Fue un bombazo que sacudió al país político, pero sin duda se sintió con más fuerza en todo el territorio antioqueño. Fue anunciado así, sin anestesia y como se dice por acá: “El batacazo pegó duro”. De un momento a otro, en cuestión de minutos (lo que se demoró el anuncio de Francisco Barbosa, fiscal general de la nación) el departamento de Antioquia se quedaba sin gobernador y, peor aún, se emitía una orden de captura en su contra.
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Todo esto, en el marco de una situación “normal”, de por sí es una noticia gigante; ahora, en medio de esta pandemia, la situación toma sentidos de suma gravedad, más aún porque esto atañe a uno de los mejores funcionarios públicos en el manejo de toda esta situación que ha traído el virus.
Hay una norma no tácita pero real con las personas que ocupan altos cargos públicos en este país y, si es en calidad de presidentes, alcaldes o gobernadores, la dosis aumenta: todos, luego de sus respectivos mandatos, salen con investigaciones y/o demandas. Es como si fuera un “sello de calidad”, pero es algo que va “pegado al manual de funciones y consecuencias” del gobernar.
También es claro que las palabras ´político´ y ´política´ no son la cuna del prestigio. Pero también es válido decir que hay ciertos oasis y personas, que sin salir invictas en 100 % de su proceder, hacen las cosas bien, sin ser “santos”. Creo que es el caso de Aníbal Gaviria.
Ya fue gobernador y lo hizo bien. Fue alcalde y pasó el examen. Y, ahora en su segundo round en la Gobernación de Antioquia, era el mejor o uno mejores líderes del país en el manejo de esta pandemia, sin duda la crisis más fuerte que hemos vivido en los últimos 100 años. Las cifras de contagiados, fallecidos, lo social, el manejo de la situación en el día a día, muestran un muy buen tino y aciertos por parte de Aníbal Gaviria como gobernador de los antioqueños.
El tema de su investigación muestra que fue algo que sucedió en su primer mandato al frente del departamento. Que fue hace 15 años, que incluso el proceso está regido bajo la Ley 600 de 2000 y que acá no se habla de mal manejo de recursos públicos. Muestra también que él ha estado presto a todo el proceso y que, hace poco, rindió un último testimonio ante un fiscal. Todo se remite a que bajo su mando firmó un contrato por 41.000 millones de pesos para pavimentar un tramo de la Troncal de la Paz y según la Fiscalía este tuvo varias irregularidades.
Según afirma el periódico El Tiempo: “En la investigación contra Gaviria no lo acusan de haberse quedado con dineros de la obra ni de haber recibido o pedido sobornos para la adjudicación. Sino que se señala que, aunque él hubiera delegado la contratación, como mandatario seguía siendo responsable y tenía que ejercer vigilancia a las adjudicaciones que se hacían durante su administración”.
No sé si Aníbal Gaviria es culpable o inocente, eso le corresponde a otro ente. No soy juez, soy un simple ciudadano y un periodista, pero esto no me huele bien. Hay un tufillo extraño en la forma, en los momentos, en el privarlo de su cargo y de su libertad de manera tan tajante y severa.
¿Es Aníbal Gaviria un peligro para la sociedad? ¿Se le va a evadir a la justicia durante el resto de todo este proceso? ¿Era necesario ese nivel de demostración de poder por parte de quiénes lo investigan? ¿Van 15 años de esto y la justicia no pudo resolverlo antes?
No tengo esas respuestas, tengo las dudas. Lo que sí sé es que la detención de Aníbal Gaviria y el hecho de ya no ejercer su cargo unió muchas cosas que pocas veces se unen: el país político. Desde el presidente hasta todos los frentes que hay, ya sean de izquierda, derecha, centro y los que ni se sabe de qué lado están o son de todos los frentes, manifestaron su apoyo hacia el mandatario paisa. Ya en Antioquia el apoyo es abrumador desde lo político, los gremios económicos y empresariales, y en gran parte de la ciudadanía. Ha sido un solo frente. Es más, hasta sus enemigos políticos se expresaron a favor de Gaviria ante esta situación.
No han sido las formas de quienes manejan los hilos de los procesos, no es el momento, esto no demuestra cosas buenas de nuestro sistema judicial, nada nuevo, la verdad. Reitero: la justicia, ojalá sea pronto, debe aclarar y definir esto. Mientras tanto, Antioquia, en plena pandemia, perdió a un líder eficiente.