Todos los martes y jueves, cuando el reloj señala las dos de la tarde, Karina Cuadros y Nicolás Coca, estudiantes con discapacidad visual, hacen algo que muy pocos otros jóvenes en su condición tienen la oportunidad de hacer.
A casi dos metros de distancia, escuchan los pasos y la voz del maestro Alfredo Forero, se ponen ansiosos y aprietan fuertemente con la mano derecha el extremo de su bastón blanco. Cuando sienten su presencia con el movimiento brusco del aire y el fuerte sonido de su respiración, voltean su cabeza hacia esa dirección y saludan con una sonrisa ‘de oreja a oreja’.
“Hola profe, lo estábamos esperando” dice entusiasmado Nicolás, quien recibe como respuesta de su maestro “Buenos días muchachos, ¿están preparados para la sesión de hoy?”
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Rápidamente los estudiantes se sientan, sueltan su bastón, dirigen sus manos hacia el frente y se quitan los tenis sin desamarrar los cordones. Luego, con la ayuda de Forero, se colocan los escudos de protección en el rostro, pecho y piernas para practicar taekwondo, un arte marcial coreano de autodefensa.
Desde este año, en el colegio República de China de la localidad de Engativá, existe en Bogotá la primera y única ‘Escuela de Taekwondo para estudiantes con discapacidad visual de los colegios distritales’, en la que 22 niñas, niños y jóvenes de todos los grados se forman en esta disciplina, en el marco del ‘Currículo para la excelencia académica y la formación integral 40×40’ .
“El taekwondo genera muchos beneficios a nivel físico y mental. Este arte es una terapia para generar en los estudiantes equilibrio, agilidad, coordinación, concentración y mejora los procesos cognitivos y académicos. Con esta experiencia confirmo que el mundo se ve diferente desde la perspectiva de los muchachos y aprendo a comunicarme a través de todos los sentidos” agrega Forero, quien además asegura que ha aprendido a enseñar a través del sonido y la percepción
Al pararse, Karina y Nicolás no toman de nuevo su bastón, solo deslizan sus pies en el suelo hasta sentir con la punta de sus dedos el borde del cuadrilátero para ponerse sobre él e iniciar el entrenamiento. A partir de ese momento, son independientes de su guía y ponen a prueba su agilidad, equilibrio y orientación.
Para los dos estudiantes, ‘poner en juego sus oídos y su sentir’ ha sido una nueva experiencia que día a día se nutre y los hace cada vez mejores. Dar patadas, puños y relacionarse con el campo de batalla ya es como recorrer su casa, pues conocen cada esquina y perciben la presencia del otro. “Es sentir su aura, escuchar su respiración y dar en el blanco” dice Nicolás.
Esta escuela de taekwondo es un ejemplo de cómo la Secretaría de Educación (SED), desde la Dirección de Inclusión e Integración de Poblaciones, ha materializado acciones a través de modelos educativos sin exclusiones, que dan respuesta a las distintas necesidades, condiciones y situaciones de los estudiantes, eliminando las barreras físicas, pedagógicas y actitudinales y entendiendo la diversidad como un elemento enriquecedor.
Actualmente, la SED ha logrado incorporar más de 8 mil niñas, niños, jóvenes y adultos en condición de discapacidad y talentos excepcionales en los colegios oficiales de la ciudad, que son beneficiados con metodologías aplicadas a cada contexto con docentes profesionales y el ‘ Currículo para la excelencia académica y la formación integral 40×40, política educativa del Distrito que promueve formación artística, deportiva, cultural y ciudadana.
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