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A la hora del sexo las diferencias nos unen

La diferencia comienza en los sentidos. Ellos son más visuales, ellas más auditivas. Por esa razón, para una buena relación sexual las mujeres requieren de una antesala, una atmósfera más romántica, tal vez erótica.

«A la mujer le gusta el preámbulo más que al hombre porque, por cultura, se le ha infundado que sea más romántica. Les gusta que les lleguen con detalles antes. Por el contrario, a los hombres los educaron como penetradores y en realidad eso es lo menos importante en un encuentro erótico. Penetraciones de dos o tres minutos son suficientes», explica Carlos Mario Sánchez Villegas, sexólogo sustantivo y director de Awen, centro de bienestar psicológico y sexual.

Y es que además de esa condición social bajo la que ha sido educada la mujer, en el encuentro sexual ella necesita tiempo para la lubricación, porque su cuerpo así se lo exige, para evitar dolores en la penetración.

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«Las mujeres para lubricar necesitan siete cambios, -el verdadero fenómeno de lubricación es interno-, mientras que los hombres para alcanzar la erección solo requieren de dos cambios corporales. En ambos, estas situaciones deben presentarse para alcanzar el placer, eso depende del deseo y de los estímulos sexuales. Esas son condiciones que nos hacen distintos, no a ellos rápidos ni a nosotras lentas, sino diferentes», señala Carolina Londoño Gutiérrez, sexoterapeuta del Centro Psicopedagógico Integrado (Cepi).

El vínculo erótico
Lograr esta condición depende en buena medida de los patrones orgásmicos de hombres y mujeres.

Según Londoño, el hombre es monorgásmico mientras que la mujer puede alcanzar varios durante la relación sexual. Aunque algunos ven esta condición con ojos prejuiciosos, para Sánchez este tipo de situaciones desmiente esa idea de los sexos opuestos.

«No somos sexos opuestos. Se debe hablar es del otro sexo, porque somos sexos complementarios para compartir las carencias», aclara.

Otra diferencia entre hombres y mujeres está en el concepto mismo del erotismo, pero tal vez infundada por asuntos psicológicos y sociales adoptados en la formación de cada ser humano.

Dicen los expertos que la erótica no es otra cosa más que el desear, es un componente único de los seres humanos.

«Es la amatoria, pasar del deseo al encuentro, pero no al coito, sino a tocar la piel. No es cierto que los hombres son erotizados y las mujeres no. La mujer desea igual que el hombre pero no lo verbaliza por un asunto cultural. Ambos desean diferente. El hombre es más demandante, la mujer suelta señales. El hombre debe aprender a leerlas», advierte Sánchez.

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