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El Tribunal Supremo muestra escepticismo sobre el seguro médico obligatorio en EE.UU.

Washington, 27 mar (EFE).- El Tribunal Supremo de EE.UU. mostró hoy escepticismo sobre la constitucionalidad de exigir un seguro médico a la mayoría de estadounidenses a partir de 2014, una parte clave de la reforma sanitaria promulgada por el presidente Barack Obama hace dos años.

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En su segundo día de audiencias sobre la reforma sanitaria, que Obama logró arañar al Congreso en marzo de 2010, los nueve magistrados escucharon los argumentos orales sobre la obligatoriedad del seguro médico, el asunto más polarizante de esta ley.

En EE.UU., la mayoría de los trabajadores obtienen cobertura médica mediante sus empleadores. La reforma sanitaria estipula que a partir de 2014, quienes no tengan seguro o cobertura médica a través de los programas de beneficencia pública como «Medicaid» y «Medicare», tendrán que adquirir uno o afrontar una multa.

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La audiencia dejó en claro que la Administración Obama afrontará una lucha cuesta arriba para defender esa parte de la reforma, e incluso es más probable que el Tribunal Supremo la declare anticonstitucional en su dictamen en junio próximo.

Los detractores de la reforma sanitaria, en su mayoría republicanos y grupos conservadores afines, argumentan que el Gobierno federal «se ha pasado de la raya» al exigir que los estadounidenses compren un producto contra su voluntad.

Sus partidarios replican que el objetivo es reducir los gastos de salud y garantizar la cobertura médica para unos 50 millones de personas que no tienen un plan médico, y que nadie tendría que cancelar o cambiarse de seguro.

La cláusula afectaría a unos 26 millones de personas sin seguro médico, según un análisis del Instituto Urbano. De ese total, cerca de ocho millones recibirían cobertura a través de otros programas federales, y otros once millones subsidios para costearse un plan privado.

Alrededor de siete millones estarían sujetos a multas y no accederían a los subsidios federales, según ese análisis.

En declaraciones a Efe, el senador republicano de Utah, Mike Lee, que estuvo en la sala de audiencias, dijo que es probable que cuatro de los nueve magistrados del Supremo -todos de corte conservador- voten contra el seguro médico obligatorio.

«No diría que los jueces son predecibles pero, en base a las preguntas que hizo, por ejemplo, el juez (Samuel) Alito, me pareció que mostró mucho escepticismo de que el Congreso pueda exigir la compra de determinado seguro médico», señaló.

El juez Anthony Kennedy, considerado como el «voto bisagra», interrogó al abogado del Gobierno ante el Supremo, Donald B. Verrilli, sobre si el Gobierno trazaría límites para exigir la compra de otros productos y servicios.

Verrilli explicó que la idea de la reforma sanitaria es regular la actividad del público en el mercado actual de planes médicos, y no adentrarse en campo inexplorado.

Por su parte, los cuatro jueces considerados «progresistas», parecieron decantarse por la idea del Gobierno de Obama de que el Congreso tiene, bajo una cláusula de la Constitución, el derecho de regular el seguro médico.

La jueza Sonia Sotomayor, la primera latina en la historia del Tribunal Supremo, hizo preguntas relacionadas con la obligatoriedad de comprar un seguro de automóvil, una potestad que recae en los Gobiernos estatales.

En paralelo a la audiencia, grupos a favor y en contra de la reforma sanitaria protagonizaron por segundo día consecutivo ruidosas protestas en las gradas del Tribunal Supremo.

Con carteles, himnos y consignas, los partidarios insistieron en que la salud es un «derecho humano», mientras los detractores, en su mayoría del movimiento conservador «Tea Party», intentaban sofocar sus voces gritando que la reforma es una inaceptable intromisión del Gobierno.

«Es una idea que tiene gran sentido económico porque se reducirán los costos de salud y todos tendrán cobertura. Nadie tiene garantizado que no se va a enfermar o a necesitar un seguro y ahora mismo, los contribuyentes terminamos pagando muy caro por los que no tienen seguro», dijo a Efe Maggie Rheinstein, activista del grupo «Planned Parenthood».

Pero Maggie Silva, una activista de origen cubano del movimiento «Tea Party», dijo que la Constitución «no dice que el Gobierno tenga que garantizar cobertura» médica, y el Congreso «no puede imponer su voluntad sobre la gente».

Mañana será el último día de audiencias ante el Supremo, y estará dedicado al tema de la expansión del programa «Medicaid», que ofrece cobertura a los ciudadanos de bajos recursos.

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