Irvine Welsh, autor de libros de culto como Trainspotting (1993), The acid house (1994), Éxtasis (1996), Porno (2002) y Col recalentada (2009), es conocido por sus temáticas de excesos, crítica social e irreverencia. A sus 59 años piensa en muchas cosas, menos en parar de escribir.
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Cuéntenos de Dead Men’s Trousers, muchos creen que es el último de los libros de la línea de Trainspotting, ¿es cierto?
Eso creo, sí. Ahora veo a estos personajes como historias individuales, ya no creo que puedan volver a ser una pandilla. Bueno, en realidad nunca lo fueron desde el primer libro, de hecho en Porno ya eran más rivales que amigos. En este libro están tratando de reconciliarse y ser amigos de nuevo, y lo logran en cierta medida, pero ya no son tan cercanos, no se conocen tan bien. Así que la verdad me cuesta volverlos a ver como una pandilla de nuevo. Uno de ellos muere, pero no te diré quién es.
Eso dicen, se rumora que es Begbie quien morirá…
¡No puedo decirlo! (risas)
De cierta forma, usted retrató cosas de su vida en estos libros, ¿siente que ha crecido con sus personajes? ¿Han envejecido juntos?
Creo que yo he envejecido mejor que ellos. (risas) Algunas personas no estarían de acuerdo conmigo, pero creo que de verdad me ha ido mejor que a ellos. Sí. Pero, de todas formas siempre trato de que la ficción sea más dramática que la vida real. Así que viéndolo desde ese punto de vista sí he envejecido mucho mejor que ellos, aunque eso no es tan difícil considerando el estilo de vida que llevan. (risas).
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Mucha de su literatura se ha llevado al cine, ¿por qué cree que sus libros son tan cinematográficos?
Creo que es porque los personajes de los libros son extraordinarios y hay muy buenos actores. Con personajes tan memorables siempre hay actores que quieren interpretarlos y eso le da nivel al casting, así que puedes apuntarle a tener lo mejor de lo mejor en cada película. También creo que hay escenas muy visuales, muchos de los pasajes de los libros son así. Así que cuando también tienes eso encontrarás buenos directores dispuestos a crear la escena e involucrarse. Eso atrae talento; si tienes buenos actores, directores, cinematógrafos, diseñadores y diseñadores de vestuario, obtienes muy buenas películas. Con esas condiciones es difícil tener una mala película.
Hablando de los personajes, ¿cómo son ellos el ejemplo de lo que se conoce como ‘masculinidad tóxica’ en psicología?
Sí, creo que el asunto se remonta a la industrialización, donde primaba la producción y la reducción de costos. Creo que con este modelo económico se creó una división de trabajo y unas jerarquías frente a las que naturalmente hubo una reacción. La masculinidad tóxica busca preservar el poder del patriarcado incluso si ya no hay una base real para ello. En los campos y en las industrias ya no se necesita este tipo de jerarquía, tampoco. Esa solía ser una estructura para conservar la productividad, pero creo que eso debería desaparecer. Lo veo como un último grito de angustia en ciertos hombres.
13: el número de novelas que Welsh ha escrito.
Muchos de ellos también son vistos como marginales, y aunque se meten en situaciones en las que muchos no resultarían jamás, (como dejar morir a un bebé durante un viaje de heroína), las personas se pueden identificar con ellos. ¿Por qué cree que es así?
Sí. Creo que a la gente le da curiosidad. Creo que todos nos identificamos con los errores que cometen y las consecuencias que vienen con dichos errores. Los libros nos permiten ver el horror sin tener que vivirlo, podemos ver la desgracia y sus consecuencias sin tener que experimentarlo personalmente. Eso da cierto confort. También pienso que por la forma en que está configurada la economía mundial y la forma en que se han desarrollado las sociedades todos somos marginales, ¿sabes? sobre todo por la forma en que a los jóvenes tienen que sobrevivir en este mundo tan jodido. Antes creía que era culpa de nuestra generación por dejar todo este desastre, pero creo que es un proceso estructural del desarrollo económico. Y aun así, estos son tiempos muy interesantes, 2008 fue terrible, por ejemplo. Ahora todo está volviendo a ser divertido.
