Columnas

Secretos de una corredora

Me gusta ver gente que corre por los parques y andenes de Bogotá. Los ve uno más que todo al comienzo de la mañana y los fines de semana. Hace muchos años no formo parte de esa tribu porque mi rodilla ya me ha pasado factura un par de veces, y por eso solo me queda la opción de caminar.

Decidí conversar con Poly Martínez, una corredora (y también ciclista) compulsiva, que comparte conmigo el gusto por tomar fotos de los edificios, parques y calles de la ciudad. Ella estudió Filosofía y Ciencia Política, y se ha dedicado al periodismo y las comunicaciones estratégicas. No le gustaba correr, pero hace 10 años se inscribió en una carrera Nike por Bogotá para demostrarle a su hijo con el ejemplo que uno podía afrontar retos por difíciles que parecieran. Le fue muy bien y además le gustó, así que se dedicó a participar en cuanta carrera se organiza en la ciudad y entrena en muchos lugares de la ciudad.

Le gusta mucho la calle 26 los fines de semana y, cuando corre por el centro, evita la Séptima entre la 26 y la Jiménez porque es muy caótica. Se va por la cuarta, vuelve y baja a la Séptima y sigue hacia el sur por la sexta hasta llegar a la Cárcel Distrital, en la carrera octava con calle 1C sur. También entrena por La Candelaria cuando necesita correr en subida. “Corro por el Park Way, por toda la zona de Teusaquillo y La Soledad, me encanta por su arquitectura”.

Por donde ella no recomienda correr es por la carrera 30, a pesar de que le atrae su arte callejero. “La 30, que debería ser una ruta muy chévere, es una tortura para correr”.

Su lugar favorito para correr es, de lejos, el parque Simón Bolívar. Por el paisaje y su maravillosa pista para corredores. “Además, uno se abstrae de Bogotá”. También recomienda otros parques, entre estos El Country, el sistema de parques de Cedritos y varios de los parques lineales de la ciudad que van en sentido oriente-occidente, como El Virrey y el río Molinos, el que escogió para esta nota. “Me gusta porque conecta la carrera 11 con la Autopista, que es una distancia muy buena para correr. Mi recorrido comienza en mi casa, unos kilómetros al sur; tomo la carrera 11 hacia el norte, paso por el Cantón Norte –que es una zona buenísima para correr, son seis cuadras ininterrumpidas de andenes muy anchos, ideal para hacer piques cortos–, subo corriendo el puente que pasa sobre la avenida del Ferrocarril y bajo por el río Molinos. Cuando atravieso la Autopista por uno de los puentes peatonales, sigo bordeando el río y llego al humedal Córdoba. A veces sigo hacia el norte por los andenes de la avenida Suba y luego la Boyacá hasta llegar al teatro Mayor, en la calle 170”.

Si usted se anima a recorrer este trayecto, siéntase preparado para correr una maratón.

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