Durante el Foro Ridge-Lacea, que por primera vez se realizó en Medellín el pasado jueves 23 de mayo de 2019, se analizó a partir de la experiencia de los gobiernos locales la perspectiva de las políticas públicas de seguridad en ciudades como Bogotá, Cali y Medellín.
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En el panel participaron los secretarios de Seguridad de las tres principales ciudades de Colombia: Andrés Villamizar Pachón, de Cali; Jairo García Guerrero, de Bogotá; y Andrés Tobón Villada, de Medellín. Además, Catalina Gómez, jefa de pregrado de Economía de Eafit y Sebastián Chaskel, investigador y director de Peace and Recovery de Innovations for Poverty Action (IPA).
Aunque los fenómenos de la criminalidad son similares en las tres principales ciudades del país, cada una tiene sus particularidades y contextos sociales que inciden en los procesos de la criminalidad. De esta manera llegaron a la conclusión que se debe pensar que cada acción y política que se implemente debe tener impacto independiente en cada ciudad.
Los delitos más comunes que enfrentan las ciudades en términos de seguridad son: el homicidio, la extorsión, las rentas ilegales, el lavado de activos, entre otros; todos relacionados con los Grupos Armados Organizados. Grupos que son estructuras criminales sofisticadas con conexiones internacionales.
El panorama
Jairo García Guerrero, secretario de Seguridad de Bogotá, comentó que “a pesar de la reducción de los homicidios, que es el primer objetivo de política pública de cualquier ciudad o país, en este momento la obsesión ciudadana es el hurto, porque no es un hurto casual. Hay que empezar a trabajar lo que implican estas cadenas criminales, organizadas y sistemáticas. Hoy la percepción de seguridad en Colombia es un tema de la agenda pública”.
En Bogotá se ha reportado un 11% de disminución de los homicidios, con 335 víctimas durante los primeros cuatro meses del 2019. Mientras que el hurto ha tenido un aumento del 28% durante el primer trimestre del 2019.
“La política de seguridad es una capa que garantiza que la calidad de vida de los ciudadanos sea la mejor. Pero sin una estrategia integral, sin un trabajo en equipo, la seguridad no generará los resultados esperados”, dijo García.
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Por su parte, Andrés Tobón, secretario de Seguridad de Medellín, explicó que en la ciudad “la preocupación y la situación de seguridad gira en torno a la presencia de las estructuras criminales. En Medellín y su área metropolitana hay presencia del 43% del total de las estructuras tipo B del país, que es un tipo de delincuencia organizada. No se trata de grupos de delincuencia común, sino de aparatos organizados de poder que tienen diversificada su acción delictual en el territorio”.
A la fecha en Medellín se han reportado un total de 297 homicidios, 19% más que el año anterior, de los cuales 93 están relacionados con el crimen organizado y aún están 161 casos pendientes de categorizar. De esta manera en la delincuencia organizada está concentrada la criminalidad.
“Estos grupos están organizados y ahí está concentrada la capacidad del daño que tienen en la ciudad. Las rentas que tienen siempre es el microtráfico, sobre todo las estructuras tipo C, y las tipo B tienen una renta doble, el microtráfico, que nutren las plazas de vicio y de consumo en localías, pero también en narcotráfico trasnacional, porque son las que tienen capacidad de articular las rutas de las droga que vienen del Cauca, del norte; con la posibilidad de sacarla por Venezuela y México para llegar a Estados Unidos y Europa”, explicó el Tobón.
Otro problema que preocupa en Medellín es la extorsión, que se presenta en establecimientos de comercio y al servicio de transporte. Sin embargo, Tobón destacó que existe un subregistro que no permite tener un informe de la realidad.
La situación de Cali, según Andrés Villamizar Pachón, secretario de Seguridad y Justicia, tiene cosas similares con Medellín y otras que son diferentes. “Cali es la capital de un área de tres departamentos: Nariño, Valle del Cauca y el Cauca, con parte del Chocó; que definen cerca del 45% de los cultivos ilícitos de Colombia”.
Villamizar indicó que Cali ha sido el escenario de dos de los carteles más grandes de la droga: el Cartel de Cali y el del Norte del Valle. “Tiene una herencia de cultura mafiosa derivada de esos años de los 80 y 90”.
“A diferencia de lo que denominaría como una gobernanza criminal en Medellín, que han venido rompiendo en la administración actual, lo que tenemos en Cali es una problemática de anarquía criminal, de convivencia criminal, que se traduce en que tenemos una tasa de homicidios que es el doble de la Medellín y casi cuatro veces la de Bogotá”, indicó Villamizar.
Respecto a las estrategias que se deben implementar, Villamizar dijo que “lo ideal es un enfoque social de largo plazo, con un enfoque de seguridad de corto plazo. Un alcalde difícilmente tiene los incentivos correctos para invertir en políticas de largo plazo que ayuden a reducir la violencia, porque eso no se siente en su mandato, no da votos, ni popularidad”.
La principal conclusión a la que llegaron los funcionarios y expertos, es que las políticas públicas en seguridad deben garantizar la vida de los ciudadanos y las estrategias que se implementen deben ser integrales, para que comprometan la efectiva persecución penal tanto como la prevención de la criminalidad. Sin dejar de lado la atención a la primera infancia, la deserción escolar o el desempleo juvenil, factores que afectan la seguridad.
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La frase
“Las estrategias de intervención en seguridad deben ser a largo plazo para estudiar la economía del crimen, cortar un problema estructural de raíz y pensar en oportunidades de ingresos legales superiores a los ilegales”, Catalina Gómez, jefa de pregrado de Economía de Eafit.
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Las cifras
- 11% de disminución de los homicidios se ha registrado en Bogotá.
- 28% aumentaron los hurtos en el primer trimestre del año en Bogotá.
- 19% han aumentado los homicidios en lo que va corrido del año en Medellín.
- 281 muertes violentas se reportaron en la ciudad de Cali durante los primero 100 días del año.
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