Nel, como es conocido en el mundo del diseño y la ilustración, es la cabeza de Urban Sketchers en Medellín, director de la agencia La Casa de Carlota en la capital antioqueña y un apasionado por dibujar en libretas de todos los tamaños cada momento, lugar y personaje que le impacte y que cautive su atención.
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PUBLIMETRO habló con el dibujante sobre sus inicios, su experiencia en Barcelona, la conformación de la comunidad de Urban Sketchers en Medellín y el proyecto en el que trabaja sobre los municipios de Antioquia que próximamente será exhibido en Francia.
¿Cuál fue su primer acercamiento con el mundo del dibujo?
Mi mamá me contó que desde muy niño –yo no recuerdo-, en lugar de regalarme juguetes ella me regalaba materiales de dibujo. Siempre que salíamos a la calle cargaba en el bolso cajas de lápices y para mantenerme ocupado mientras hacía sus vueltas o trámites, me entregaba un lápiz para que yo no me aburriera. Por otro lado soy hijo de un contador público, entonces siempre en la casa habían libros contables, verdes, hermosos de líneas, que siempre me regalaba. Un día de Navidad mi papá me dio un Atlas y fue muy curioso, porque empecé a dibujar mapas en esos libros contables y eso me facilitó mucho para mejorar el pulso.
Y durante la adolescencia, ¿se mantuvo ese interés por seguir dibujando?
Pasé de dibujar los mapas a lo típico en el colegio, hacía todas las carteleras de todos los amigos, caricaturas de los profesores, las carteleras de los profesores, me la pasaba dibujando todo el tiempo en el tablero y tenía negocio, porque hacía carteleras por encargo. Pasé a dibujar personajes de cómics y textos grafitis. Mi interés por el dibujo creció y fue un amigo el que me dijo que debía estudiar una carrera profesional como Diseño.
¿Existía algún referente o algún ilustrador al que le quisiera seguir los pasos?
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A nuestra generación la marcó un personaje local que se llama Ricky, el caricaturista. Uno siempre quería dibujar como él porque salía en El Colombiano e indudablemente era mi referente.
Mientras estudiaba la carrera trabajó con los alumbrados de Navidad de EPM, ¿Cómo fue esa experiencia?
Antes de graduarme hice la práctica en el Museo Interactivo (hoy Museo del Agua de EPM), fui el diseñador gráfico durante un año sin remuneración, pero esa fue la oportunidad para mostrar mi talento. Conocí la convocatoria para el alumbrado navideño, nos hicieron la prueba sobre la temática de ese año y diseñé unas ranitas sobre unas hojas de loto, eso fue en el 2002, y justamente fue el tema que le gustó al jefe. Me gané la convocatoria. Desde el 2002 empecé a dibujar los alumbrados del Río, de la Playa, del Pueblito Paisa y lo que se hacía de exportación. Todo el año dibujaba en torno a la navidad. Así fue hasta el 2006.
¿Por qué decidió ir a estudiar en Barcelona?
Siempre había querido ir a estudiar ilustración y veía en los libros que los referentes eran en Barcelona. Así fue como llegué a estudiar allá y feliz, se le abre a uno el espectro total. Fue mi año sabático, aunque a través de internet pude seguir trabajando con la empresa que habíamos creado con unos amigos después de salir de EPM. Sin embargo, no pude terminar la maestría durante ese año, pues para uno como latino sale muy costoso, pero la universidad me contactó después y me becó para que regresara a terminar, fue una gran sorpresa para mí.
¿Y fue en ese segundo viaje a Barcelona donde conoció sobre Urban Sketchers?
Sí, mientras buscaba una fundación o institución para ser voluntario, porque siempre he tenido una fuerte inclinación por ayudar y por compartir el conocimiento, me encontré en esos días con mucha gente dibujando en libretas frente a un castillo o a un monumento. Pregunté quién era el líder de ese grupo de gente, en el que habían mamás, papás con hijos pequeños, abuelitas, era una mezcla impresionante con jóvenes súper profesionales, todos en igualdad de condiciones. Resultó que uno de esos líderes había sido profesor mío durante el primer año y me contó que era una comunidad internacional de aficionados al dibujo que se reúnen en las diferentes ciudades y comparten en internet los dibujos.
