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Siria da un paso más hacia el conflicto armado con la muerte de 27 soldados

El Cairo, 15 dic (EFE).- La situación en Siria dio un paso más hacia el conflicto armado con la muerte de al menos 27 miembros del Ejército y las fuerzas de seguridad a manos de desertores en la provincia meridional de Deraa.

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Los combates entre las tropas fieles al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, y los militares desertores se han recrudecido en los últimos días, pese a que el denominado Ejército Sirio Libre (ELS), que engloba a los disidentes, se comprometió a principios de este mes a cesar sus ataques contra las fuerzas regulares.

Los primeros enfrentamientos se registraron hace meses en la provincia septentrional de Idleb, próxima a la frontera con Turquía, donde han buscado refugio muchos desertores, y recientemente se han extendido a otras zonas como Homs y Hama, en el centro del país, y Deraa, todos ellos feudos opositores.

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El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó en un comunicado de la muerte de los soldados y policías, pero no explicó las causas de los choques o si se trató de un ataque de los desertores contra varios sitios de seguridad de la provincia.

Los combates estallaron en un puesto de control situado en la carretera de Al Sad, cerca de un complejo policial de la zona de Hadikat al Rauda, y en un puesto militar, según el grupo opositor, que no indicó si se habían producido bajas en las filas desertoras.

Estas víctimas militares se suman a los ocho soldados muertos ayer en una emboscada tendida por supuestos desertores en respuesta al asesinato de cinco civiles en Hama por disparos de los seguidores del régimen de Al Asad.

Se cumplen ahora nueve meses del inicio de la revuelta contra el régimen de Damasco, que ha reprimido a toda voz opositora y ha causado más de 5.000 muertos, según los últimos datos de la ONU.

En cuanto a las víctimas mortales de este conflicto, los opositores Comités de Coordinación Local publicaron hoy un informe que eleva a 5.216 los «mártires» en el país y señalaron que este balance representa solo a los muertos verificados por los activistas y que la cifra sería mayor.

«El régimen usa cualquier método posible de violencia en su intento desesperado de aplastar la revolución y comete crímenes contra la humanidad de los que no se salvan ni niños ni ancianos», denunció en una nota el grupo, que hoy informó de la muerte de ocho personas por la represión en distintas partes del país.

En declaraciones a Efe, el portavoz de los Comités, Emad Hosary descartó que Siria se esté deslizando hacia una guerra civil y reiteró que los opositores siguen reaccionando a la violencia brutal del régimen y han adoptado medidas como la huelga general secundada desde hace varios días.

La mayoría de las víctimas del informe se han registrado en las provincias centrales de Homs y Hama, donde han fallecido 1.782 y 805 personas, respectivamente, mientras que en Deraa han perecido 713 y en Idleb 591, según los Comités.

Entre los fallecidos hay 356 menores de edad y 968 miembros de Ejército, que fueron ejecutados al desertar o negarse a disparar contra los civiles.

Los crímenes cometidos por las fuerzas de seguridad sirias fueron denunciados también hoy por la organización Human Rights Watch (HRW), que pidió llevar ante la Corte Penal Internacional a 74 oficiales del Ejército, a los que identificó como responsables de ordenar el uso de munición real contra los manifestantes opositores.

«Son crímenes contra la humanidad y deben ser castigados», declaró a Efe el director de comunicación para Oriente Medio y el Norte de África de la ONG, Omar al Issawi, que calificó la situación en Siria de «demasiado grave e inaceptable».

En un informe publicado hoy, HRW recoge los testimonios de unos sesenta militares disidentes que dieron nombres, rangos y posiciones de quienes dieron las órdenes de disparar y matar.

Estas informaciones salpican a altos cargos del Gobierno sirio e identifican a 74 comandantes del Ejército como «responsables de los ataques a manifestantes desarmados», que incluyen palizas, torturas, ejecuciones sumarias y denegación de la atención médica a los heridos.

La violencia no hace más que recrudecerse por ambos bandos y parece poco claro que los desertores estén cumpliendo su compromiso de limitarse a usar las armas en actos de autodefensa o para proteger a los civiles.

Esta decisión fue adoptada en una reunión secreta en Turquía con los opositores agrupados en el Consejo Nacional Sirio (CNS), que siguen abogando por el espíritu pacífico de la revuelta.

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