pero la popularidad del exmarino está bajo mínimos, tras aplicar las políticas de austeridad más severas de Europa y ser duramente criticado por su personalismo y acusado por supuestos casos de corrupción y nepotismo en su entorno familiar y político.

Reflejo de este descontento social es que un 87% de los rumanos con derecho a voto que participaron hoy en el referéndum de destitución votaron en contra de Basescu.

Su enorme influencia sobre los gobiernos del conservador PDL, su asunción de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional arrogándose las atribuciones del Ejecutivo y sus constantes exabruptos públicos le han granjeado la antipatía de buena parte de la ciudadanía.

Conocido por su estilo popular, Basescu adorna sus apariciones públicas con sonoras risotadas, y no pierde ocasión de bromear incluso en las situaciones más formales.

A finales de los años ochenta, Basescu fue jefe de la agencia naval rumana Navrom en Amberes y acostumbra a evocar con emoción su pasado de marino.

Está casado desde hace 34 años y es padre de dos hijas, una de ellas diputada en el Parlamento Europeo.

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