mundo

Betancourt y Rojas rehacen su vida 10 años después de su secuestro por parte de FARC

Bogotá, 23 feb (EFE).- Las colombianas Íngrid Betancourt y Clara Rojas se refugian en sus familias y en proyectos personales para rehacer sus vidas una década después de su secuestro por las FARC, hecho que se convirtió en noticia en todo el mundo e hizo visible la tragedia del cautiverio en Colombia.

PUBLICIDAD

Aunque prefieren celebrar el aniversario de su liberación, que lograron en 2008, ambas se enfrentaron hoy al recuerdo de aquel fatídico 23 de febrero de 2002, cuando la guerrilla les robó seis años de su vida y frustró sus aspiraciones políticas: Íngrid era entonces candidata a la Presidencia y Clara a la Vicepresidencia.

Una vez en libertad, Betancourt se cortó la trenza que popularizó su imagen en cautiverio y ahora vive en París, aunque viaja con frecuencia a Nueva York y a la ciudad británica de Oxford, donde estudia teología y griego antiguo.

Recomendados

Según reconoció en una entrevista a la revista colombiana Bocas hace unos días, tuvo que esperar hasta hace sólo dos meses para «sentir que ya estaba en la vida» y ver los resultados de su tratamiento psicológico.

También los efectos de su producción literaria, plasmada en el libro «No hay silencio que no termine», y de una película sobre su vida, que está en curso y podría ver la luz próximamente.

Para Clara, sin embargo, la superación de las cadenas del secuestro llegó al poco tiempo de ser liberada, según se jactó en una entrevista con Efe.

«Cuando me liberaron yo salí del país por unas semanas y estuve en la playa. Y un día muy temprano vi ese sol tan lindo frente al mar, con los pies descalzos en la arena y me dije: ‘esto ya es la libertad'», recordó antes de matizar que la escritura también ha contribuido a liberarle.

Y agregó que «la mejor terapia» ha sido compartir tiempo de calidad con su hijo Emmanuel, fruto de una supuesta relación consentida con un guerrillero durante el cautiverio, al que tuvo con ella por algunos meses en la selva hasta que se lo arrebataron.

Sólo recuperó a su hijo cuando fue liberada, en 2008, cuando el Gobierno lo encontró en una casa de acogida, a donde llegó de manos de una familia campesina, a la que supuestamente las FARC se lo entregaron.

Esa historia ha inspirado una producción cinematográfica que pronto se estrenará y que está protagonizada por el actor español Luis Tosar y la actriz colombiana Martina García.

Pero la forma en que fueron secuestradas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) también ha aireado escenas dignas de un guión cinematográfico.

El exmarido de Betancourt, Juan Carlos Lecompte, que hacía parte del partido por el que se postulaban a la Presidencia en 2002, comentó en una entrevista con Efe que el secuestro «se pudo haber evitado» si el Gobierno las hubiera respaldado.

Lecompte reconoció que tuvo algo de irresponsable la incursión de las dos mujeres en la región del Caguán, sólo días después de que el Gobierno del entonces presidente Andrés Pastrana declarara el fin de la desmilitarización de ese territorio que había sido concedido a la guerrilla durante más de tres años para un fallido diálogo de paz.

Pero dada la coyuntura electoral a ambas les pareció conveniente iniciar la gira, «lo que se podría haber evitado», insistió Lecompte, si el Gobierno las hubiera llevado en un helicóptero que habilitó para periodistas hasta la localidad de San Vicente del Caguán.

«Si no me hubieran quitado los escoltas, no nos hubieran secuestrado», sostuvo Betancourt recientemente a la revista Bocas, asunto sobre el que Clara prefiere no referirse tras haber reconocido en el pasado que aquella decisión de adentrarse en el Caguán fue una «quijotada».

Más allá de la imprudencia de ambas, lo que ha demostrado el tiempo es que los seis años de cautiverio no les acercó desde el punto de vista personal, sino más bien las separó.

Lecompte recordó que antes del secuestro eran compañeras de trabajo, pero nunca amigas, por lo que no dio mayor valor a las especulaciones sobre el deterioro de su relación.

Y Rojas admitió que no mantiene relaciones personales con ningún compañero de cautiverio, mientras que Íngrid reveló que, pasados diez años, de vez en cuando habla con algunos de los liberados, como el exparlamentario Luis Eladio Pérez y el contratista estadounidense Mark Gonçalves. EFE

Ana Gómez

Tags

Lo que debe saber

Lo Último