¿Cómo se sienten de volver a Colombia?
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Muy bien, en verdad. Hemos venido en momentos muy futboleros, como finales donde incluso hay confrontación sana deportiva y bueno, siempre queremos disfrutar al máximo de los lugares que visitamos. Esto de salir de nuestro país y hacer giras nos da la oportunidad de conocer lugares hermosos, como Colombia, un país que ha disfrutado mucho del rock. Celebro mucho volver a encontrarnos con ese público.
Ahora que menciona el fútbol, ¿después de tantos años todavía buscan mostrarse como una banda futbolera?
No sé si lo vemos como una necesidad, sino que está en el ADN de muchos nosotros. En lo personal no soy muy adepto al fútbol aunque soy hincha de Independiente e hincho por la selección (Argentina) no soy un gran fanático como sí lo es Juan Subirá (teclados) o Pepe Céspedes (bajo). Juan es más el autor de esas canciones, como Toco y me voy o en el caso de El baile de la gambeta sí se ve más esa identidad futbolera. En nuestra poesía urbana siempre se cuela una lírica que tenga que ver con el fútbol, está mucho acá en el conurbano siempre latiendo.
Después de tantos años, ¿cómo hace Bersuit para no repetirse dentro de lo que ya ha hecho anteriormente?
Ah, no tengo ni idea cómo hacemos (risas). Supongo que es porque todo el tiempo nos seguimos atreviendo a ese desprejuicio de la música en sí, supongo también porque somos un grupo humano grande, de amigos, que están en este sueño desde hace ya 30 años. El sueño que te lleva a recorrer el mundo, a conocer, a disfrutar lugares, a escenarios, a momentos increíbles que a veces te alejan de tu familia. Creo que todo eso compartido en grupo hace que lo disfrutes más, y que al mismo tiempo vaya mutando todo el tiempo por una necesidad de no estancamiento, de vivir la vida y eso nos pasa como grupo. Entonces te diría que hoy, después de 30 años de banda, escuchás el nuevo corte de Bersuit que es Morocha, por ejemplo, y te puede remitir a una banda que hasta podría ser adolescente, nueva en la música y disfruto que tenga esa juventud. Bersuit tiene eso, y por ahí suelta un golpe bajo social o en la ternura de barrio, o como decías vos, una lírica cantándole a una gambeta de fútbol. No nos encasillamos, queremos ser insolentes y adolescentes con abordar y hacer de todo un juego, esa es la química de Bersuit Vergarabat.
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Aunque siempre buscan no tener etiquetas, hay una en la que sus seguidores probablemente estén de acuerdo y es que Bersuit es una banda accesible, cercana a la gente. ¿Siempre quisieron mostrarse de esa manera? ¿Tiene algo que ver con que siempre toquen en pijama?
Sí, algo que nunca cambió en la banda es el vestuario, siempre tuvimos pijamas y sigue siendo nuestra camiseta, es el momento futbolero en que todos somos ese equipo y dejamos cualquier tipo de individualidad de lado para hacer más grande ese todo. Y la verdad que también celebro eso que no se cambia. Llenar estados o no llenarlos es una consecuencia de un montón de cosas, no de que vos seas más o menos que cualquier ser humano. Me parece que el hecho de ser accesibles tiene más que ver con la educación de cada uno, con el trabajo que hayas hecho en tu vida con el ego, el respeto que tengas por los demás. Nosotros tratamos de bajar lo más rápido posible del escenario (risas) porque el ego y estar elevados es una toxina muy rica, cuando la gente te quiere, te aplaude y compra tus discos es un regalo hermoso. Eso te acerca a la gente.
En estos momentos, ¿cuál es la postura política de Bersuit?
Más que una postura, es una posición. No una oposición sino una posición tomada política y social que a veces puede estar en sintonía o en compañía con algunos pensamientos políticos. No diría que sea en contra, porque a veces son como fuerzas que se terminan anulando, sino como que estamos en otro estado y es lo que nos pasa a nosotros. Al menos en nuestro país y en gran parte de Latinoamérica vemos el avance de un neoliberalismo y de la derecha, al igual que muchas injusticias de esos políticos, de derechos adquiridos por tantos años por el pueblo, que esos políticos pretenden revocar. Estamos en esa vereda, de defendernos de esas personas que realmente no tienen bandera, no tienen patria y no tienen sentido social ni respeto, pero que tienen un Dios que es el Dios dinero. En Bersuit siempre vamos a estar en esa otra vereda, lejos de la que nos quiere contaminar el alma.
Sin quererlo, al hablar de la resistencia en Argentina terminaron representando el sentir de muchos países latinos. ¿Cómo lo ven en restrospectiva?
Estamos tocando en los recitales las canciones que sonaron hace 20 años, como Señor Cobranza (1998), pero hoy las tocamos para chicos que precisamente tienen 20 años. Vemos cómo las canciones pasan por una resignificación, eso le pasa a las canciones atemporales, por un lado. Y después las sociales, vemos cómo cumplimos unos ciclos que algunas veces son lamentables y me refiero a cosas que son circulares y no crecen, con respecto a la memoria. Cuando cantamos Señor Cobranza, si bien los nombres son diferentes, con nombres propios de hoy se vuelve a resignificar. También aparecen otras, como Cargamos, que habla de Venezuela. Es una lucha que nos va a seguir tocando, que es hermosa porque nos mantiene activos, pero todo lo que tenga que ver con este tipo de bruto del neoliberalismo me va a encontrar siempre en la vereda del frente.
¿Cómo se visualizan dentro de unos años?
¡Más viejos! Supongo (risas). Tenemos ganas de muchas cosas, pero hemos ido a varios países y tenemos nuevas propuestas para viajar a Oriente. Las giras siempre nos motivan mucho. También podríamos hacer un acústico, y me encantaría hacer eso en un montón de países. Por ahora, celebrar nuestros 30 años, y espero que podamos llevar estos 30 años a 30 ciudades haciendo la fiesta ‘Bersuitera’ ‘de la cabeza’ en todos esos lugares.
Bersuit Vergarabat: 30 años de rock y fútbol
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