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Lhasa bajo la ley marcial no declarada, denuncia el exilio tibetano

Nueva Delhi, 31 may (EFE).- Las autoridades chinas han llevado a cabo detenciones masivas en la capital de Tíbet, Lhasa, tras registrarse las primeras inmolaciones en la ciudad, que se encuentra bajo ley marcial no declarada, denunció hoy el exilio tibetano.

«Las tropas han reforzado su presencia militar, han llevado a cabo detenciones masivas y han redoblado todas las restricciones… Lhasa se encuentra bajo ley marcial no declarada», afirmó a Efe el portavoz del exilio tibetano en Nueva Delhi, Tempa Tsering.

Según Tsering, entre los detenidos figuran testigos de la quema a lo bonzo el domingo de dos monjes -uno de los cuales murió y el otro resultó gravemente herido-, en la primera ocasión en que se extiende a Lhasa la actual ola de inmolaciones contra la ocupación china.

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El portavoz del exilio tibetano dijo que aún es imposible conocer el número de detenidos por las autoridades de Pekín, que de acuerdo con la emisora Radio Free Asia han procedido también a expulsar de la ciudad al menos a 600 personas desde la protesta del domingo.

La emisora precisó que la mayoría de los expulsados no residen habitualmente en Lhasa, como era el caso de los monjes que se prendieron fuego hace cuatro días, uno de los cuales procedía de la provincia de Gansu y el otro de la de Sichuan.

La campaña de detenciones -que Tsering afirmó que se centra sobre todo en Lhasa pero que asimismo se ha extendido a otras ciudades con población tibetana-, no impidió que ayer se registrara una nueva inmolación, al prenderse fuego una madre de tres hijos.

Según aparece hoy en la página web de la Organización No Gubernamental «Free Tibet», la mujer, a la que se identifica como Rechok, tenía más de treinta años y se inmoló frente al monasterio de Jonang Dzamthang, en la localidad de Barma.

En la web se indica que Rechok había pasado varios días en las montañas, cuidando el ganado de su familia, antes de dirigirse «específicamente a la ciudad, para prenderse fuego».

«Free Tibet» añade que Los restos de la inmolada se encuentran en el monasterio a la espera de recibir las honras fúnebres.

En la provincia de Siachen, Barma ya fue escenario en abril de la inmolación de dos jóvenes tibetanos, que murieron tras convertirse en antorchas humanas ante un edificio gubernamental de la localidad.

Con las últimas inmolaciones se acerca a la cuarentena el número de tibetanos se han prendido fuego desde el año pasado para protestar por la ocupación china de Tíbet.

Según fuentes del exilio tibetano, una treintena de ellos han muerto y el resto han sobrevivido aunque con graves secuelas.

El sucesor político del Dalai Lama y primer ministro tibetano, Lobsang Sangay, explicó a mediados de mes que la ola de inmolaciones la protagoniza «una nueva generación», nacida bajo ocupación y que ha crecido bajo el sistema educativo impuesto por Pekín.

«Eso demuestra que algo va mal seis décadas después de la ocupación china», declaró el primer ministro tibetano, que no descartó que prosiguieran las inmolaciones, aunque aseguró que las autoridades tibetanas no incitan a ese tipo de acción de protesta.

«En contra de lo que dice China, las inmolaciones no obedecen a ninguna consigna, son actos que no tienen relación entre sí», apuntó Sangay en una entrevista con Efe en la ciudad de Dharamsala, sede del Gobierno tibetano en el exilio, en el norte de la India.

«Son actos individuales… pero de alto contenido político», dijo.

Alberto Masegosa

Nueva Delhi, 31 may (EFE).- Una tibetana, madre de tres hijos, murió tras prenderse fuego en protesta por la ocupación china de Tibet, informa hoy la organización no gubernamental «Free Tibet» en su página web.

La mujer es identificada como Rechok, de más de 30 años, que se inmoló frente al monasterio de Jonang Dzamthang, en la localidad de Barma, en la provincia china de Siachen.

En la web se indica que Rechok había pasado los últimos días en las montañas, cuidando el ganado de su familia, antes de dirigirse «específicamente a la ciudad, para prenderse fuego».

Los restos de la mujer se encuentran en el interior del monasterio a la espera de recibir las honras fúnebres.

Barma ya fue escenario el pasado abril de la inmolación de dos jóvenes tibetanos, que murieron tras convertirse en antorchas humanas ante un edificio gubernamental de la localidad.

Cerca de 40 tibetanos se han prendido fuego desde el año pasado para protestar por la ocupación china de Tíbet.

Según fuentes del exilio tibetano, una treintena de ellos han muerto y el resto ha sobrevivido aunque con graves secuelas.

El sucesor político del Dalai Lama y primer ministro tibetano, Lobsang Sangay, afirmó a mediados de mes que la ola inmolaciones la protagoniza «una nueva generación», nacida bajo ocupación y que ha crecido bajo el sistema educativo impuesto por Pekín.

En entrevista con Efe en la ciudad de Dharamsala -en el norte de la India y sede del Gobierno tibetano en el exilio-, Sangay no descartó que prosiguieran las inmolaciones, aunque aseguró que las autoridades tibetanas no incitan a ese tipo de acción de protesta.

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