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Del asesinato de Gaitán a los 70 años del fútbol profesional colombiano: así nació la Dimayor

El fútbol profesional colombiano nació en un hipódromo. Como si eso no fuera poco para catalogar a nuestro campeonato como especial, también hay que decir que buena parte de la responsabilidad de que hoy exista la Liga Aguila, antes conocida como Liga Postobón y durante tantos años llamada la Copa Mustang, se debe al asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.

Mientras en Argentina y Uruguay los campeonatos profesionales arrancaron al finalizar los años 20, en Brasil ya había ligas regionales 10 años antes y Perú tuvo su primer torneo en 1912, cuando en nuestro país el fútbol era una elegantísima moda de jóvenes adinerados de la capital, Colombia sólo pensó en el profesionalismo en los 40.

El espectáculo que representaba el fútbol y las ganancias que dejaban los partidos ocasionales o las temporadas contra equipos de otras regiones e incluso otros países había llevado a que aparecieran equipos en buena parte de las ciudades del país.

El Medellín, Huracán, y Municipal en la capital de Antioquia, Santa Fe y Municipal en Bogotá, Deportivo, América y Boca Juniors en Cali, Junior y Sporting en Barranquilla, Deportes Caldas y Once Deportivo en Manizales, y Samarios de Santa Marta, iban de una ciudad a otra y organizaron temporadas ininterrumpidamente de 1941 a 1948.

Carlos Serna, en su «Viejos tiempos del deporte», señala: «Después del cine y el teatro, el fútbol fue la tercera diversión que más atrajo la atención del público colombiano en 1942, según boletín de la Contraloría de la República dado a conocer en los primeros meses de 1943″, y si nos fijamos atentamente podemos ver que buena parte de los viejos estadios del país fueron construidos entre finales de los 30 y los 40.

Pero eso también eran años de tensión política. El fin de la «hegemonía liberal» y la llegada al poder del conservador Mariano Ospina había desatado la violencia en los campos, y la tensión se sentía en todas partes pues la creciente popularidad del liberal Jorge Eliécer Gaitán amenazaba con popularizar a la nación.

Días de trueno

Todo explotaría tras el 9 de abril con la muerte de Gaitán. El descontento popular llevó a potenciar la violencia (tanto así que empezó una era llamada ‘La Violencia’, con mayúsculas) y en las ciudades se recogían cuerpos de las calles y varios sectores habían quedado arrasados por el vandalismo.

Antes de que los ánimos reprimidos se calentaran de nuevo, el gobierno ordenó el 16 de abril que se reabrieran los teatros y empezaran las funciones de cine cuanto antes, y que los partidos de fútbol estaban permitidos.

De esta forma, el domingo 18 se llevó a cabo la inauguración del campeonato de fútbol de la Federación del Atlántico con «total solemnidad» y la presencia de 53 equipos, a pesar de que el sector comercial estaba hecho cenizas y que la iglesia de San Nicolás fue destruida.

El domingo 11 de abril, precisamente, estaba programado un doblete en El Campín entre Millonarios vs Libertad de Costa Rica y Santa Fe vs. Alianza Lima, partidos que fueron cancelados por la situación de la capital. Sin embargo, después del 16 Millonarios y Santa Fe decidieron jugar un partido a beneficio del ejército como homenaje a su labor patriótica en los días anteriores y, además, para darle entretenimiento a la ciudad tras los momentos difíciles que había pasado.

Igual pasó en el resto del país, se organizaron clásicos regionales o partidos atractivos para distraer al público y dar la sensación de que los problemas habían sido superados, y fue así como el 25 se enfrentaron en Manizales Deportes Caldas y Once Deportivo, en Cali Deportivo Cali y Boca Juniors, y en la capital de Antioquia Medellín y Alianza Lima, sin contar con que en Barranquilla se estaban jugando partidos domingos y miércoles en el marco del campeonato regional.

El 27 de junio los dirigentes de los equipos más populares de cada región, encabezados por Alfonso Senior de Millonarios, decidieron formar la Dimayor (División Mayor del fútbol colombiano) y organizar un campeonato profesional con partidos de ida y vuelta en cada ciudad participante, el cual daría el primer gran campeón del fútbol colombiano.

El campeonato arrancaría el 7 de agosto como un homenaje a la patria en esos difíciles momentos y se permitiría el ingreso de máximo dos equipos por ciudad. Un campeonato profesional que mantuviera todos los domingos un buen espectáculo en la ciudad fue aplaudido por la prensa de las capitales importantes por el beneficio deportivo y, sobre todo, social que le traería al país.

Sin embargo, por un problema logístico en el desplazamiento de algunas comitivas, les tocó aplazar el juego una semana. Sólo por ese detalle no celebramos el cumpleaños del campeonato al tiempo con el de la Batalla de Boyacá.


Ese 15.08.48.

Los equipos miembros de la Dimayor eran diez: Millonarios y Santa fe por Bogotá, América y Deportivo Cali por esa ciudad, Atlético Municipal y Deportivo Independiente Medellín por la capital de Antioquia, Junior de Barranquilla, Deportes Caldas y Once Deportivo en representación de Manizales, y la Universidad Nacional de Bogotá que jugaba por Pereira en un comienzo pero que, ante los altos costos, terminó jugando los sábados en la capital.

El primer partido, sin embargo, fue en el hipódromo de la capital antioqueña. Ese 15 de agosto, a las 11 de la mañana, se dio el pitazo inicial de un juego que Atlético Municipal le ganó 2-0 a Universidad Nacional y se hizo un autogol. Su autor fue Carlos Rodríguez, del hoy desaparecido club universitario, y con ese tanto se cerró la victoria del club al que ahora conocemos como Atlético Nacional, que se había ido arriba gracias a Rafael Serna, primer anotador de nuestra historia.

