Estilo de Vida

“El mundo es una pista de baile, y ¡la pista los espera!” Clemencia Vargas

Vive Bailando en Bogotá es un proyecto donde los jóvenes logran encontrar por medio del baile un cambio social.

No es la política, lo que le gusta a Clemencia Vargas es el baile, sin importar romper la tradición de su familia ella nació para eso. Ahora es bailarina y la directora ejecutiva de la fundación ‘Vive Bailando’. Aunque la danza y la dirección de su fundación son las actuales ocupaciones, es importante resaltar que no siempre fue así. Durante su tiempo en Estados Unidos, estudió Administración de Empresas con énfasis en Finanzas y Economía.

Lograr fusionar su pasión que es el baile con su profesión le brindó la oportunidad de dirigir la fundación a nivel financiero, creativo y hasta estructurar una iniciativa de emprendimiento social con un modelo de negocio innovador, sostenible, replicable y escalable.

En entrevista con Publimetro nos contó sobre su trayectoria y trabajo actual.

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Usted hizo carrera en el baile desde muy pequeña. ¿Cómo fue crecer con esa vocación?

Desde los 6 años salí de mi país y encontré en el baile una herramienta de vida, un aliado para superar las dificultades. A través de él logré expresar sentimientos reprimidos y convertirlo en un instrumento de liderazgo y reconocimiento.

Empecé a bailar desde muy joven, hasta hacerlo profesionalmente; tuve la oportunidad de bailar de la mano de los Backstreet Boys en Nueva York, en la casa de Madonna y con Black Eyes Peas en los MTV. El baile siempre fue una herramienta para mantener mi disciplina, aprovechando el tiempo libre, expresando mis emociones, por eso creo tanto en el baile como herramienta de transformación.

En paralelo a mi carrera de bailarina y coreógrafa estudié Administración de Empresas, con énfasis en Finanzas y Economía. Regresé a Colombia trabajando en la multinacional Deloitte, con la cual aprendí a estructurar mi ética de trabajo y hoy lograr articular mi proyecto de la Fundación y la academia Vive Bailando, caracterizados por ser sostenibles, escalables y que generan impacto con un modelo de negocio distinto a la filantropía tradicional.

¿Qué cualidades desarrolló el baile en usted?

Convertirme en bailarina desarrolló en mí cualidades de profesionalismo, determinación, disciplina y convicción. Durante nuestra juventud siempre estamos tratando de encontrar nuestra identidad, de expresar nuestros sentimientos, de entender qué queremos hacer y por qué, de trabajar nuestras inseguridades, miedos y sufrimientos. Y precisamente, en esos términos fue como el baile me ayudó.

Estaba convencida de la misión transformadora del baile y de lo que había logrado en mí; entonces quise replicar mi experiencia y compartirla con otras personas, así que comencé a pensar en la posibilidad de ayudar a transformar la vida de otros jóvenes a través de la actividad artística y el baile como su principal exponente. Renuncié a mi trabajo en el mundo corporativo y usé mis ahorros para darle vida en 2014 a “Vive bailando”, un emprendimiento social con el que comparto mi experiencia de vida y el poder del baile con los jóvenes, para generar un cambio social.

¿Cómo va ese proyecto?

Vive Bailando fue creado en el año 2014 como una iniciativa de emprendimiento social innovador, cultural y productivo, cuyo objetivo final es la transformación positiva de los jóvenes de nuestro país. Utilizamos el baile, cuerpo y movimiento como instrumento pedagógico, con una metodología que implementamos a través de 4 líneas de acción: intervenciones sociales, talleres, eventos y la academia, las cuales se adaptan a las necesidades específicas de nuestros aliados, clientes y público objetivo.

En los últimos 4 años hemos crecido mucho, gracias al esfuerzo, dedicación, trabajo y gestión realizada por nuestro equipo multidisciplinario. Hemos creado proyectos tanto para empresas privadas como para cooperación internacional.

Es el caso de Coca-Cola FEMSA, la Embajada de Suecia y otras organizaciones, con las que hemos logrado impactar positivamente a más de 5.000 jóvenes en el país de todos los estratos socioeconómicos. Del mismo modo, hemos fortalecido nuestro modelo de negocio con el lanzamiento de la Academia Vive Bailando en Bogotá, una apuesta a nuestra sostenibilidad financiera a largo plazo, con el fin de sostener y expandir nuestros proyectos de intervención social por todo el territorio.

Hablemos de ese programa.

Desde el 2016, los programas implementados de Vive Bailando con Coca-Cola FEMSA han cumplido con sus objetivos de promover estilos de vida activos y saludables, consolidar un relacionamiento exitoso entre las plantas y las comunidades, y construir comunidades pacíficas con la recuperación del tejido social.

