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“Ojalá con ‘El olvido que seremos’ hagamos consciencia de la situación con los líderes sociales”: Dago García

‘Dago’ García, nos habló de esta producción de Caracol, que bajo su ala fue ganadora del Goya 2021 a Mejor Película Iberoamericana y llega a cines este 7 de mayo.

Dago García, sobre El olvido que seremos - Entrevista

Uno de los libros más personales del escritor Héctor Abad Faciolince es la materia prima de esta película. En esta historia Abad honra a su padre, el médico Héctor Abad Gómez, asesinado en 1987. Su infancia de la mano amorosa de su padre, la historia de su familia en una Antioquia azotada por la violencia y las reflexiones sobre la vida y la memoria son algunos de los temas de esta cinta, que ha hecho historia en varios festivales internacionales.

Esto fue lo que nos contó Dago García, quien se desempeñó como productor general de esta película.

Empecemos hablando sobre el libro homónimo que es la raíz de toda la película, ¿ya lo había leído antes de embarcarse en este proyecto o lo leyó cuando ya estaba al frente de la producción de la película?

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No, yo había leído el libro. De hecho, el libro lo habían leído antes mi hija y mi esposa, ellas me lo habían recomendado porque son fans del libro. A mí me lo regalaron. Yo por esas cosas que a veces se acumulan, no me había sentado a leerlo, pero Gonzalo Córdoba, presidente de Caracol también un día me dijo ‘lo tiene que leer, es prácticamente una orden’. Entonces, finalmente leí el libro y me encantó. Quedé fascinado con el libro, y eso fue hace cinco años, fue antes de que existiera el proyecto de película. La lectura del libro fue totalmente espontánea, no lo leí pensando en hacer una película, como sucede con los libros que se vuelven clásicos de la literatura, ¿no? Que empiezas a hacer recomendaciones de una gente a otra y se va convirtiendo en una red de seguidores del libro. Entonces, mi primer contacto con el libro fue por pura recomendaciones de gente cercana.

Y en ese momento, sin que el proyecto existiera, ¿se lo alcanzó a imaginar en pantalla?

No. Realmente no, porque es un libro tan intimista y tan profundo, que es difícil imaginárselo como un producto audiovisual. Hay libros que tienen, digamos, más acción exterior. Tienen otro tipo de características que inmediatamente lo ponen a uno a pensar en imágenes. Este libro era muy literario, valga la redundancia. De hecho, cuando se empezó a pensar en la película y empezamos a pensar en que Fernando Trueba podría ser el director, él mismo tenía esa percepción y la primera reacción de él fue decir, ‘oiga, muchas gracias, pero no porque con este libro no se puede hacer una película’, entonces realmente la idea apareció mucho más tarde.

O sea que ese fue uno de los grandes retos, pasar de este relato tan personal a algo visual, ¿cómo dieron ese paso?

En ese sentido, cuando estuvimos pensando quién podría hacer ese trabajo se nos apareció la figura de David Trueba, el hermano de Fernando, que es un escritor que tiene un pie en cada uno de los universos; es guionista, pero también escribe novelas literarias, o sea que conoce los dos lenguajes. Una de las estrategias que seguimos para no perder ni la intensidad ni el espíritu del libro fue encargarle hacer el guion a alguien que conocía los dos universos. Alguien que conocía de los dos lenguajes. Por fortuna creo que no nos equivocamos y la versión cinematográfica que logró David y que luego filmó Fernando construyen un texto diferente pero con un espíritu y una profundidad muy similar.

Cuéntenos, también, cuáles son esos grandes retos de hacer una película de época…

Ese es un trabajo que nos demora siete meses, es toda la preproducción, dentro de la cual está todo el trabajo de arte. Empezamos buscando referencias de la época en periódicos y colecciones de fotografía, y tuvimos la enorme fortuna de contar con la colaboración de la familia. La familia Abad nos dio acceso a los álbumes familiares y ciertas películas en ocho milímetros que tenían… la familia Abad siempre estuvo muy cercana a la película, entonces Héctor, sus hermanas, su mamá Doña Cecilia, ellos fueron como una fuente primaria no solo de dramaturgia, sino también de todo el trabajo que se hizo en la recreación de la época y de la vida familiar. Teníamos también un gran director de arte, Diego López, que logró tomar todo ese material, todo ese input y referentes, y recrear de una manera bastante fiel el Medellín de esa época. Y, sobre todo, el contexto de esta familia que de una u otra manera es muy típica de la clase media antioqueña.

Ustedes además tenían una «ventaja», por así decirlo, y es que ya existía el documental de Carta a una sombra, ¿les sirvió de alguna forma o evitaron usarla como referente?