Los otros partidos enfrentaron a Junior y Cali, Millonarios y Once Deportivo, Caldas y Santa Fe y América vs. Medellín.

Alfonso Senior, el gran responsable de esta profesionalización escribiría años después: «El fútbol traduce la necesidad biológica de excitación, de pasión, de extroversión de las personas y ayuda a descargar esa caldera social en la cual se cocinan explosivos ingredientes que forman parte de los disturbios populares». Y eso pasó en las ciudades colombianas: el estadio era el lugar de encuentro de la gente sin importar su partido, filiación política o clase social. Era la oportunidad de que tanto liberales como conservadores mostraran intereses comunes y estuvieran unidos en paz por 90 minutos.

La fiebre de fútbol invadió todas las estancias de la vida nacional. El 4 de diciembre la Revista Semana, dirigida por Alberto Lleras y con una línea política e internacional, por primera vez en su corta historia no tuvo la foto de un político, personalidad cultural o líder mundial sino que, por el contrario, tuvo en portada la foto de Julio «Chonto» Gaviria, arquero de Santa fe y gran ídolo de la afición capitalina. En el artículo sobre el jugador dice, haciendo clara referencia a la evolución que he tratado de explicar, que «los colombianos no discutían antes sino sobre política y poesía. Desde 1938 también discuten sobre fútbol».


Y van 70 años

Los primeros años del torneo fueron espectaculares. Tras la acogida del corto primer campeonato, de agosto a diciembre de 1948, se decidió que el del año siguiente debería ser más largo y por eso el del 49 empezó en mayo, con cuatro equipos más y con el firme propósito de dar más espectáculo.

Senior, el personaje más importante en la historia del balompié nacional, fue el visionario que ideó la estrategia para convertir el campeonato en el mejor espectáculo que tuviera el país. Al aprovechar la huelga de futbolistas en Argentina, Senior trajo a Colombia a Adolfo Pedernera, gran estrella de River Plate y la selección de ese país, y con él empezaron años de lujo, nombres inolvidables y equipos de ensueño.

El gran problema es que esa época de ‘El Dorado’ nos trajo un veto de la FIFA que sólo se acabó en 1954, cuando las estrellas de los equipos volvieron a sus clubes originales y nos dejaron huérfanos de espectáculo. De ahí que en 1956, cuando Deportes Quindío logró la que hasta ahora ha sido su única estrella, se habló incluso de que no habría torneo en el 57.

Pero sí lo hubo, así como en los años siguientes. Es más, desde 1948 todos los años hemos tenido un campeón, con excepción de 1989, año en el que se canceló el campeonato por el asesinato del árbitro Álvaro Ortega a manos de la mafia, y desde 2002, cuando se implementó un sistema de campeonato semestral.

Conozca los mejores datos del fútbol profesional colombiano en sus 70 años

El fútbol, inevitablemente unido a la vida social de una nación, volvió a tener brillo en nuestro país con el ingreso a los clubes de narcotraficantes que buscaban un posicionamiento en la sociedad colombiana. A comienzos de los 80 el río de dinero que no se veía desde tres décadas atrás permitió que nuestros clubes estuvieran de nuevo en condiciones de contratar a los mejores jugadores de ligas importantes.

Fue la década en que América irrumpió en Colombia y en el continente con su pentacampeonato nacional y sus tres finales de Copa Libertadores consecutivas, y fue la década en que, además, apareció la mejor camada de jugadores nacionales en la historia, que volvieron a hacer brillar el
campeonato con equipos de ensueño.

Cali tenía a Carlos Valderrama y a Bernardo Redín haciendo maravillas en el campo, Millonarios contaba en el ataque con Arnoldo Iguarán y Rubén Darío Hernández, Nacional estaba integrado sólo por estrellas colombianas que luego brillarían en la Selección como Higuita, Escobar, García, Herrera, Álvarez y Usuriaga que, además, ganaron la Copa Libertadores de 1989. Fue un segundo Dorado en el que las estrellas no sólo fueron extranjeras, sino también propias.

Esa década de excesos, tragedia y gloria casi acaba con el fútbol colombiano que, a mediados de los 90, empezó a sentir otros fenómenos: la aparición de las transmisiones televisivas, de las barras bravas, la ausencia de aficionados en las tribunas. La Dimayor trató de darle un aire internacional al campeonato al aprobar el ascenso y el descenso, e inventar un torneo con calendario europeo, de julio a junio del año siguiente, pero el experimento fue un fracaso y terminó haciendo que la campaña que coronó al América en 1997 fuera la primera en la historia de cualquier país en durar un año y medio.

Fueron años de transición en los que se buscó recuperar al público sin lograrlo, e incluso
pasamos de 16 a 18 equipos en 2001 tratando de tener más plazas para más partidos. Curiosamente, la estabilidad sólo llegó en 2002, cuando nacieron los torneos semestrales.

En los últimos años tenemos dos campeones anuales con 20 equipos y dos descensos anuales, pero la tensión se vive cada fecha y, como bien lo han demostrado Chicó y Pasto, todos pueden ser campeones. Algunos dicen que eso ha llevado a la mediocridad a nuestro fútbol, pero otros destacan que en ese tiempo nuestros clubes han tenido figuraciones importantes en los torneos internacionales, con los títulos continentales de Santa Fe y Nacional.

Lo cierto es que nuestro septuagenario campeonato, el de los cuadrangulares, nonagonales y hexagonales, el de dos campeones por año, el que desde el comienzo estuvo marcado por la particularidad, a fin de cuenta, nació en las cenizas del ‘Bogotazo’.

(Este artículo fue publicado por el autor inicialmente en abril de 2014 en el portal de Gol Caracol)

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