Las condiciones que se viven actualmente por la emergencia sanitaria a causa de la pandemia del COVID-19, podrían desarrollar en las mascotas algunas enfermedades asociadas al estrés, trastornos de ansiedad o de obsesión compulsiva y afectar el estado inmunitario. Sin embargo, estas pueden ser tratadas con un programa completo y adecuado de medicina preventiva.
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Los animales domésticos, especialmente perros y gatos, pueden verse muy afectados con el cambio de rutina de sus dueños, provocando alteraciones en el sueño, la alimentación, el estado de ánimo y su comportamiento, debido al poco espacio y tiempo para ejercitarse y al no tener interacción con otros perros. Por eso, especialistas destacan que es necesario mantener actualizado su calendario de vacunación.
“Es importante que el médico veterinario establezca un programa de medicina preventiva para cada mascota, una buena alimentación es fundamental pero no es suficiente para protegerlos de bacterias y virus, por lo que las vacunas son una de las herramientas más importantes en la medicina veterinaria preventiva”, señaló Luis Alberto Enciso, médico veterinario de Agrocampo.
Si bien, durante la contingencia por el COVID-19 las visitas al médico veterinario han aumentado más de un 45%, es aconsejable que el veterinario no ingrese a los lugares donde habitan las mascotas por agentes contaminantes. También, es de vital importancia dar continuidad al esquema de vacunación de las mascotas, así como a su desparasitación interna y externa.
“Normalmente las personas traen a consulta veterinaria a sus mascotas cuando estos ya se encuentran enfermos, además, es posible que la enfermedad sea contagiosa, poniendo en riesgo a otros animales y a las personas que conviven con ellos. Por todas esas razones la medicina preventiva es un pilar clave para mantener la salud de los animales y de las personas que conviven con ellas”, concluyó Luis Enciso.