«…pienso que por la forma en que está configurada la economía mundial y la forma en que se han desarrollado las sociedades, todos somos marginales»
Las drogas son uno de los temas centrales en su literatura, ¿qué opina de la guerra contra las drogas?
No existe tal cosa. La guerra contra las drogas es realmente la guerra contra la juventud. Es la guerra contra la población y los civiles.
¿Por qué lo dice?
Bueno, porque la guerra contra las drogas es simplemente para asustar a la gente que nunca ha consumido. Es un terrorismo ocasionado por el Estado, basicamente. Pero en realidad no busco tomar una postura política en mis libros, creo que hay personajes con diferentes creencias en cada uno de ellos, y eso está bien.
Dato curioso: Trainspotting tiene el nefasto record de ser el libro más robado en las librerías del Reino Unido
¿Cómo es su proceso creativo? ¿Tiene alguna rutina en particular para escribir?
No realmente. Me levanto, voy a mi escritorio y me quedo allí por tres horas escribiendo. Luego salgo, puede que vaya a la playa o al gimnasio, desayuno, regreso y reviso lo que he escrito. Me tomo un café y trabajo en los textos. Después almuerzo, y continúo trabajando. O tal vez no. A veces simplemente salgo a dar una vuelta.
Usted también es Dj, su relación con la música es muy cercana, ¿escucha música mientras escribe?
¡Sí! Sobre todo al comienzo de cualquier texto siempre tengo algo de música. Creo algunas listas de reproducción, y tengo una para cada personaje. Las cosas por las que pasan y lo que escuchan me ayuda a meterme en sus vidas y lo que sucede con ellos. También varío entre el ruido y el silencio según lo que esté pasando en la historia. Así puedo concentrarme y enfocarme en cada uno.
Eso es muy interesante. Por ejemplo, ¿qué clase de música escucharía Renton?
Renton escucha mucho house porque es Dj, y es el mánager de un Dj, así que lo suyo es el house y el techno, a veces el trance. Muchos artistas de este estilo. Escucha también otras cosas punk y post-punk, Joy Division y todo eso.
¿Podría decirse que Escocia es un personaje también? ¿Envejece?
(Risas) sí, de hecho son varios personajes. Creo que un país es un personaje orgánico, básicamente. Tiene sus propias aspiraciones, su propio sufrimiento. Sí, creo que Escocia envejece en el sentido en que los escoceses se dan cuenta que no pueden permitir que sean otros quienes definan su destino. Hay que pararse y tomar una postura en la que te interese el estado de tu país, tu cultura, tu economía. Creo que sobre todo los jóvenes se han involucrado más.
Si hubiera escrito libros como Glue (2001) o Porno (2002) en estos tiempos, ¿qué cosas serían diferentes?
¡Wow! Vaya, pues, no lo sé. Es una pregunta interesante porque es difícil de decirlo. Creo que no podría escribirlos, tendría que ser alguien más joven que yo porque yo ya estoy muy viejo, estoy alejado de la cultura de los jóvenes, aunque no hay cosa tal, pero ahora estoy alejado del mundo de las drogas, de la pobreza, de la clase trabajadora y de su lucha diaria.
Volviendo a Dead Men’s Trousers, ¿qué lo hizo sentir que necesitaba escribir este libro?
Creo que necesitaba dejar crecer a los personajes, aunque siempre serán ellos mismos, quería sacarlos de sus contextos pero conservar los lazos que los unen. Cuando uno envejece las amistades que tenía en su juventud y su niñez cobran importancia de nuevo. A veces uno se esfuerza por alejarse de ellos, y hasta los rechaza, pero termina por regresar a ellos porque te recuerdan quién eres. Es una vanidad, pero uno regresa a su esencia con la gente que lo conoce de toda la vida. Igual en el libro hay drama, hay ficción, porque las cosas deben continuar siendo interesantes, es entretenimiento. No quiero aburrirme ni aburrirlos.
¿Qué viene después de Dead Men’s Trousers?
Ya estoy trabajando en el siguiente y en el que va después de ese.
Siempre va un paso adelante…
Sí, hace poco comenzó la producción para Dead Men’s Trousers para televisión y ya siento que es una historia vieja, ya tiene un año. Sigo trabajando en lo que viene.