Celebrando la “fiesta de los abuelos”, el papa Francisco dio un discurso para 40 mil ancianos en la plaza de San Pedro. Allí expresó que las residencias en donde viven las personas de la tercera edad deben ser “casas y no prisiones”.
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Con esto quiso decir que esos lugares tienen que ser “santuarios de humanidad”, porque allí habitan los mayores de la sociedad, los que tienen la sabiduría, y la tarea de trasmitir la experiencia de la vida.
En una parte del discurso se mostró inconforme con la “ cultura del descarte” (cuando se les deja a los ancianos escondidos y abandonados en lugares que no son adecuados), y se refirió a eso como una “eutanasia escondida”.
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Llevo un mensaje muy fortalecedor para este público, pues les explicó que cuando se llega a la vejez, Dios hace un llamado para que recen por los demás y trasmitan la fe.
La ceremonia que estuvo acompañada por las voces de Andrea Bocelli, Massimo Ranieri y Claudio Baglioni, dejó un recado para el mundo entero: “un pueblo que no protege a sus abuelos y no les trata bien es un pueblo que no tiene futuro. No tiene futuro porque pierde la memoria y se separa de sus raíces”. Expresó el pontífice.