Nicolás y Victoria parecen ser la pareja perfecta. Tienen buenos trabajos, solvencia económica, se aman y se han mudado al apartamento de sus sueños. Sin embargo, su castillo romántico se destruirá justamente cuando pisen, el que consideraban, era el lugar perfecto para vivir. Así comienza la trama de Nerium Park, la nueva obra del Teatro Nacional Fanny Mikey, que promete sobredosis de humor negro, drama, pero sobre todo, de suspenso. Hablamos con Verónica Orozco y Santiago Alarcón, protagonistas de esta historia, acerca de este montaje que tiene un trasfondo bien particular: el miedo a lo que piensen los demás.
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El suspenso en esta obra se genera de muchas formas y una de ellas es cuando los personajes comienzan a tener una serie de miedos…
Verónica Orozco: Exacto. Tocamos dos tipos de miedo, por decirlo así. El primero tiene que ver con esas dudas que tenemos dentro de esta sociedad. El miedo a no encajar, a no alcanzar los sueños, o que eso que considerábamos lo ideal, simplemente no nos iba a llevar a la felicidad. También manejamos ese miedo cuando hay una amenaza real.
Santiago Alarcón: Alguna vez, en un curso que hice, llegamos a la conclusión que, a la gente de este país, le preocupa más lo social, que lo legal. Es decir, le preocupa más el qué dirán, que las consecuencias de hacer algo malo. La obra habla un poco de esa necesidad de seguir unos cánones, como si la felicidad tuviera unas reglas que solo se pueden dar de esa manera.
Justamente los dos protagonistas están tras esa felicidad, y el primer paso que dan en la obra es su apartamento, en el gran Nerium Park, que es la urbanización número uno y en la que «todos quieren vivir».
Ellos llegan con la idea de empezar a construir su familia, pero lo que parece ser el camino correcto, termina convirtiéndose en el destape de muchos miedos, que todos tenemos, pero que, por susto al qué dirán, los escondemos.
Entonces esos miedos que presenta la obra y que como dicen, sentimos todos a diario, son finalmente el punto de conexión con el público…
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La gente se puede identificar con muchas situaciones que hay en la obra, por eso, porque no es un miedo abstracto, sino miedos que realmente pasan y que todos vivimos día a día en Bogotá y en cualquier parte del mundo.
Un punto clave en esta obra es que se desarrolla durante un año de la pareja y muestra los cambios radicales dentro de ella…
Santiago: Tal cual. Y son los espectadores, más no los personajes, quienes ven la transformación de los personajes. Pero justamente eso es lo que pasa en la vida real, uno puede ver una foto de hace miles de años, y es hasta ese momento que se da cuenta que ha cambiado, porque en realidad, son las personas a nuestro alrededor las que se dan cuenta de todas nuestras transformaciones, pero no nosotros mismos.
¿En qué radica la transformación de cada uno en la obra?
Santiago: La obra muestra cómo trabajar para el hombre sigue siendo vital. Entonces, ¿qué pasa cuando ya no puede hacerlo, ni llevar dinero a la casa? En ese punto comienza el cambio de Nicolás.
Verónica: Mi personaje es el de una mujer muy exitosa en su trabajo, que se quiere superar y que comparte los gastos con su marido. Por cosas de la vida que le empiezan a pasar, comienza a cuestionarse aspectos de su relación. Comienzan los temores de perder eso que ha trabajado y ha luchado con uñas y dientes, y ese es el punto de quiebre de ella. Se aman, se adoran, pero la sociedad y los miedos empiezan a acabar con todo.
«El público será testigo de una pareja que empieza a transformarse. ¿Por qué? Allí comienza el elemento de suspenso en Nerium Park«, Santiago Alarcón.
¿Se habían enfrentado alguna vez a una obra de suspenso o esta es la primera vez?
Santiago: Nunca había estado en una obra de este calibre, es la primera vez que hago un montaje de este género y creo que lo que está pasando con el teatro colombiano, de llenar más los teatros y conseguir un nuevo público, tiene mucho que ver con la necesidad de experimentar con nuevos géneros.
Verónica: La primera obra que hice fue La siempre viva, era absolutamente social pues narraba los hechos del Palacio de Justicia. Yo estuve durante casi un año y se tocaban temas similares, no siendo iguales, pero sí tenía esa dosis de suspenso relacionado a los temores sociales.
Sin embargo, cada obra representa un reto diferente… ¿Cuál fue el de Nerium Park?
Santiago: Creo que los dos coincidimos al decir que este montaje tiene un reto gigante porque son solo dos personajes en escena, es decir que la concentración tiene que ser al cien por ciento.
Verónica: Y el reto, más que generar el suspenso, es tratar de parecer lo más natural, hacerlo orgánico, porque claro, el espectador se encuentra tensionado porque sabe que algo está pasando, pero para el personaje nada ha cambiado y todo hace parte de su rutina diaria.
¿Qué tal fue el trabajo con Corina Fiorillo, teniendo en cuenta que ya había dirigido este montaje en otras latitudes?
Santiago: Corina ya venía con la idea clara, así que los ajustes más grandes que tuvimos que hacer se relacionaron al idioma. Y es que hay muchas palabras que se pueden entender en otras partes del mundo, pero no acá. Pero, de hecho, conoce al pie de la letra la obra y el texto, así que fue un placer trabajar con ella.
Las críticas siempre están a la orden del día, entonces, ¿qué les pueden decir a los incrédulos que no se animan a ver la obra porque habla de una pareja, del «amor»?
Verónica: Ni siquiera es hablar de una pareja, tiene que ver con cualquier ser humano, sus retos, sus miedos y a qué le está apostando. ¿De qué se trata la vida? ¿Cuál es el camino a la felicidad? Con eso se encontrarán.
Santiago: Y puedes ir con quien quieras: mamá, hermano, esposo, pareja, tía o quien sea, y te aseguro que todas las personas tendrán una conclusión diferente del final tan particular de esta historia. Y es que, los espectadores se encontrarán con un final abierto y una serie de preguntas que se quedan sin responder.
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