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Berlín, 23 feb (EFE).- La canciller alemana, Angela Merkel, pidió hoy perdón y Alemania rindió un homenaje de desagravio a las 10 víctimas mortales, nueve de ellas extranjeras, de la célula terrorista neonazi NSU, descubierta el pasado noviembre y cuya existencia conmocionó al país.
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Mientras la canciller presidía un acto de Estado ante 1.200 invitados en el Konzerthaus de la capital alemana, los transportes públicos de ciudades como Berlín y Hamburgo paraban un minuto, que igualmente era guardado en silencio en fábricas, empresas y centros educativos de toda Alemania.
La cadena de crímenes cometidos por la célula neonazi «Clandestinidad Nacionalsocialista» (NSU) entre 2000 y 2007 sin que la policía sospechara de su existencia «carece de precedente en nuestro país», dijo Merkel ante los asistentes al acto, entre ellos los familiares de los pequeños comerciantes, ocho turcos y uno griego, y la policía alemana asesinados por el comando terrorista.
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La canciller pidió expresamente perdón por las sospechas despertadas por los investigadores de los asesinatos, quienes llegaron a involucrar a las víctimas en mafias criminales para explicar los crímenes, cometidos siempre con disparos a bocajarro.
«Haremos todo lo posible por esclarecer completamente los asesinatos y que los culpables reciban su justo castigo», dijo Merkel, quien subrayó que los crímenes de la célula terrorista «fueron un atentado contra nuestro país. Son una vergüenza para nuestro país».
Conmovedoras resultaron las intervenciones de Ismail Yozgat, quien contó como su hijo falleció en sus brazos al ser tiroteado en el «cibercafé» que gestionaba y las de las jóvenes Semiya Simsek y Gamze Kubasik, quienes explicaron la conmoción familiar que supuso ver a sus padres muertos acusados de ser criminales por la policía.
De origen turco, Yozgat rechazó toda ayuda económica, pero exigió justicia -en la que dijo confiar-, el nombre de su hijo para la calle en la que murió y la creación de una fundación en memoria de los diez muertos que conceda un premio de Derechos Humanos y dedique sus ingresos a la lucha contra el cáncer.
«Durante 11 años no hemos podido ser víctimas con la conciencia tranquila», dijo Semiya Simsek, hija de un florista turco asesinado por los neonazis en 2000, además de reclamar esfuerzos de las autoridades alemanas «para que esto no vuelva a suceder».
Además de familiares de las víctimas, al Konzerthaus acudieron los mas altos representantes de todos los órganos constitucionales alemanes como señal de la unidad ante cualquier forma de xenofobia o racismo, así como miembros del parlamento turco y de organizaciones sociales que luchan contra la xenofobia y el extremismo de derechas.
El homenaje se amplió además a las dos víctimas que resultaron gravemente heridas en sendos atentados con bomba cometidos por la célula de la NSU y a todas las víctimas de la violencia de extrema derecha en Alemania.
Para acompañar el acto, la Orquesta de la Universidad de las Artes de Berlín interpretó piezas de Johann Sebastian Bach y Cemal Resit Rey, precursor del modernismo clásico en Turquía, así como un arreglo especial de las canciones «Fragile» de Sting e «Imagine» de John Lennon.
La organización autodenominada «Clandestinidad Nacionalsocialista», un comando terrorista constituido por tres personas, se formó en 1998 y hasta su descubrimiento en 2011 actuó en el mas absoluto anonimato asesinando ciudadanos extranjeros, colocando bombas y atracando bancos.
No fue hasta el suicidio el 4 de noviembre de 2011 de Uwe Böhnhard y Uwe Mundlos, en la localidad germano oriental de Eisenach al verse acosados por la policía tras un atraco bancario, en que la policía descubrió la existencia de la célula de la NSU.
Además de los dos hombres, el grupo lo completaba una mujer, Beate Zschäpe, quien se entregó a las autoridades tras volar por los aires la vivienda en Zwickau, también en el este de Alemania, que servía de refugio y base para el trío asesino, varios de cuyos colaboradores se encuentran igualmente en prisión preventiva.