Juan Esteban Constaín, conocido por muchos gracias a sus columnas periodísticas, reunió algunos de sus mejores textos para contar la historia desde su perspectiva. Así, eligió aquellos ensayos en los que repasó ciertos capítulos de la historia mundial enmarcados en una frase que lo marcó y que, por consecuencia, tituló el libro que publicó este año con la editorial Penguin Randon House: Ningún tiempo es pasado.
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Pero, ¿qué significa? Tal como le contó a este medio, «es una frase que dice siempre una profesora que conocí en la universidad de Venecia. Ella escribió un artículo con ese título, y es un lema de sus conversaciones y de sus clases. En italiano es nessun tempo è passato». Además de la sonoridad de estas palabras, Constaín la eligió por su significado, que él mismo describe como «inquietante» porque «recoge muy bien lo que es la historia, que es que cada presente arrastra consigo todos los pasados que lo determinan. En esa medida, la historia explica siempre lo que está ocurriendo, no lo que ocurrió, sino lo que está ocurriendo desde sus raíces».
Literatura para contar la historia
La historia es, para algunos, una materia obligatoria que saturaba la cabeza con fechas en la época escolar. No obstante, Constaín se aventura a contar la historia valiéndose de la narrativa literaria. De alguna forma, busca que el libro no sea solo una serie de textos sobre historia, sino más bien, una gran historia que puede entenderse como un solo cuento.
«Es un libro que busca ser lo más riguroso posible», dice, «es una colección de ensayos en torno a la historia contada desde la literatura. Son temas históricos y personajes sobre los que yo hago reflexiones y trato de explicarlos, pero al mismo tiempo trato de encontrar en la historia un cuento para contar. Es una combinación de eso, del rigor de la historia con la literatura.Ahí aparece la Batalla de Waterloo, aparecen personajes para mí fundamentales, a quienes les rindo homenaje, como Álvaro Gómez y Hernando Tellez, y todo eso junto cobra sentido bajo el empaque de este libro, que son las historias de la historia. Para mí es fundamental encontrar una forma de contar la historia que se parezca más a la literatura que a la historia misma».
Constaín, para quienes lo conocen y lo han leído antes, no es solo un apasionado por la historia mundial. También es melómano, y fiel a este marcado interés suyo por la música, comparte una historia sobre los Rolling Stones y otra sobre Syd Barrett, el mítico líder de Pink Floyd. «Todo eso me interesa y me gusta», asegura el escritor. «El rock es una de mis pasiones, entonces quería hacerle un homenaje y contar la historia de Syd Barrett, que es maravillosa y trágica a la vez», comenta.
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Para qué sirve revivir la historia
En una reflexión sobre el papel de la historia y los contextos que puede brindar para entender el presente, Constaín asegura que repasar el pasado (que no está tan lejos del presente, según explica más adelante), da explicaciones sobre las sociedades en las que vivimos hoy en día. Además, en sus palabras, «propone mejores preguntas de las que la ignorancia de la historia suele proponer». Aquí, también hace una pausa para tumbar de una vez por todas la frase cajón más usada en temas de historia: «No es cierto que la historia se repita, no es cierto que la gente que no conoce su historia esté condenada a repetirla».
Aun así, y aunque Constaín cree firmemente en que la historia no se repite, sí admite que hay tal vez ciertos patrones en la forma en que la humanidad y el poder se han relacionado, conclusión a la que llega hablando de este libro. «Creo que estas historias pueden ser relevantes y en muchos casos terminan siendo una explicación, quizás, de lo que está pasando hoy. Uno lee los textos de la Primera Guerra Mundial y se da cuenta de cómo el mundo ha sido gobernado tantas veces de manera tan torpe y tan arrogante y estúpida, y aunque yo no quería proponer ese espejo retrovisor, al final sí es muy triste ver cómo hoy puede darse algo parecido».
La historia avanza hacia atrás
Por último, el escritor se refiere a la manera en que la historia, más que ser un recordatorio de los contextos que moldean el presente, ofrece una perspectiva particular sobre quiénes somos como humanidad, y cada vez nos permite entendernos mejor. «Es un tema que a mí me fascina explorar y exaltar», puntualiza, «y es que la evolución se piensa siempre como una carrera hacia adelante. Como una línea que avanza, pero, al mismo tiempo, el progreso hacia delante va iluminando el pasado cada vez más. Hoy sabemos más sobre el pasado humano que hace diez años. La evolución tiene el encanto particular de ofrecer luces. Cuanto más avanzamos, más se ensancha también el horizonte hacia adelante y la espalda de la humanidad se va haciendo más grande, de manera que vamos entendiendo más y más. Eso me fascina de la historia y de la evolución humana».