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La crisis condiciona el referéndum irlandés sobre el pacto de estabilidad

Dublín, 30 may (EFE).- La crisis económica condiciona el referéndum irlandés de mañana sobre el Pacto de estabilidad presupuestaria europeo, motivo por el que los detractores de este acuerdo de la Unión Europea creen que el electorado votará a favor.

«Un alto porcentaje dirá que ‘no’, pero sé que muchos de los que votarán lo harán con el corazón dividido y con miedo», aseguró a Efe la diputada del Sinn Fein, Mary Lou McDonald, dejando entrever una posible victoria de los partidarios del texto comunitario.

Los últimos sondeos otorgan al «sí» un apoyo del 39 % y al «no» un 30 %, mientras otro 22 % del electorado se declara indeciso y un 9 % no tiene intención de acudir a las urnas en este referéndum, cuyo resultado no influirá en la entrada en vigor del tratado.

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McDonald, exparlamentaria europea y portavoz para Asuntos Europeos, aseguró que, durante la campaña, la «gran mayoría» de la ciudadanía le ha transmitido su desacuerdo con la dirección que quiere tomar Bruselas para salir de la crisis, poniendo un «exagerado» énfasis en las políticas de austeridad.

El mensaje de los partidarios del tratado ha calado porque -sostiene- «la gente lo está pasado mal, la situación es difícil» y el Gobierno ha recurrido a «la estrategia del miedo» para tratar de ratificar un tratado «que no arreglará las cosas».

«Pase lo que pase, el viernes nos levantaremos con los mismos problemas, no solucionaremos el problema de deuda y seguirán primando las medidas de austeridad en vez de las que pueden generar crecimiento», afirma la dirigente izquierdista.

En las calles de Dublín, un significativo número de los consultados por Efe apoya la postura del «no» del Sinn Fein, la cuarta fuerza política nacional, pero a la que los últimos sondeos sitúan ahora como el segundo partido más popular del país.

No obstante, no se detecta apetito entre el electorado para castigar en las urnas a un Gobierno que ha impuesto durísimos recortes desde que Irlanda aceptó a finales de 2010 un rescate de la UE y el Fondo Monetario Internacional cuantificado en 85.000 millones de euros.

El Ejecutivo de coalición entre conservadores y laboristas ha advertido de que el rechazo al texto comunitario no impedirá su entrada en vigor, pues solo necesita el apoyo de 12 países miembros, aunque sí perjudicaría la posición del país en la zona euro y provocaría el descarrilamiento de su programa de ayuda.

El Gobierno reconoce que Europa necesita medidas de estímulo como contrapeso a las de austeridad, pero recalca que, en caso de necesidad, Irlanda no tendrá acceso a los fondos del Mecanismo Europeo de Estabilización Financiera si vence el «no» en la consulta de mañana.

No es un mensaje «positivo o tranquilizador», señala McDonald, sobre todo cuando el país prevé regresar a los mercados internacionales de deuda en 2013 para buscar fuentes de financiación independientes.

«Si el Gobierno está preocupado porque el rechazo al tratado cerraría el grifo de la ayuda europea, lo que tiene que hacer es regresar a Bruselas y trabajar para renegociar un texto que ahora mismo penaliza a sus miembros», argumenta la diputada del Sinn Fein.

Dublín no contempla esa posibilidad, de igual manera que ha descartado celebrar otra consulta popular en caso de derrota.

En 2008, el año del comienzo de la grave crisis económica, los irlandeses ya rechazaron en una consulta popular el Tratado de Lisboa, aunque un año después dieron el «sí» a un texto modificado.

Y en 2002, los irlandeses aprobaron en las urnas el Tratado de Niza, pero solo después de haber dicho «no» un año antes y obligar a introducir ciertos cambios en ese texto.

Ahora no hay «Plan B» porque, a diferencia de otros plebiscitos, en esta ocasión el proyecto europeo seguirá adelante con o sin la aprobación de Irlanda.

Javier Aja

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