Conjuntamente, hemos logrado transformar positivamente la vida de más de 500 jóvenes entre los 12 y 22 años, en varios municipios y en Bogotá (Fontibón). En estos programas no solo se ha involucrado a la familia, voluntarios de la compañía y la comunidad, sino que también se ha priorizado el acceso al programa para más de 25 familiares de personas en proceso de reintegración, gracias al acompañamiento de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización – ARN.

¿Qué encuentran esos jóvenes en su fundación?

En Vive Bailando, los jóvenes y comunidades no solo bailan, también estructuran procesos formativos que permanecen en el tiempo, fortalecen el tejido social y responden a las necesidades socioculturales de acuerdo a las particularidades de cada comunidad de influencia de las plantas embotelladoras.

Nosotros trabajamos con módulos, donde en cada clase no solo bailamos, sino que a través del baile creamos una actividad para generar conciencia en diferentes temáticas. Por eso, en cada intervención, procuramos dejar una semilla sembrada. El baile se presenta en múltiples formas; conjuga valores psicológicos, políticos, estéticos, biológicos, históricos, técnicos, morales y geográficos, y nos ayuda a fusionar la expresión y la técnica. Es una herramienta cognitiva para generar procesos y cambios en los jóvenes; y lo hemos empezado a medir cada año a través de nuestras investigaciones.

Abordamos los riesgos sociales que amenazan y vulneran los derechos fundamentales de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Dada la brecha de desatención que existe entre el gobierno, las instituciones educativas y las familias, utilizamos el baile como instrumento pedagógico para impactar a nivel social, emocional, cognitivo y físico a los jóvenes que bailan con nosotros. A través del baile mejoramos la capacidad de liderazgo, el cuidado y respeto por el cuerpo, la comunicación, autoestima y estructura de principios y valores para formar agentes de cambio en nuestra sociedad.

¿Cómo logra desarrollar el tema del baile y además crear una fundación para incentivar a la gente joven al baile?

A pesar de que Vive Bailando es una Fundación, no vivimos de las donaciones. Nosotros tenemos un modelo de negocio sostenible, escalable y que genera impacto. Mi pasión y determinación me llevó a querer compartir mi experiencia de vida con los jóvenes colombianos. Nuestra misión no es solo formar bailarines sino jóvenes con la capacidad de asumir una vida responsable.

¿Cómo seleccionan los lugares donde implementan el programa?  

Las intervenciones sociales de Vive Bailando cuentan con una metodología innovadora que se divide en tres fases: diagnóstico, implementación y cierre. En esta fase de diagnóstico lo que se busca, y uno de los factores innovadores de nuestra metodología, es propiamente la co-creación comunitaria, donde se adaptan los programas a las necesidades, fortalezas y problemáticas de cada comunidad.

Esto nos permite estructurar el proyecto de la mano de ellos y poder entrar a comunidades a generar relaciones de confianza. Siempre trabajamos con la comunidad buscando activar los líderes locales, las instituciones educativas, los grupos culturales, las madres de familia, las instituciones públicas y privadas para crear alianzas comunitarias y construir conjuntamente.

¿Cuál es su mensaje entonces para los jóvenes?

Para nosotros cada paso es una transformación en movimiento, siempre invitamos a que los jóvenes piensen cuál es el siguiente paso que van a dar, no solamente a nivel del baile sino en la vida, acuérdense que el mundo es una pista de baile, y ¡la pista los espera!

Estos mensajes son muy importantes porque en un país como Colombia donde el 26% de la población son jóvenes entre 11-25 años (DANE), somos el segundo país en América Latina con la mayor población de jóvenes entre los 15 y 24 años que ni estudian ni trabajan (Defensoría del Pueblo/2016) y la violencia ha sido la primera causa de mortalidad en la última década en los jóvenes Colombianos (Estudio Sectorial de Salud 2015), tenemos que trabajar en conjunto con gobierno, familia e instituciones educativas para que los riesgos sociales disminuyan y nuestros jóvenes puedan tomar decisiones responsables.

¡En Vive Bailando tenemos ritmo para soñar!

¿Cómo convencer a alguien que tiene vocación artística, a que le apueste a este oficio?

Nosotros no sólo promovemos que los jóvenes se formen como bailarines, sino que desarrollamos sus habilidades blandas para que puedan cumplir sus metas y creen herramientas de compromiso, de tolerancia, de respeto por su cuerpo con el fin de que puedan prevenir el embarazo adolescente, logren romper el ciclo de la pobreza, eviten el consumo de la droga y, sobre todo, que puedan convertir sus sueños realidad, ya sea de ser médicos o bailarines.

Pero también, estoy convencida que cuando la pasión se convierte en proyecto de vida es cuando se logran las grandes transformaciones. Nosotros no solo apoyamos este tipo de iniciativas, sino que además somos unos promotores de la Economía Naranja.

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