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El CICR confía en cumplimiento del nuevo calendario para las liberaciones

Bogotá, 23 mar (EFE).- El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se mostró hoy confiado en que el proceso de liberaciones de diez policías y militares secuestrados por las FARC, previsto para la semana próxima, no sufrirá tropiezos más que los que pueden originarse por el clima o las comunicaciones.

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«Tenemos confianza en que todo va a funcionar según lo previsto», dijo hoy a Efe el delegado del CICR en Colombia, Jordi Raich, en cuyas manos está la coordinación de la misión humanitaria.

Raich expresó su optimismo poco después de que el colectivo Colombianas y Colombianos por la Paz (CCP), encabezado por la exsenadora Piedad Córdoba, dijera hoy que esperaba de las FARC un pronunciamiento sobre el retraso en la puesta en marcha del proceso.

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El jueves, Raich y la misma Córdoba informaron de que la activación del operativo, en el que Brasil facilita la logística, se retrasaba del 26 de marzo a unos días más tarde.

El plan, según dijeron, es que el día 28 la misión del CICR viaje a Brasil, que el 29 los helicópteros de ese país entren a Colombia y que el 30 se lleve a cabo el primer vuelo para recoger de la selva a un grupo de cautivos.

Un comunicado del CCP advirtió este viernes de la necesidad de que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) fijen su postura frente al nuevo calendario.

La fecha original del 26 de marzo para activar la misión «no ha sido modificada por la insurgencia», según la nota del grupo civil, al que las FARC han entregado de manera unilateral desde 2008 a una quincena de políticos, militares y policías secuestrados.

El mismo colectivo explicó que «las fechas del 30 de marzo y 1 de abril, anunciadas y que fueron propuestas por quienes tienen a cargo el operativo de las liberaciones, obedecen a cuestiones de logística y de seguridad».

La incertidumbre en torno a la fecha fue creciendo a lo largo de la jornada e incluso obligó al CICR, al Gobierno y a CCP a convocar una nueva reunión ya entrada la noche.

Antes de la reunión, Córdoba insistió: «La fecha (del 26 de marzo) no se puede cambiar bajo ninguna circunstancia si no hay una decisión de las FARC. Son ellos los que colocaron la fecha. Fue una fecha muy rápida y estamos aquí mirando a ver qué hacemos. Es malo porque es muy rápido y malo porque es muy tarde, entonces no sabe uno qué hacer».

Sin embargo, las partes elaboraron un comunicado conjunto que Raich leyó tras la reunión y según el cual se acordó mantener la fecha oficial del inicio de las operaciones para el 30 de marzo mientras aguardan conocer un eventual pronunciamiento de las FARC al respecto.

Horas antes, el delegado del CICR había dejado claro que el 30 de marzo «es la fecha más realista» para la liberación de los primeros secuestrados.

Raich señaló que para la entrega de todos los rehenes serán necesarias dos misiones y advirtió de que la operación dependerá de que las condiciones meteorológicas sean favorables, de que las aeronaves no presenten problemas mecánicos y de que no se presenten equívocos sobre coordenadas en las comunicaciones con los rebeldes.

«Nosotros trabajamos con una entrega el día 30 y luego tiene que haber un día de por medio por cuestiones de notificaciones de seguridad, y la segunda entrega el día 1 de abril», precisó el delegado del CICR.

A pesar de todo, Raich insistió en que todo este proceso ha avanzado de manera consensuada con las partes implicadas, incluidas las FARC, que el pasado fin de semana anunciaron que habían dado aprobación al protocolo de seguridad adoptado para la operación.

«Creo que todas las partes están dispuestas a cumplir, todos hemos firmado, todos hemos acordado, las FARC-EP también dieron el visto bueno al protocolo», enfatizó Raich.

Los secuestrados en trance de liberación son cuatro militares y seis policías que las FARC hicieron cautivos de 1998 a 1999, en distintos ataques.

El grupo lo componen los militares Luis Alfonso Beltrán Franco, Luis Arturo Arcia, Robinson Salcedo Guarín y Luis Alfredo Moreno Chagüeza, y los policías Carlos José Duarte, César Augusto Lasso Monsalve, Jorge Trujillo Solarte, Jorge Humberto Romero, José Libardo Forero y Wilson Rojas Medina.

