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Las causas de las masacres en Colombia del 2020

Las cifras alarmantes del recrudecimiento de las masacres no vienen solas. Diversos actores denuncian que índices como el desplazamiento y otras violaciones de los derechos humanos se han incrementado en estos dos años. Y es que los ingredientes de esta receta parecen ser varios, que han hecho de este año una masa explosiva de dolor en el país.

Para Leonardo González, de Indepaz, las razones son varias y generalizar sería caer en un error, pero sí identifica patrones claros que muestran cierta sistematicidad en las masacres y el primero es en lo que confluyen muchos analistas de fenómenos del conflicto: la disputa territorial.

Reacomodación territorial de los actores criminales

“Lo primero es que hay territorios en disputa que dejaron las Farc tras su desmovilización y que se los pelean grupos residuales (disidencias de las Farc), Eln, narcoparamilitares, las Autodefensas Gaitanistas”, afirmó el analista.

En la misma vía, Ariel Ávila, de Pares Colombia, aseguró que “lo que se está viendo hoy es un fenómeno que llamamos ‘empate técnico negativo’ que consiste en que, al desmovilizarse un actor armado inicia una reacomodación criminal de los territorios. Es decir, los espacios que deja el grupo que tenía mayor dominio empiezan a ser campos de batalla para grupos más pequeños”.

Este fenómeno podría explicar las masacres desde un método clásico de la guerra para dominar a poblaciones enteras desde la enmarcación del terror.

“No hay nada que provoque más terror que una masacre. Lo que uno ve es que vienen y matan porque hacen control social y terminan usando estos métodos, entendiendo que otros grupos los usan. Si mi grupo rival hace una masacre, pues hago una más sanguinaria para mostrar quién soy”, indicó González.

Para Ávila, esta es una de las razones más importantes del recrudecimiento de las acciones violentas entre 2003 y 2005 con la desmovilización de las Auc, pues los territorios quedaron huérfanos y otros agentes ingresaron para quedarse con ellos, pero no solo por la tenencia de tierra, sino el dominio de las economías ilegales.

Las economías ilegales

“Todas las masacres están pasadas por el narcotráfico, por lo menos en Antioquia. Muchos dicen que el microtráfico, pero hay organizaciones que sacan 840 millones al mes de la droga, eso ya no es micro, eso es un gran fenómeno”, aseguró Luis Suárez, gobernador (e) de Antioquia, el departamento más afectado por las masacres en lo corrido del 2020.

El mindefensa, Carlos Holmes Trujillo, aseguró que la producción de cocaína es el problema.

“Cuando hay coca, hay más violencia; cuando hay coca, hay más muertos; cuando hay coca, hay más homicidios colectivos, por eso lo que tenemos que hacer es bajar el número de cultivos ilícitos. Estamos empeñados en sacar adelante la aspersión, estamos empeñados en la sustitución y en el desarrollo alternativo”, señaló en un consejo de seguridad en Antioquia hace tres semanas.

Para Ávila, este es un argumento y una estrategia pobre. “Confundir la lucha contra las drogas con un problema de seguridad demuestra que el Gobierno no sabe, no entiende y no quiere entender. No es solo el narcotráfico. En Colombia la guerra es por la madera, por la droga, por la minería, por la trata de personas. Para 2021 veremos que se van a bajar los cultivos ilícitos porque los ojos van a estar puestos en el oro que ha subido de precio y la gente va a dejar de cultivar coca para ir a agarrar oro. Veremos más asesinatos de líderes que protestan contra la minería ilegal”, indicó.

“Las masacres se incrementan porque los grupos criminales están haciendo seguridad para carteles de narcos y protegiendo la producción de la droga, pero en Colombia hay de todo. En el Pacífico hay una movida muy fuerte con el tema de las maderas, por ejemplo”, aseguró González de Indepaz.

Sin embargo, esta espiral de masacres y muerte deja ver otro tema y es el de la impunidad.

Impunidad

“Hasta donde tengo entendido, de las 14 masacres, solo hay resueltas hoy, unas seis, de parte de la Fiscalía. Si hay impunidad no hay temor (para cometerlas)”, señaló el gobernador Suárez.

Para Roy Barreras, copresidente de la Comisión de Paz del Senado, “los criminales ya no le temen ni a la ley, ni a Dios porque saben que no les va a pasar nada; saben que no hay estado del derecho y no respetan a nada ni a nadie. Por eso en casos como la masacre de Charco, Nariño (20 de septiembre), los asesinos salieron de la clandestinidad y se grabaron masacrando. No tienen respeto por la vida, ni temor”.

“Es que ese es otro problema. Cuando los actores sienten que no hay justicia pasan a ejercer lo que llamamos violencia activa, que consiste en mostrarse, en decir ‘fuimos nosotros, somos capaces de esto y no nos importa porque no hay justicia’”, apuntó González de Indepaz.

Desde la masacre de Samaniego, el pasado 15 de agosto, cuando el tema se hizo más visible ante la opinión pública y los medios, el fiscal Francisco Barbosa y el ministro de Defensa se han ocupado de los casos y la celeridad ha sido mayor, pero los resultados anteriores aún son inciertos en muchos de estos hechos.

 

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