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Joël Dicker, un novelista sin etiquetas

Uno de los talentos jóvenes más destacados de la literatura europea habló sobre su obra más reciente

A sus 33 años, el escritor suizo puede decir que tiene dos de los libros más vendidos en Francia en la última década. Su novela más reciente, La desaparición de Stephanie Mailer, que fue presentada en marzo de este año, es uno de ellos.

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Con El libro de los Baltimore (2015) y La verdad sobre el caso Harry Quebert (2018), Dicker se ha ganado un lugar en las bibliotecas de los amantes de las novelas policiacas, investigativas y de suspenso. Sin embargo, el escritor discrepa cuando se le intenta clasificar dentro de algún género. “Entiendo que estamos tratando de clasificar los libros”, dice Dicker cuando se le pregunta por su trabajo más reciente, el cual presentó a finales de noviembre pasado. “En mi caso, siempre digo que aunque hay una investigación, lo mío no es necesariamente una novela criminal en el sentido clásico del término porque no respeto todas las reglas de las historias de detectives. No es que rechace este género, sino que más bien prefiero hacerle una advertencia al lector”.

En casi cualquier reseña sobre la obra de Dicker son comunes los halagos, la admiración por su capacidad para mantener al lector en vilo y sorprender con relatos que honran el género de ficción. El éxito, sin embargo, es algo que el escritor ha recibido como un motor para mejorar en cada entrega. “Es difícil juzgar lo que uno mismo hace. En todo caso, yo intento dar el 100% todos los días cuando escribo, y trato de superarme”, dice. Una anécdota de vida puede ser la que mejor ilustra la enorme habilidad de Dicker en la pluma. Cuando tenía apenas 19 años escribió El tigre, una novela que presentó a un concurso de literatura y ganó. Sin embargo, el premio nunca le fue entregado. Creyeron, en su momento, que el suizo había plagiado. Esa frustración, dice, lo llevó a querer que lo tomaran en serio, y fue un impulso para sus siguientes trabajos, que ya han sido traducidos a más de 30 idiomas. Para el escritor, la literatura, aquella profesión a la que hoy dedica su vida, es “una de las escuelas de vida más bellas e importantes”.

“El revolucionario del thriller

La desaparición de Stephanie Mailer narra la historia de varios asesinatos y un caso aparentemente resuelto, que años después volverá a abrirse con la desafortunada desaparición de la periodista cuyo nombre da el título a esta obra, y quien tiene información clave para el caso que se creía resuelto. Esta obra le ha valido a Dicker nuevos halagos, como “el príncipe de la literatura negra contemporánea”, o “el revolucionario del thriller contemporáneo”. Para él, la clave de esta obra es una característica intrínseca en los más de 30 personajes que la conforman; el hecho de darles perfiles que no los encasillen como buenos o malos. En sus palabras, la idea siempre fue crear personajes simplemente humanos, a quienes define como “personajes que pueden justificar al lector lo que hacen, incluso cuando el lector no está de acuerdo”. Además, admite que quiso resaltar la labor de los periodistas e investigadores: “La profesión de periodista es un trabajo muy importante para la sociedad, ¡no lo olviden!”.

Algo que caracteriza a Dicker es su facilidad para escribir haciendo saltos de tiempo. Confeso admirador de García Márquez y Cien años de soledad, también le contó a este diario que otros libros que lo han inspirado para trabajar esta técnica narrativa son Promise at Dawn del escritor francés Romain Gary, y The Time of Our Singing del novelista estadounidense Richard Powers. Otra de sus influencias, y a quien agradeció en las primeras páginas de su libro, es su editor Bernard de Fallois, quien, dice, “me dio el consejo más preciado: el de siempre hacer preguntas y seguir interesándome por muchos temas. A menudo pienso en eso porque es un consejo que funciona para todo en la vida”.

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