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Isabel II celebra en Irlanda del Norte la paz entre católicos y protestantes

Dublín, 26 jun (EFE).- La reina Isabel II de Inglaterra inició hoy un viaje de dos días a Irlanda del Norte para celebrar sus 60 años en el trono y constatar los avances logrados en el proceso de reconciliación en la provincia británica desde su última visita, hace ya una década.

La monarca podrá comprobar sobre el terreno que, desde 2002, la región está cambiando al ritmo de su exitoso proceso de paz, hasta el punto de que se reunirá mañana en Belfast con el viceministro principal norirlandés, el dirigente republicano Martin McGuinness.

Será un cara a cara, con apretón de manos incluido, entre la soberana, responsable de las Fuerzas Armadas del Reino Unido como jefa de Estado, y el que fuera comandante del ahora inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) durante gran parte del conflicto en la provincia.

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Con ese gesto histórico, ambos reconocerán el sufrimiento infligido a través de las armas, pero escenificarán también un acto de reconciliación «sin precedentes» en el mundo, según ha destacado McGuinness, «número dos» del Sinn Féin, el antiguo brazo político del IRA.

Este es el nuevo clima de entendimiento que se ha querido mostrar hoy a Isabel II a su llegada a la localidad de Enniskillen, al suroeste del Ulster, donde, no obstante, aún están frescas en la memoria las atrocidades del pasado.

El avión que transportaba a la soberana tenía previsto aterrizar por la mañana en el aeródromo de ese pequeño pueblo norirlandés, pero el mal tiempo obligó al aparato a desviarse hasta el aeropuerto militar de Aldergrove, a las afueras de Belfast.

Desde ahí, un helicóptero llevó a la reina hasta Enniskillen para asistir a un servicio religioso en la catedral protestante de Saint Macartin, muy próxima al escenario de uno de los atentados más sangrientos perpetrados por el IRA, que acabó con la vida de once personas en 1987.

Con un abrigo, vestido y sombrero de color azul celeste, Isabel II llegó acompañada por su esposo, el duque de Edimburgo, y fue recibida en el aeródromo de Saint Angelo por el ministro británico para Irlanda del Norte, Owen Paterson.

En la catedral ya aguardaban para el acto de acción de gracias por sus 60 años en el trono, el llamado Jubileo de Diamantes, los máximos representantes de la iglesia católica y protestante del país, así como una representación de su clase política, encabezada por el ministro principal, el unionista Peter Robinson.

Allí sonaron himnos religiosos e, incluso, una de las baladas irlandesas más conocidas, «Danny Boy», un guiño hacia la comunidad católica de la provincia al que también respondió la soberana luciendo un broche de diamantes con la forma de un trébol, uno de los símbolos más representativos de la isla de Irlanda.

Durante la ceremonia, el líder protestante, el reverendo Alan Harper, destacó el sentido del «deber, la devoción y el servicio» prestado por Isabel II durante su reinado, al tiempo que celebró su contribución al proceso de paz tras su histórica visita el pasado año a la República de Irlanda, la primera de una monarca británica en casi cien años.

Sus palabras y acciones «reconciliatorias» en aquella ocasión han permitido que muchos se despojen de las «ataduras» que se han ido «aflojando poco a poco» desde la firma en 1998 del acuerdo de paz del Viernes Santo, dijo el religioso en clara alusión a, entre otros, el Sinn Féin, que se opuso a la visita de la reina a la República.

También el primado de la iglesia católica de Irlanda, el cardenal Séan Brady, pidió en su intervención una oración para todos aquellos «que trabajan en pos del bien común y los que trabajan para construir vida en las comunidades».

La reina se reunió después con varios grupos representativos de de esta localidad del condado de Fermanagh -engalanada con cientos de banderas con los colores del Reino Unido- en la iglesia de Saint Michael, la primera vez, al parecer, que Isabel II pisa un templo católico en Irlanda del Norte.

Y a continuación, Isabel II mantuvo un emotivo encuentro con las familias de las víctimas del atentado perpetrado por el IRA en 1987 causó once muertos y 60 heridos, una de las mayores atrocidades del conflicto norirlandés.

Ella misma padeció el azote de la violencia del IRA cuando el grupo paramilitar, con Martin McGuinness ya entre sus líderes, asesinó a su primo lord Mountbatten, el tío favorito del príncipe Carlos, en un atentado perpetrado en 1979.

Se desconoce si la reina y el dirigente republicano hablarán de estos asuntos durante su histórico encuentro mañana en Belfast, pero, a buen seguro, un apretón de manos será suficiente para llevar el proceso de reconciliación a una «nueva fase», según ha asegurado McGuinness.

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