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Máximo Cajal dice que la quema de la Embajada española en Guatemala fue una película de horror

Guatemala, 25 abr (EFE).- El asalto y quema de la Embajada de España en Guatemala en 1980 por las fuerzas de seguridad del Estado, que causó 37 muertos, fue como «una película de horror», relató hoy desde Madrid por videoconferencia el entonces embajador español en este país, Máximo Cajal.

El diplomático, de 77 años, presentó su testimonio sobre lo ocurrido el 31 de enero de 1980 ante el juez de la Audiencia Nacional española Santiago Pedraz, declaración que fue retransmitida al Juzgado Undécimo Penal de Guatemala, que investiga ese incidente.

Según Cajal, un grupo de campesinos indígenas, acompañados por universitarios, ocuparon de forma pacífica la legación española con el objetivo de «denunciar» ante la comunidad internacional la represión militar de la que eran víctimas los pobladores del noroccidental departamento de Quiché.

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En su testimonio, el exembajador dijo desconocer si el incendio en la sede diplomática se declaró al activarse uno de los cocteles molotov que llevaban los campesinos o si el fuego fue provocado desde fuera por las fuerzas de seguridad.

Según Cajal, los agentes de la Policía Nacional, «armados con metralletas y hachas», rodearon la sede diplomática y, aunque él intentó comunicarse con las autoridades para pedir la retirada de las fuerzas de seguridad, no obtuvo respuesta.

«Se oyeron unos disparos y en ese momento inició el incendio», relató.

Destacó que las autoridades guatemaltecas impidieron la entrada de los cuerpos de socorro a la sede diplomática para prestar auxilio a las víctimas, y afirmó que la mitad de ellas murieron calcinadas y el resto por heridas de bala.

Cajal y el campesino guatemalteco Gregorio Yujá fueron los dos únicos supervivientes del asalto, pero este último fue secuestrado dos días después y su cuerpo, torturado, fue encontrado el 2 de febrero de 1980 en la rectoría de la Universidad de San Carlos.

En la diligencia judicial también prestaron testimonio Beatriz de la Iglesia, esposa del exembajador, y Pedro Bermejo, quienes denunciaron las amenazas y acoso que sufrieron los diplomáticos españoles en Guatemala durante los días posteriores a la quema de la legación.

Estos testimonios, que fueron aceptados por el tribunal como «pruebas anticipadas», forman parte del proceso judicial que se sigue contra el exjefe del Comando Seis de la desaparecida Policía Nacional Pedro Arredondo, a quien se responsabiliza de haber dirigido el grupo de agentes que participó en el asalto.

Arredondo es la única persona detenida y procesada por este hecho, aunque desde diciembre del año pasado el juzgado que conoce el caso emitió una orden internacional de captura con fines de extradición contra el entonces ministro guatemalteco del Interior, Donaldo Álvarez Ruiz.

La diligencia judicial se celebró a petición de la premio Nobel de la Paz 1992, la líder indígena guatemalteca Rigoberta Menchú, quien presentó una querella contra una decena de antiguos altos cargos guatemaltecos por el asalto a la Embajada española.

Vicente Menchú, padre de Rigoberta Menchú Tum, fue una de las 37 víctimas del asalto, entre las que figuran también el cónsul español Jaime Ruiz del Árbol y los empleados de la embajada Felipe Sáenz y María Teresa Vázquez de Villa.

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