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Ultraderecha, terror en Alemania

Alemania. Jena se convirtió en el lugar donde se concentra la mayor agrupación neonazi

Mucho antes de los crímenes de Anders Behring Breivik, los alemanes neonazis aterrorizaron al país.

Se llevaron a cabo eventos que atrajeron a simpatizantes neonazis de tierras lejanas. Muchos, con botas de combate y chaquetas kamikazes, erraban por la ciudad y atacaban a quien se les cruzara.

Ganaron el poder político, y algunos se convirtieron en asesinos. METRO viajó a Jena, Alemania
Se denomina como “Brown House” (la casa marrón). Hace una década, cuando Jena se convirtió en la sede de la ultraderecha de Alemania, aquí se reunían los diferentes grupos. Incluso organizaban una fiesta anual, La Fiesta de los Pueblos, que atrajo a participantes de toda Europa. Los que aprobaban sus valores ultraderechistas les temían: los grupos neonazis agredían a quien fuera que no les gustara.

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Pero finalmente, estos grupos consiguieron lo que buscaban. Hoy, el Partido Nacional Democrático (NPD) de Alemania cuenta con miembros en varios parlamentos estatales y asambleas de la ciudad.

Este año, la Policía desenmascaró un grupo terrorista neonazi, NSU, compuesto por varios jóvenes residentes de Jena. El hallazgo se reveló después de un robo fallido. El grupo había matado a diez personas, entre ellas un agente de Policía y varios turcos.

Así como la Policía noruega tenia a Anders Behring Breivik bajo vigilancia, la policía alemana observaba a la NSU, pero parece que no muy bien. “Durante años hemos manifestado el peligro que suponen estos grupos”, dijo Janine Patz, coordinadora de Jena de la lucha contra el extremismo. “Y desde la reunificación, 180 personas han sido asesinadas a manos de grupos de ultraderechistas en Alemania. La Policía confiaba en informantes. ¡Qué idea tan absurda! Los espías solo están interesados en el dinero y transmiten información falsa a la Policía”.

“En la década de los noventa, los skinheads atacaban a cualquiera que pareciera de ideología de izquierda”, explicó Lothar König, pastor de la juventud en Jena, quien durante años fue prácticamente el único en plantar cara a los neonazis. “Eso ocurría a diario, pero los skinheads no tenían preceptos claros. Simplemente estaban resentidos por ser los inadaptados de la sociedad. Desde entonces, la extrema derecha se ha politizado. Cuando advertía del peligro a las escuelas, decían ‘lo tenemos bajo control’. Y ahora, cuando los neonazis aparecen en las noticias, la gente dice ‘¡oh, Dios mío, diez muertos!’”.

Harald Zeil, profesor local, realiza desde hace tiempo un programa que lucha contra el extremismo. “En nuestra sociedad, la gente se siente sola –observó–. El hecho de catalogar a los neonazis como una comunidad sólida, le añade un atractivo”. Jannik Kirchner, estudiante de 19 años, agregó: “En pequeños pueblos con dificultades económicas, ellos ofrecen servicios y asistencia financiera a familias insolventes. De esta manera consiguen sus seguidores”.

Ahora los políticos en Alemania, desconcertados por la oleada de extremistas, estudian ilegalizar el partido ultraderechista NPD. “Es una idea tonta –dijo Kirchner–. Entonces, se organizarían de manera clandestina. Es una falsa esperanza de los políticos: creen que si ilegalizan al NPD el problema se resuelve”.

MWN
 

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