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Niños de la guerra: herida incurable en Sudán del Sur

África. PUBLIMETRO investigó la manera como viven los niños soldados, cuyo futuro luce sin esperanzas debido a la crueldad de su oficio

A los 14 años, Emmanuel nunca había asistido a la escuela. Probó el chocolate por primera vez a la edad de 15 años. 

Emmanuel fue soldado la mayor parte de su infancia para el Ejército de Liberación para el Pueblo Sudanés (Sudan’s People Liberation Army),  en el sur de Sudán a finales de los 80 y principios de los 90.

Sólo contaba con nueve años de edad cuando aprendió a usar un fusil ruso y le explicaron cómo matar personas. 

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Sin embargo, Emmanuel corrió con suerte. A los 14 años, en un campo de refugiados, conoció a un trabajador social británico quien secretamente lo matriculó en un colegio en Kenia. 

Hoy, Emmanuel Jal es un cantante rapero con éxito que ha tenido presentaciones con los pesos pesados de la música como Peter Gabriel, ha grabado tres discos, escrito un libro, protagonizado una película y es el líder de una organización en Sudán, cuya misión es la de ayudar a niños que han sufrido su mismo trauma. 

“Era un niño trastornado. Solía meterme en problemas y tenía constantes  pesadillas. La música es mi medicina, es mi manera de hacer terapia, mis canciones cuentan mi historia”, dijo el famosos cantante a PUBLIMETRO. 

Las Naciones Unidas estiman que, alrededor de 300 mil niños participan en las guerras hoy en día. No obstante, declaran que las cifras exactas son imposibles de corroborar. 

Una vez finalizan las hostilidades, estos niños necesitan ayuda para recuperar la normalidad, retomar una rutina sana que no implique armas ni asesinatos. 

Según Unicef, desde 2005 se han desmovilizado cerca de tres mil niños de grupos armados, y 800 desde 2009 sólo en Sudán del Sur. En su gran mayoría, son niños varones de diez a 17 años de edad.

Los programas de rehabilitación duran de tres a cinco años y proporcionan a los niños educación, apoyo psicológico, se les enseña a desarrollar sus habilidades y se les ayuda a integrarse nuevamente en sus comunidades de origen. 

“Es muy difícil para estos niños rehabilitarse dado el enorme trauma que padecen, aunque es posible. He conocido a niños que han logrado romper con su pasado, han sabido aprovechar las oportunidades y ahora esperan lo mejor para sus vidas”, afirmó Yasmin Ali Haque, directora de Unicef en Sudán del Sur.

“Tenemos casos con enormes desafíos, especialmente cuando los niños han recibido un salario de los grupos armados. Ellos terminan cambiando dinero por educación”.

Los especialistas declaran que a pesar de que la rehabilitación no hará que los niños soldado olviden su pasado, les ayuda por lo menos a vivir con él. 

“Tienes que vivir y perdonarte a ti mismo. Prefiero no llorar ni lamentarme, sino usar mi energía para buscar las soluciones”, concluyó Yasmin Ali Haque, directora de Unicef en Sudán del Sur.

MWN

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