El proceso para su puesta en libertad inició a finales de noviembre de 2011, luego de que las FARC dieran muerte a cuatro cautivos en represalia por una supuesta operación militar de rescate en el sur del país, y tomó un nuevo aire el 26 de febrero siguiente.

Ese día, las FARC anunciaron la entrega, de una sola vez y no gradualmente, de estos últimos diez rehenes y su renuncia al secuestro de civiles con fines económicos.

Bogotá, 23 mar (EFE).- El operativo de liberación de diez secuestrados por las FARC que coordinará el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) la semana próxima en Colombia coloca a este organismo ante una de sus misiones humanitarias más complejas en el mundo.

Así lo expresó en una entrevista con Efe el delegado en Colombia del CICR, el español Jordi Raich, quien, tras 25 años liderando misiones en trágicos conflictos de Asia y África, asumirá en Colombia una tarea de gran responsabilidad: devolver a la libertad a diez policías y militares secuestrados entre 1998 y 1999.

Ese largo cautiverio ha otorgado a estos colombianos el récord de ser las personas que más tiempo llevan secuestradas en el mundo, algunos de ellos con 14 años aislados en las selvas de Colombia.

«Colombia está entre las diez mayores operaciones» del CICR y es uno de los lugares del planeta donde lleva a cabo las misiones «más complejas», ocupando el primer puesto en América Latina, matizó Raich.

Eso «refleja el nivel de violencia» y «un desgraciado reflejo de la realidad», indicó, al comparar la labor en Colombia con lugares como Congo o Afganistán.

Y prueba de ello es que el CICR tiene en Colombia más de 60 funcionarios expatriados, 13 oficinas y 300 trabajadores colombianos.

Para su próxima misión, trabaja con los Gobiernos de Colombia y de Brasil, ya que éste último prestará los helicópteros y las tripulaciones que recogerán a los cautivos; así como con el grupo Colombianos y Colombianas por la Paz (CPP), mediador con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Según Raich, lo positivo frente a realidades en otros lugares es que en Colombia todas las partes confían en el CICR; lo que facilita la labor humanitaria.

«Tenemos buenas relaciones con el Gobierno y con las otras partes en conflicto y, en general, se acepta nuestro rol, lo que nos permite trabajar y a fin de cuentas poder llegar a las víctimas», manifestó.

El coordinador del CICR, un catalán que asumió su cargo en Colombia en septiembre de 2011, explicó así la filosofía del organismo, con sede en Ginebra: «trabajar en medio de dos partes que están en conflicto o por las razones que sea no tienen contactos o relaciones».

Entre sus labores está coordinar la entrega de secuestrados, intercambio de prisioneros, recogida de restos de desaparecidos o transmitir mensajes.

Esa confianza ganada es resultado de «unos principios de neutralidad, independencia, que se guardan de forma muy estricta», pero también «del aval de toda una historia, de más de un siglo de trabajo, del respaldo internacional», y en el caso de Colombia de una labor de 30 años, apuntó.

Recordó como en 2008, durante la Operación Jaque, por la que el Ejército colombiano rescató a 15 secuestrados, entre ellos la excandidata presidencial Ingrid Betancourt, y usó logotipos del CICR para engañar a las FARC, la institución humanitaria sufrió la pérdida momentánea de la confianza por parte de los guerrilleros.

Por eso tildó aquel hecho de «abuso del emblema» por parte del Gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe.

«Nosotros dejamos claro que no participamos en eso, que fue un abuso del emblema, pero el tiempo termina apaciguando las cosas y devolviendo todo a su lugar; y el hecho de que seamos aceptados por todas las partes como intermediario neutral así lo demuestra», remarcó, al insistir en que «la confianza es algo que se la gana uno día a día, nunca se gana de por vida».

Raich también se comprometió a seguir trabajando en Colombia por el resto de secuestrados y que la ONG País Libre cifra en más de 400 a manos de distintos grupos armados, más allá de los uniformados que las FARC se ha comprometido a liberar en los próximos días.

«Nadie sabe cuantas personas hay en esa situación, nosotros seguiremos preocupándonos de ellos (…), nuestro trabajo no termina con estas liberaciones», prometió.

Raich concluyó que sólo espera que la liberación de los diez policías y militares, que calificó de «simbólica e importante», a partir del próximo 30 de marzo, sea «una señal que vaya a algo más, a una pacificación, a unas discusiones, a un futuro mejor, a una Colombia con menos violencia».

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