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Henry Martínez: el salvador en época de lluvias ‘chapinerunas’

Este hombre lleva más de 20 años reparando sombrillas en pleno corazón del centro financiero y lo que sabe lo aprendió de forma empírica. Le contamos su historia.

Yo le enseñé a mi hijo el oficio de reparar sombrillas y ahora él sabe más que yo», Henry Martínez.

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Sombrillas al día repara Henry y su hijo en el centro financiero.

A las seis de la mañana y con un café, empieza la jornada laboral de Henry Martínez en la calle 71 con carrera novena. Con un carrito de balines y una bolsada de sombrillas, Martínez y su hijo se preparan para realizar un oficio poco común en la ciudad: reparar sombrillas.

Esta tarea la realiza desde hace más de 20 años. “Yo comencé cuidando carros, porque en esa época no existían estos adoquines que hay aquí, todo esto era área despejada y las personas parqueaban sus carros aquí”.   Sin embargo, las obras de reconstrucción de la zona lo obligaron a asumir una segunda tarea para vivir.

En esa época y mientras cuidaba carros, Martínez decidió vender sombrillas a los transeúntes. “De las 50 que compraba unas diez me salían dañadas, entonces un día resolví repararlas yo solo, desarmé como cinco y armé una nueva”, aseguró.

Desde ese día y sin ninguna preparación, resolvió aprender sobre sombrillas; cómo se hacen, cómo funcionan y cada pieza que las componen. “Sin querer, me volví un duro en sombrillas y le enseñé a mi hijo. Las personas que pasan siempre van a necesitar ayuda y más en Bogotá que siempre llueve”, aseguró.

Actualmente, Martínez repara cerca de 15 sombrillas al día con precios entre 3.000 y 15.000 pesos de acuerdo con la gravedad del daño. “Lo que más vemos son paraguas a las que se les daña el sistema de automático o las que se les rompe las varillas. Cuando definitivamente no tienen arreglo, usamos las piezas para hacer nuevas sombrillas”, dijo.

A veces la Policía llega a reubicarlo y por eso, llegó a un acuerdo y hace parte de un grupo de vendedores ambulantes vinculado a proyectos de la Secretaria de Desarrollo Económico. “Yo no quiero irme para ningún lado, ni tener un local, porque aquí tengo mi clientela y a veces les sirvo de valet parking a los que me conocen por aquí”, aseveró.

Los días y épocas de lluvia son las más beneficiosas para Martínez y su hijo quienes terminan su jornada laboral hacia las   6:00 p.m. y llevan su carro y las sombrillas a una bodega a unas cuadras del punto de trabajo.

Martínez ya tiene tarjetas y todo, incluso hace servicios a domicilio, así que si algún día lo coge un aguacero en el centro financiero de la ciudad, lo invitamos a que busque a Don Henry que le evitará la lavada.

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