La pasión por el fútbol no tiene límites y en Medellín se respira en cada rincón. Las mujeres no son ajenas a este sentimiento, que desde muy pequeñas se les ha cultivado en sus hogares y entornos. Sin embargo, solo hasta hace algunos años han logrado ganarse un espacio como líderes dentro de las barras de fútbol.
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Así es el caso de Alejandra Zapata Restrepo, conocida como ‘La mona’, que es líder de la barra de Legionarios y que desde los ocho años de edad se le despertó el amor y la pasión por el DIM cuando lo vio coronarse campeón después de 45 años de espera por una estrella.
A los 14 años empezó a ir al estadio con sus amigos del colegio, con la idea de alentar a su equipo, sin la intención de pertenecer a ninguna barra. “Me encontré con muchas dificultades en la tribuna popular e inconformidades respecto al rol que podía tener la mujer y por eso decidí no volver”, dijo Alejandra.
En ese entonces, 2009, las dificultades estaban concentradas en la violencia con la que se vivía la pasión por el fútbol, “no había respeto por el otro, no se entendía que una persona fuera hincha de otro equipo y la mujer no tenía un rol protagónico ni podía ser parte de los grupos que dirigían las barras”, agregó.
“Las mujeres no tenían permitido acceder a los elementos principales de las barras, no podían ni dar sus opiniones o aportar para realizar alguna actividad relacionada con la barra, a menos que el aporte fuera económico, eso era lo único que servía”, reveló Alejandra.
En ese periodo que se mantuvo alejada nació su hija y pasados cuatro años, decidió que era hora de volver. El tiempo actuó a su favor y notó el cambio, pero esta vez llegaba decidida a crear una barra.
“Me encontré con un barrismo que estaba cambiando, que tenía ideales sociales y de convivencia. Inicié así la barra de Legionarios. En ese momento éramos cuatro fundadores, pero ahora soy la líder. Ha sido difícil, pero tenemos grandes ideales”, indicó Alejandra.
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Por su parte, Luisa María Agudelo, líder de Pueblo verdolaga, barra que apoya a Atlético Nacional, también empezó su amor por el equipo desde muy niña y fue de su abuela de quien heredó su pasión. “Mi abuela no iba al estadio, pero no se perdía ningún partido y para verlo siempre tenía puesta su camiseta desde muy temprano”, dijo.
La primera vez que Luisa llegó al estadio fue en compañía de su papá cuando tenía 13 años, posteriormente encontró un grupo de amigos con quienes empezó a ir a los partidos. “Siempre me gustó gritar, cantar y fui por mucho tiempo como una hincha más, hasta que entré a la barra”, agregó.
Durante su embarazo fue a algunos partidos, pero cuando María José nació esperó tres años para volver. La llevó cuando tenía dos años y medio a la celebración de un día del hincha y desde ese día las dos comparten la pasión por el equipo.
Hace tres años Luisa se encontró con la barra Pueblo verdolaga, en donde las mujeres también podían ser barrista, “ahí logré tener el apoyo de todos para hacer cosas que siempre me habían gustado como sacar el extintor, sacar los trapos, poder estar en la fiesta, poder opinar y poder ser”, comentó.
Dentro de la terminología de las barras se encuentra lo que significa el trapo, que según Luisa “es la vida del barrista, porque se cuida como un hijo y se respeta mucho. Es la marca, lo que muestra quiénes somos, es todo en una barra”. De ahí el recelo de los hombres por dejar que las mujeres los manipularan.
Luisa coincide con Alejandra en que con el tiempo le han ganado terreno al machismo reinante en las barras y ambas reconocen que ahora pueden hacer actividades que antes eran exclusivas para los hombres. Además, las dos han participado en los programas para lograr que la fiesta del fútbol se viva en paz, convirtiéndose en ejemplo para el país y el mundo.
Los cambios en las barras
Sergio Velásquez, coordinador del proyecto Cultura del Fútbol en Medellín, explicó que el trabajo con las barras se ha adelantado durante los últimos años como actores fundamentales del proyecto.
“Incluimos por primera vez dentro del Plan de Desarrollo un proyecto enfocado a trabajar con el fútbol como fenómeno. Eso se convirtió en la carta de navegación para que se creara la política pública, que tiene connotación con el trabajo con las barras”, dijo Velásquez
En la ciudad hay más de 20.000 personas organizadas, que son las que viven de manera más apasionada el fútbol, según el coordinador.
“El trabajo ha consistido en conocerlos, en saber cómo se mueven, cómo están organizados, cómo viajan, entre otros aspectos; y eso es lo que hemos venido entendiendo. A los líderes los hemos estado capacitando en liderazgo positivo, que les permite ser mejores líderes en la barra y en su comunidad”, agregó el funcionario.
La participación de las mujeres
Velásquez indicó que dentro de las capacitaciones se empezó a visibilizar la participación de las mujeres en todas las estructuras organizativas de las barras. “Los líderes reconocen que han sido machistas y que les ha faltado un acompañamiento para saber cómo actuar en el tema de equidad de género y de poder abrir un espacio a las mujeres que hacen parte de las barras y que han sido invisibilizadas de alguna forma durante tantos años”, dijo el funcionario.
Actualmente se han capacitado a más de 275 personas que pertenecen a las barras de los equipos de fútbol de Medellín, de las cuales han sido beneficiadas 70 mujeres. El cuarto proceso de formación será para 125 personas e iniciará en las próximas semanas.
El proceso de formación ha tenido el apoyo del programa de Alianzas para la Reconciliación de USAID y ACDI/VOCA, a través del cual se han realizado siete talleres sobre género e inclusión.
“Hemos trabajado con los barristas en el proceso de Más que 90 minutos, en donde fortalecemos esas estrategias y el liderazgo femenino, de cómo entender el rol y el empoderamiento de la mujer en un ámbito como el fútbol, en donde ha existido un fuerte machismo”, dijo Alejandro Velásquez, director regional del programa.
En el proyecto se han invertido cerca de 500 millones de pesos con aportes de la Alcaldía de Medellín, ACDI/VOCA y USAID y la Corporación Paz y Democracia.
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Las cifras
- Más de 20.000 personas en Medellín están organizadas dentro de las barras de fútbol de la ciudad, según el proyecto Cultura del Fútbol.
- 500 millones de pesos se han invertido en la capacitación de líderes de las barras de fútbol de Medellín.
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La frase
“Los líderes reconocen que han sido machistas y que les ha faltado un acompañamiento para saber cómo actuar en el tema de equidad de género y poder abrir un espacio a las mujeres que hacen parte de las barras y que han sido invisibilizadas de alguna forma durante tantos años”, Sergio Velásquez, coordinador del proyecto Cultura del Fútbol en Medellín.
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