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“El doping es una amenaza”

Jacques Rogge, el hombre más poderoso del deporte está realizando una purga contra la corrupción. Rogge, que sucedió a Juan Antonio Samaranch como presidente del Comité Olímpico Internacional en 2001, premia la transparencia. También está al comando de la lucha contra el doping.

Con sus gafas de montura metálica y su habla mesurada, Jacques Rogge muestra una figura distinguida. El cirujano belga y antiguo navegador de vela olímpica recibió a METRO para una entrevista exclusiva en las oficinas del Comité Olímpico Internacional en Lausana, Suiza.

 

Han sido extraordinarias las ventas de boletas para los Juegos Olímpicos de Londres. Sin embargo, en este año usted hizo advertencias sobre las apuestas ilegales y juegos arreglados. ¿Podremos estar seguros de que los resultados de los Juegos serán justos?

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Tenemos una unidad especial de observación, que estuvo atenta en los Juegos de Beijing y de Vancouver. Estarán a cargo de monitorear a los operadores. La unidad nos informa cada vez que hay un pico sospechoso en las apuestas. Al mismo tiempo tenemos expertos mirando las competencias para saber si hay algo irregular en ellas. También trabajamos con las empresas de apuestas que tienen permiso de congelar el dinero si el juego es sospechoso.

 

Hay una alta incidencia de apuestas ilegales en el deporte, y la mafia se beneficia de ello. ¿Qué tan grande es la amenaza?

Junto con el doping es la más grande amenaza en el deporte. Casi todos los días hay noticias de policías arrestando a mafiosos involucrados con las apuestas ilegales. Incluso en mi país, Bélgica, hubo un intento de hacer trampas en la segunda división de fútbol. Ha pasado en Alemania, Italia, Turquía, China, Singapur y Corea. Las apuestas ilegales están en todas partes.

 

¿De quién es el trabajo para evitar que se den esas apuestas?

Muchos países han aprobado leyes prohibiendo las apuestas ilegales. Los gobiernos trabajan con la Policía, los movimientos deportivos y los comités olímpicos nacionales para lidiar con el problema. Como federación deportiva podemos aplicar nuestras medidas sobre las sospechas en los partidos y competencias. Luego viene la segunda fase: el apoyo de los gobiernos. Sólo ellos pueden intervenir teléfonos, expedir una orden de arresto, revisar equipaje e infiltrarse en las redes criminales.

 

Es como una guerra entre el Comité Olímpico Internacional y la mafia. ¿Cree que pueden ganarla?

Sí. No es muy diferente de los esteroides anabólicos. Estos productos también son distribuidos por la mafia. Trabajamos con la Policía en esto. Si encontramos esteroides anabólicos o anfetaminas en nuestros pruebas de doping, tratamos de averiguar quién suministró la sustancia al atleta, porque nunca está solo. Él o ella recibieron o fueron aconsejados por alguien, generalmente un médico sin ética. Tenemos la colaboración del Gobierno. Está aumentando y por eso no es fácil.

 

¿Sería justo comparar las apuestas ilegales con un cáncer?

Como cirujano puedo decir que uno puede curarse de cáncer, pero tal vez nunca el mundo pueda curarse del doping y las apuestas ilegales. Tal vez el mundo nunca esté libre del crimen. Tanto el doping como las apuestas ilegales son enfermedades peligrosas para el deporte, estamos haciendo lo mejor para combatirlas.

 

¿Hay alguna forma para evitar el doping que los métodos usados hasta ahora?

La educación de los adolescentes entre 15 y 18 años es un objetivo para nosotros. Pero adicional a la educación es necesario hacer pruebas y aplicar sanciones.

 

¿Es la manipulación genética una amenaza para el deporte mundial?

Sí, pero hemos desarrollado una prueba que está casi lista. No hay evidencia de uso de doping genético, pero podría suceder en cinco o diez años. La prueba estará lista para esas fechas.

 

¿Ha pensado que su trabajo es inútil?

No. Yo lo veo como un cirujano. Usted sabe que la enfermedad puede continuar y que las personas seguirán viéndose afectadas por ella. Puede tratar a una persona, aunque al otro día llegue otra con igual diagnóstico y así sucesivamente. Pero no nos dejamos desanimar. Aquí estamos para ayudar a la gente.

Elisabeth Braw/Metro World News

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