El célebre área femenino denominado «punto G» fue descubierto en 1950 por el ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg, de su apellido el nombre del área particularmente sensible al tacto. Sin embargo, solo fue reconocido por los científicos desde 1981, y desde entonces el controvertido punto ha sido todo un misterio.
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En un reciente estudio realizado por investigadores del Hospital de Austin, ubicado en Melbourne, Australia, y publicado en el Journal of Sexual Medicine, se llegó a la conclusión de que a la fecha no se ha encontrado ninguna “estructura anatómica” que verifique su existencia.
Este resultado se basó en los cuerpos de mujeres entre 32 y 97 años de edad, las cuales no tenían más que un revestimiento en la pared de la vagina, zona denominada “punto G”.
El estudio fue liderado por el doctor Nathan Hoag, quien cree que el área estimulada se debe a la cercanía con el clítoris.
La investigación ha causado controversia entre los expertos, pues popularmente se cree que si el área de aproximadamente dos centímetros es estimulada, causaría orgasmos “distintos”, ya que supuestamente es ahí donde se concentran las terminaciones nerviosas de los genitales femeninos.
Un estudio similar, realizado en 2008, determinó que las mujeres que dijeron haber tenido orgasmos en aquella zona, simplemente tenían un tejido más grueso en torno a la polémica zona erógena.