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Egipto se despide del estado de emergencia en vigor desde hace 31 años

El Cairo, 31 may (EFE).- Egipto se despidió del estado de emergencia que en los últimos 31 años ha regido en el país después de que la Junta Militar decidiera hoy no renovarlo, accediendo así a una de las principales reclamaciones de la revolución.

La cúpula castrense que dirige el país desde la renuncia de Hosni Mubarak en febrero de 2011 rechazó prorrogar la aplicación de la llamada Ley de Emergencia, que expiraba este jueves, y anunció el levantamiento total de la medida.

«Las Fuerzas Armadas seguirán garantizando la seguridad en Egipto», aseguró a Efe el portavoz del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, Mohamed Askar.

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De esta forma, Egipto pone fin a una situación de excepción que durante décadas dio cabida a la suspensión de las libertades de prensa y asociación, la ampliación de los poderes de los órganos de seguridad y la anulación de los derechos civiles y políticos con la excusa de la lucha antiterrorista.

Desde que entrase en vigor con motivo del asesinato del presidente Anuar el Sadat en 1981, la aplicación de la citada norma se fue extendiendo a lo largo del mandato de Mubarak, que la renovó por última vez en mayo de 2010 por un periodo de dos años.

Con motivo del primer aniversario de la revolución que desbancó del poder al «rais», la Junta Militar limitó en enero pasado la Ley de Emergencia a casos ligados con el vandalismo, pero faltaba el paso definitivo para certificar su final.

Ese gesto de los dirigentes militares fue recibido con satisfacción por el principal grupo de la cámara baja del Parlamento, el Partido Libertad y Justicia (PLJ), vinculado a los islamistas Hermanos Musulmanes.

En declaraciones a Efe, su portavoz, Ahmed al Sobaya, consideró que el fin del estado de emergencia «es uno de los logros más importantes de la revolución» que permite a Egipto liberarse del autoritarismo.

Al Sobaya recordó que, según la declaración constitucional provisional, vigente desde marzo de 2010, la Junta Militar es el único órgano que puede imponer el estado de excepción y, en caso de extenderlo más de seis meses, necesitaría el visto bueno del legislativo.

Aunque estaba previsto que el Parlamento discutiera hoy el asunto en una sesión, finalmente los grupos optaron solamente por acoger de buen grado la decisión de la Junta Militar.

«La Ley de Emergencia solo debe aplicarse cuando hay graves problemas de seguridad o catástrofes naturales», precisó a Efe Yusri Hamad, portavoz del partido salafista Al Nur, que ocupa un cuarto de los escaños de la cámara.

Desde que estallara la revuelta popular en Egipto, los grupos revolucionarios y de derechos humanos han protagonizado numerosas protestas y campañas para denunciar el estado de emergencia bajo el cual -criticaron- las fuerzas del orden y las autoridades cometían excesos contra los civiles.

Más allá del levantamiento de esta medida, la organización Human Rights Watch (HRW) exigió hoy la liberación de 188 personas que permanecen detenidas bajo esas circunstancias de excepción.

La representante de este grupo de derechos humanos en Egipto Heba Morayef solicitó a los diputados que tomen medidas para acabar con todas las prácticas relacionadas con la Ley de Emergencia, como los juicios en los llamados Tribunales de la Seguridad Estatal de Emergencia.

Asimismo, pidió, en declaraciones a Efe, que estos procesos sean trasladados de manera inmediata a la Fiscalía, que a su vez tendría que derivarlos a la Justicia civil.

El fin del estado de emergencia llega en una etapa crucial de la transición democrática en Egipto, donde esta semana pasaron a la segunda vuelta electoral dos candidatos presidenciales que suscitan recelos en amplios sectores: Mohamed Mursi, de los Hermanos Musulmanes, y Ahmed Shafiq, último primer ministro de Mubarak.

Está previsto que el próximo sábado un tribunal dicte sentencia contra el expresidente y varias figuras de su entorno por la matanza de manifestantes en la revolución y diversos delitos de corrupción, lo que podría añadir todavía más tensión al ambiente.

Belén Delgado

El Cairo, 31 may (EFE).- El político islamista moderado Abdelmoneim Abul Futuh, derrotado en la primera vuelta de las elecciones presidenciales egipcias, condicionó hoy su apoyo en la segunda ronda al aspirante islamista Mohamed Mursi, a la formación de un Gobierno de coalición encabezado por un independiente.

En un comunicado publicado en su página web oficial, Abul Futuh, un islamista moderado exmiembro de los Hermanos Musulmanes, manifestó que tiene un plan de cuatro puntos que fomenta «la unión y protege la patria de los riesgos», ante los intentos de «secuestrar la revolución».

Los egipcios tendrán que elegir en la segunda vuelta de los comicios -los próximos 16 y 17 de junio- entre Mursi, candidato de los Hermanos Musulmanes, y el general retirado Ahmed Shafiq, último primer ministro de la era del depuesto presidente Hosni Mubarak (1981-2011).

Abul Futuh, que quedó cuarto en la primera ronda electoral con un 17% de los votos, propuso en su plan la formación de un gobierno y de una Asamblea Constituyente de consenso.

El Ejecutivo deberá estar encabezado, según este político islamista, por una personalidad que no pertenezca al mayoritario Partido Libertad y Justicia (PLJ), de Mursi, mientras que los ministerios importantes deben asumirlos tecnócratas.

En cuanto a la comisión que deberá redactar la nueva Constitución, exigió que refleje la diversidad social y tenga un porcentaje considerable de juristas y expertos constitucionales.

Abul Futuh pidió que la citada Asamblea Constituyente se forme antes de la segunda vuelta y que esté presidida por una personalidad de relevancia pública y emita sus resoluciones con un acuerdo de dos tercios de sus miembros.

Otro de los requisitos es la designación de dos vicepresidentes con poderes definidos, que compongan junto al jefe de Estado la institución presidencial, para evitar que una sola persona aglutine todo el poder, como durante el mandato de Mubarak.

Además, su plan estipula que el presidente debe anunciar su independencia de cualquier partido político. Sin embargo, Mursi es el candidato del PLJ.

Los candidatos presidenciales derrotados, entre ellos Abul Futuh, el izquierdista Hamdin Sabahi, y el ex secretario general de la Liga Árabe Amro Musa, están llevando a cabo una serie de reuniones esta semana para alcanzar una postura unificada.

Todos han rechazado apoyar a Shafiq, por considerarle un miembro del antiguo régimen, pero condicionan también su apoyo a Mursi, ante el temor de que los Hermanos Musulmanes controlen todos los resortes del poder.

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