¿En Medellín cómo empezó esta comunidad?
Después del 25 de julio de 2015 cuando regresé a Medellín, el primer sábado invité a la gente por Facebook, pero no llegó nadie, lo mismo pasó el siguiente. Yo compartía los dibujos, la gente le daba like, pero como que no confiaban y lo que hice fue crear un taller para mostrarle a todos mis conocidos los dibujos que yo hacía, cuando les expliqué la filosofía que dice que más importante que el dibujo es la experiencia, ahí sí la gente empezó a copiar. No necesitan saber dibujar solo deben soltarse y confiar.
Actualmente, ¿cuántos urban sketchers hay en Medellín?
Hoy somos más de 100 urban sketchers, estamos rotando cada fin de semana. Los encuentros son de 50 – 60 personas en diferentes lugares de la ciudad. Llevamos más de 80 lugares dibujados de Medellín, nos está tocando ir a los demás municipios, porque ya hemos ido a todos los parques Bibliotecas, hemos ido a todos los barrios y vamos marcando en un mapa de Medellín todos los lugares que hemos dibujado. Llevamos más de 80 sábados continuos de salidas a diferentes lugares de la ciudad, ya son 24 meses continuos sin parar de dibujar.
¿Para usted que ha significado crear esa comunidad en su ciudad?
Es lograr un gran conocimiento de ciudad, es enfrentar un proyecto que es sin ánimo de lucro a un montón de gente de diversos estratos sociales en donde todos somos igualitos, donde nos une la afición por el dibujo. Es un tema de rompimiento de fronteras y miedos. Lo lindo es que los dibujos que estamos haciendo de Medellín los ven en el exterior, siguiendo uno de los slogan que es ‘Mostrar la ciudad dibujo a dibujo’.
¿Cómo empezó su pasión o afición por dibujar cada cosa, persona, lugar o sensación en libretas?
Estando en la mitad del segundo viaje a Barcelona, el 1 de enero de 2015, decidí empezar a dibujar sin parar. Yo no tenía esa afición o ese hábito de estar registrando todo el tiempo, en vivo y bajo las condiciones que fuesen. Se volvió un ejercicio diario, en la calle, en el restaurante, en el metro, en todas partes. Hasta la fecha no he parado de dibujar ni un solo día.
¿Desde ese entonces cuántas libretas se han llenado y cuál es ese tipo de cosas que más le atrae dibujar?
Libretas llenas tengo más de 30 y más de 2.500 dibujos, de comida, de espacios, de personas. Dibujo lo que me conecte, si voy en el metro y veo una señora que va jugando con un perrito y el perrito me parece gracioso, los dibujo o el señor que está haciendo mala cara, lo dibujo y empiezo a crear un poquito de historia sobre lo que puede estar pensando.
Sabemos que está dibujando los municipios de Antioquia, ¿en qué consiste ese proyecto?
Pensé en hacer algo muy personal, que sea para mí una terapia, algo que me demostrara que soy capaz de estar solo. Así nació la idea de viajar por los pueblos de Antioquia, solo en mi moto y dibujar. Empecé por los pueblos cercanos, llego a las plazas centrales, las personas se me acercan para contarme historias y dibujo la comida, la iglesia, el parque central y las personas del lugar. Al final tengo el objetivo de visitar los 125 municipios del departamento.
¿Cómo llegó la propuesta para hacer la exposición en Francia?
Luego de compartir las fotos en tiempo real en mis redes sociales llegó a Francia. Con solo cuatro dibujos, me llamaron del consulado de Colombia en Francia y me dijeron que me seguían por redes, que admiraban mi trabajo y que por la alianza Colombia – Francia querían invitarme a exponer en un festival en París que se llama Carnet de voyage, que se trata de libretas de viaje, es internacional y no hay ninguna representación latinoamericana. Así que estoy organizando todo para poder llegar a París y mostrar lo mejor de Antioquia, por ahora me he costeado los viajes de manera personal, pero ideal es lograr encontrar un patrocinador para completar la meta y hacer la exposición del departamento en Francia durante los próximos tres años, empezando el próximo mes de noviembre.