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Una gran manifestación recorre Río de Janeiro contra el “capitalismo verde”

Río de Janeiro, 20 jun (EFE).- Decenas de miles de manifestantes recorrieron hoy el centro de Río de Janeiro para exigir a los gobernantes reunidos en la Conferencia de la ONU Río+20 que defiendan los derechos sociales y no apoyen el llamado «capitalismo verde».

Activistas de centenares de movimientos diferentes venidos desde distintos puntos del globo se dieron cita en Río auspiciados por la Cumbre de los Pueblos, el más importante evento paralelo a la reunión de la ONU sobre Desarrollo Sostenible.

La manifestación forma parte del Día de Movilización Global «en defensa de los bienes comunes y contra la mercantilización de la vida», convocada para coincidir con la apertura de la cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Río+20.

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Muchos jóvenes de asociaciones universitarias clamaron contra las decisiones sobre medio ambiente que se toman en las cumbres internacionales de las Naciones Unidas y que consideran «capitalismo verde».

«Es la mercantilización del agua y de las tierras, de derechos sagrados de los pueblos indígenas a los que los gobernantes ponen precio», declaró a Efe el colombiano Camilo Larios, quien también criticó a las empresas que practican la «megaminería» y a los Gobiernos que la permiten.

Asociaciones ecologistas, feministas, anticapitalistas, sindicatos, militantes de partidos políticos, indígenas y estudiantes se mezclaban con gente que exigía reformas agrarias, más derechos para los niños o el fin del hambre en el mundo.

Una intrincada procesión de movimientos sociales de todo tipo conocida como la «megamarcha» mostró su músculo frente a la Cumbre de la Río+20 que debate desde hoy acuerdos relacionados con el desarrollo sostenible.

La protesta pacífica ocupó desde el comienzo casi toda la extensión de la Avenida Río Branco situada en el corazón financiero de la ciudad.

Unas 50.000 personas se lanzaron a la calle a pesar de la lluvia intermitente que caía sobre la metrópoli, según los organizadores y la policía.

«La Río+20 está capturada por las grandes corporaciones y no podemos permitir que haya un retroceso en los derechos sociales ya conseguidos», explicó a Efe Alana Mendes, estudiante vinculada a la Marcha Mundial de las Mujeres.

Mendes dijo que participó en la marcha para luchar contra la «mercantilización» de la naturaleza y del cuerpo femenino porque aseguró que «el capitalismo usa el cuerpo de las mujeres para vender productos».

La organización Vía Campesina reunió a representantes de distintos países latinoamericanos como Argentina, Paraguay, Bolivia, Colombia y Brasil.

Un portavoz paraguayo de Vía Campesina explicó a Efe que aprovecharon la marcha para «dar visibilidad» a la violencia que se registró la semana pasada en su país y que dejó al menos 17 muertos en un choque entre policías y campesinos.

Varios centenares de jóvenes ataviados con máscaras antigás, sierras mecánicas o esposas en las muñecas caminaban junto a una gran pancarta de la ONG Greenpeace que pedía la revocación del nuevo Código Forestal recientemente aprobado en Brasil.

«Con esto van a conseguir que desaparezca la Amazonía», declaró a Efe Teresinha de Oliveira, una mujer de 73 años que vino desde el noreste de Brasil para participar en la marcha.

Otros manifestantes ondeaban una bandera brasileña de unos 20 metros de largo por diez de ancho mientras algunos portaban pancartas que rezaban mensajes como: «No nos representan», «Tiempo para la justicia climática» o «Feministas contra el terrorismo neoliberal».

Chrek Sophea, una activista por los Derechos Humanos que vino desde Camboya para participar de los debates de la Cumbre de los Pueblos, denunció que en su país «miles de mujeres son violadas y encarceladas sin motivo».

Al caer la noche, una decena de personas se desnudó en las escaleras del Museo Nacional de Bellas Artes donde exhibieron sus genitales y un gran cartel que rezaba «Ocupa los Pueblos», para criticar no solo a la Río+20 sino también a la Cumbre de los Pueblos.

«Les criticamos también a ellos por carnavalizar a los movimientos sociales convirtiendo las protestas en una fiesta y por esa forma jerarquizada que tienen de organizarse», afirmó Talita Tibola activista del movimiento conocido como OcupaRío.

Santi Carneri

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