Una maldición que no se detiene

Real Madrid tiene un estadio donde está vetado y es el Allianz Arena, que resume los malos momentos del club español en la Liga de Campeones. De las últimas diez veces que ha visitado este escenario, en ninguna ha ganado ningún partido y ahora perdió 2-1.

Los dirigidos por Mourinho tampoco hicieron nada para sacarse de encima esa maldición y, por el contrario, mostraron en Munich un juego mezquino, sin ambiciones y conformista. 

Los locales tenían muchos alicientes y parecía que conocieran a Real Madrid a la perfección, a quien pudo dominar y atacar en el momento indicado. 

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Robben y Ribery son sinónimo de ataque y sorpresa y de eso pueden dar fe los defensas de los visitantes. El francés fue el encargado de poner el primero, tras un tiro de esquina y aprovechando el balón que le quedó en el área para rematar. 

Así terminó la primera etapa con las alarmas prendidas en el cuadro merengue que pensaba más en defenderse. Real Madrid no se vio como el equipo poderoso de otros partidos. 

En la segunda mitad, el alemán Mesut Özil fue el encargado de poner el empate tras una buena jugada colectiva. Era un premio más por un partido de semifinal que por lo que había hecho el Madrid en el campo de juego. 

Los cambios de Mourinho tampoco ayudaron a mejorar, pues tras el empate la decisión fue mantener el resultado en vez de buscar un juego de ataque. 

A solo unos minutos de terminar, Philip Lahm hizo una buena jugada por la derecha, metió el balón al área y Mario Gómez puso el 2-1 definitivo, lo que alargó la maldición del Real Madrid en Munich. 

Al final Mourinho consideró que el marcador no fue justo: “Hemos perdido un partido con todos los condimentos, que no merecimos perder. Tenemos un partido en el Bernabéu en la vuelta. No tenemos que hacer una remontada histórica”, dijo el portugués. 

El Bernabéu recibirá a los mismos protagonistas para definir el partido de vuelta y el finalista al torneo de clubes más importante de Europa. Lo claro es que el gol visitante de los merengues es valioso y en casa tendrán la obligación de cambiar el libreto.