¡También fue un referente de primera mano! Además, incluimos en el equipo a Daniela Abad, hija de Héctor Abad y directora de Carta a una sombra, ella fue la script de la película, pero no solo eso, también fue nuestra consultora permanente. Imagínate la enorme ventaja de tener en el equipo a un miembro de la familia, cineasta, directora de ese maravilloso documental. Echamos mano de absolutamente todo lo que nos diera información acerca de la época y de lo que fue la vida del Doctor Abad (Gómez). Incluso, con Fernando Trueba, Gonzalo Córdoba y Cristina Huete, esposa de Fernando y otra de las productoras de la película, hicimos un viaje a Jericó, el pueblo donde hizo muchas de sus campañas de salud pública el Doctor Abad. Fuimos a la universidad donde dio sus clases, fuimos al hospital donde impartía sus clases, fuimos a la casa donde vivieron… fue un trabajo concienzudo de recoger y fotografiar todos estos espacios, todos estos lugares, y luego tratar de reproducirlos en los espacios que tuvimos para la película.

De alguna forma, ese trabajo cercano con la familia fue también una enorme ventaja para los actores, ¿cómo fue ese acercamiento?

Sí, claro, el elenco pudo compartir con ellos. Patricia Tamayo, la actriz que encarna a Cecilia, tuvo muchas entrevistas con la misma Cecilia y terminaron siendo muy buenas amigas. Juan Pablo Urrego también tuvo mucho contacto con Héctor Abad, fue una bonita comunión. De hecho, hay una anécdota bastante significativa, y fue que un día, donde teníamos una cena donde la familia cenaba, doña Cecilia fue y cocinó para la escena. La comida que ven en la escena, la hizo ella. Además, doña Cecilia es una excelente cocinera. Nosotros, como te digo, pasamos un fin de semana con ella en la finca de los Abad que se llama La Inés. No te imaginas lo que comimos, las sabrosuras preparadas por Cecilia. Esa cercanía fue de mucha utilidad para los actores, en especial para Patricia, que quedó conmovida con la calidad de persona que es Cecilia Faciolince. Esta película es autoría de todo el equipo… ¡y de la familia Abad!

La película ha tenido un gran recibimiento en todos los festivales donde ha estado, ¿por qué cree que ha sido?

En estos casos, no es una sola cosa sino, precisamente, la sumatoria de muchos elementos. Creo que tenemos una historia muy intensa, muy emocional, pero también muy entretenida. Normalmente, se piensa que el cine profundo tiende a ser aburrido. En este caso no hay tal, hicimos una película profunda, crítica, pero también divertida… es una película donde suspiras, te ríes, tienes la lágrima, pero también tienes momentos de relax. Es una película muy oportuna, habla de alguien que fue pionero en la defensa de los derechos humanos, pero también pionero de las políticas públicas. Esos son dos temas que hoy en día son muy actuales. En la película hay una escena donde Héctor padre le enseña a Héctor hijo cómo hay que lavarse las manos y le habla de la importancia del lavado de manos para la salud. Es una película también soportada por un elenco de lujo, un gran director y también un gran referente, que es el libro. Yo creo que aquí todos estos elementos suman para que la película no solo fuera una muy buena película sino que haya sido recibida en todas partes con mucho entusiasmo. Estuvimos en la lista oficial de Cannes, que es un reconocimiento grandísimo, cerramos el festival de San Sebastián y recientemente ganamos el Goya, que es quizás el premio más importante para una película de habla hispana.

«Hicimos una película profunda, crítica, pero también divertida… es una película donde suspiras, te ríes, tienes la lágrima, pero también tienes momentos de relax. Es una película muy oportuna, habla de alguien que fue pionero en la defensa de los derechos humanos, pero también pionero de las políticas públicas»

Dago García, productor general

Todo esto nos da la impresión de estar viviendo una época muy buena para el cine colombiano…

¡De acuerdo! Yo creo que, sin lugar a dudas, el cine colombiano está viviendo su mejor etapa. Hoy en día somos protagonistas de los grandes festivales, Cannes, Sundance… estuvimos cerca de ganar el Óscar con El abrazo de la serpiente, hemos ganado el Festival de Londres, los premios platino, en fin. El cine colombiano, por lo menos en su proyección internacional, está viviendo una muy buena época. Yo me atrevería a decir que la mejor época de su historia.

El cine colombiano, por lo menos en su proyección internacional, está viviendo una muy buena época. Yo me atrevería a decir que la mejor época de su historia.

Dago García, productor general

¿Qué expectativas tiene ahora para la llegada de la película a cines en el país?

Uno hace películas para que la gente las vea, tenemos mucha expectativa. La película solamente la ha visto a nivel de público la familia Abad, porque la única proyección pública la hicimos en el Museo de Arte Moderno de Medellín a la familia. Ver cómo reaccionaron ellos nos da una señal de cómo puede reaccionar el público, fue impresionante y esperamos que el público nos acompañe, la disfrute, la sienta, y que esto ayude a llamar la atención sobre esta tragedia que seguimos viviendo con el asesinato de los líderes sociales. Ojalá la película contribuya a que hagamos consciencia de lo que está sucediendo y que podamos encontrar caminos para resolver tragedias de esta naturaleza.

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