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Criminalidad: un fenómeno que no cesa en Colombia

Compromiso. La lucha del Gobierno es por combatir las Bacrim, la guerrilla y la delincuencia común

Si la criminalidad tuviese que interpretar a un personaje de la ficción, tendría que usar diferentes máscaras en cada zona de Colombia. Una para las bandas criminales (Bacrim) y el narcotráfico, otra para la delincuencia común, y por supuesto otras para los grupos subversivos, las FARC y el ELN.

Pero la criminalidad en Colombia no corresponde a hechos imaginarios, es una realidad que preocupa a los ciudadanos. El Gobierno reconoce que los actores tienen un rostro real y su atención se enfoca en políticas y acciones para revelar su identidad y combatirlos.

Según el alto consejero presidencial para la Seguridad, Francisco Lloreda, “la criminalidad reportada está altamente concentrada en regiones del país. Por eso, de los 1.022 municipios, hemos priorizado 20. El país ha avanzado en la reducción de algunos delitos y amenazas, pero aún existe un desafío muy grande”.

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En el noroccidente de Colombia delinquen con más intensidad en departamentos como  Córdoba y Antioquia.  

‘Los Urabeños’, ‘Los Rastrojos’ y ‘Los Paisas’ son las bandas criminales con mayor número de integrantes y mayor penetración en distintos departamentos. La primera, por ejemplo, cuenta con  1.300 hombres y cerca de 560 redes criminales. La segunda tiene cerca de 1.800 integrantes.

Para el director de la Corporación Nuevo Arco Iris, León Valencia, “se ha presentado una consolidación importante de las bandas criminales, especialmente después de 2008. Se convirtieron en refugio de los paramilitares que no se desmovilizaron o que volvían a la guerra. Es claro que hay una expansión importante en varios municipios y en el sector urbano, principalmente”.

Valencia también cree que aunque las FARC han sido consideradas por el Gobierno como la primera amenaza para la seguridad nacional, las bandas criminales también están repuntando. 

De otro lado, los delitos que más afectan a los ciudadanos en las principales ciudades del país son homicidio, hurto, extorsión y microtráfico. Aunque el subdirector general de la Policía Nacional, general Roberto León Riaño, dice que para 2011 se registró una disminución de esos delitos en un cinco por ciento: “51.692, con respecto a los 54.413 delitos del año anterior en todo el territorio nacional”.

A pesar de esta disminución, en algunas ciudades la situación es preocupante. En Cali, durante el año pasado, se cometieron 1.845 asesinatos, 20 más que en 2010. La venganza sigue siendo la principal razón por la que se asesinan a los caleños. El índice de muertes violentas incrementó en uno por ciento.

El tercer ‘rostro’ de la criminalidad en Colombia se trata de la guerrilla. De acuerdo con el director de la Corporación Nuevo Arco Iris, León Valencia, “el eje de las FARC se trasladó a las cordilleras Occidental y Central. En los últimos años se han acentuado en Cauca, Nariño, Chocó, Tolima y Huila. Estos son sitios neurálgicos, en donde realizan cerca del 50 por ciento de sus acciones”.

Para el Gobierno, la estrategia frente a las FARC sí está clara, a diferencia de lo que pasa ante las bandas criminales. “Las Fuerzas Militares seguirán debilitando mandos centrales y una presión a través de la fuerza publica, pero si hacen gestos de paz lo podrían contemplar”, dijo Valencia. 

Después del departamento del Cauca, la región del Catatumbo, en Norte de Santander,  se volvió la zona más azotada por el conflicto, con 250 ataques cometidos por grupos armados en 2011, hecho que ha puesto en alerta los cuerpos de seguridad. COLPRENSA

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