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Los 10 planes que las mujeres odian hacer con los hombres

Al igual que los hombres, las mujeres tampoco son muy felices a la hora de realizar algún plan que los involucre y que no los divierta tanto como a sus parejas. Por eso, y basados en la respuesta que dieron nuestras tuiteras, recopilamos las 10 cosas que ellas quisieran hacer… pero solas.

1. Ir de compras. Aparte de tener que soportar los gruñidos y pataleos sutiles provocados por el afán de salir de ahí, ellas tienen que escuchar comentarios hechos exclusivamente para convertir la experiencia de shopping en toda una pesadilla. Desde las alusiones referidas al precio de la prenda, hasta ciertas cosas que dicen,  hace  que relajarse sea imposible. Comentarios como «ya tienes tres de esos» o «te ves muy vieja/rara con ese vestido caro/loco/feo», no son lo que la mayoría quiere escuchar.

2. Sesiones de belleza. Es un despropósito llevar a un hombre a una peluquería a menos de que él mismo se realice algún procedimiento estético. Sucede lo mismo que con el shopping: comenzará a mirar el reloj, y a hacer gestos de impaciencia que aumentan el estrés de su pareja. Y eso es algo que una pila de revistas no soluciona por más de varios minutos.  Por supuesto, al final puede que la avergüence «¿Tanto tiempo y tanta plata solo por eso?». Sin comentarios.

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3. Ver comedias románticas/telenovelas. Sí, los hombres también ven telenovelas, también pueden ver Orgullo y Prejuicio, pero si les ponen a escoger entre la sutil elocuencia de  Mr. Darcy y El Transportador echando bala, gana irremediablemente, y por mayoría, el segundo. Lo aburrido no es tener que ver sus gestos de hastío. Los comentarios burlones sobre la trama son peores. Desde el «bah, estos se mueren y estos se casan, no sé por qué ves algo tan predecible», hasta «¿Por qué cantan y bailan en medio de la calle?, es tan estúpido» (en el caso de los musicales), le quitan toda la magia y sentimentalismo al momento.

4. Comer. Hacer dieta no es malo. Antes, puede ser considerado un motivo que ayuda a probar la voluntad. El problema surge cuando ellos lo ven como algo malo y se molestan porque ella solo pide ensalada. O si ella tiene que probar la hamburguesa, la maxi malteada y las papas grasientas por cortesía. Adiós dieta y  los 30 minutos infartantes en la elíptica de ese día.

5. Hacer vueltas: Las mujeres son multitarea. Ellas pueden estar sacando el extracto por Internet y llamando al CADE mientras hacen cola en el banco. El problema es cuando a ellos se les ordena hacer estas tres cosas, y alguna cosa confunden (casi siempre). Pero no todo acaba ahí. Los fines de semana que se pasan enteros en una visita eterna al señor de los repuestos, al mecánico, o yendo a lavar el carro, pueden ser un fastidio si la mujer no está interesada en el tema.

6. Comprar mercado. Así como hay hombres relajados con el tema, hay otros que llevan con medidor los precios, y están pendientes de cada cosa que se consume. Así mismo, no falta el hombre que aún tiene dentro de sí a su niño interior. Si no hay galletas Oreo, o Yogo- Yogo, se arma la de Troya. Aunque sea por unos minutos.

7. El «divertido» oficio. La mayoría de las veces, un oficio simple (como  tender la cama), termina convertido en una chapuza. Pero es más preocupante  cuando él desea parecerse a Bob el Constructor y termina de inundar toda la casa por sus nulos conocimientos de plomería.

8. Planes ajenos a sus intereses. Si a ella no le gusta el fútbol, ¿para qué invitarla a ver el partido de la Champions, y verla fingir interés? Si a ella no le gusta trotar, o jugar bolos, o billar, ¿para qué forzarla a, de nuevo, fingir interés sobre el asunto? Lo mismo pasa con el control del televisor. Olvídese del arrunche si ella es estilosa y ama series como Mad Men, y odia los zombies de  The Walking Dead, serie que a usted le encanta. O peor aún, si va a ver toda la tarde golf o fútbol (si a ella no le gustan ninguno de los dos deportes, claro está).

9. Ella juega. Ella gana. Él lo odia. Hay mujeres que no son diestras a la hora de jugar con cualquier consola, pero hay muchas que se defienden, e incluso pueden ganarles a los hombres sin algún tipo de reparo. Ellos, por naturaleza, compiten para ganar. Cuando ella gana, llegó el drama. Comienzan a patalear diciendo que ella hizo trampa, que no es justo, o muchas veces tratan de cambiar de juego. Pero ella sigue ganando. Esto que hace que él se desconcierte, y ella se sienta mal por él. Puede ser por un buen tiempo, o por  solo un rato.

10. Oírlos hablar de  mujeres. Muchas mujeres se sienten ofendidas cuando los hombres hablan entre ellos sobre los atributos de sus congéneres mientras ellas están presentes. No solo por su descarnado juicio sobre las características físicas de cada una, sino por los términos comparativos que establecen a la hora de juzgar a cada una de ellas. Esto las desconcierta, más que todo si el grupo está compuesto de hombres que tienden a parecerse más a Danny de Vito que a  Brad Pitt.

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