Grabado en Ciudad de México, Monterrey, Los Ángeles, Buenos Aires, Barcelona, Madrid y Texas, el álbum Un mundo raro: las canciones de José Alfredo Jiménez, contó con la participación especial de Calexico, grupo estadounidense de folk indie y música americana, como banda central de este proyecto. De igual manera, se unieron artistas como Enrique Bunbury, Andrés Calamaro, Lila Downs, Julieta Venegas, Celso Piña, Beto Cuevas, Jarabe de Palo, Ximena Sariñana y Carla Morrison, entre muchos otros.
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La idea del proyecto fue realizar un homenaje a José Alfredo Jiménez, ídolo de la música mexicana que falleció en 1973, pero cuyas rancheras (y películas) continúan haciendo eco. Aún hoy, el ídolo inspira a las nuevas generaciones, y fue así como Warner Music le dio rienda suelta a este álbum, que ya se encuentra disponible en plataformas digitales. Camilo Lara, productor de este disco y líder de Instituto Mexicano del Sonido le contó a PUBLIMETRO todos los detalles de esta producción.
Cuéntenos de este disco, ¿de dónde surgió la idea?
Viene de la música de José Alfredo, que es un compositor universal, y que representa a su vez a los compositores latinoamericanos. La idea era encontrar gente enamorada de su música, todos los que participaron, desde Bunbuyry, Calamaro, etc, es gente fanática de su música. La idea era hacer sus canciones con un estilo moderno, que se sientieran las raíces del mariachi y traerle a las nuevas generaciones estas canciones con un nuevo aire. Nos dimos cuenta que sus canciones siguen estando tan presentes como el día en que se compusieron, entonces fue muy bonito todo el proceso de trabajo con cada uno.
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¿Era clave llegarle a los jóvenes o fue algo de lo que se dieron cuenta al evaluar el potencial del disco?
Sí, pues con la gente con la que trabajamos nos dimos cuenta que sería muy bonito que los jóvenes cantaran estas canciones. Cada participante tiene un sabor muy particular, así que el proceso de creación era como estar en una cocina y tener el ingrediente de cada uno de los cantantes. Hay algo muy singular en cada canción.
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¿Cómo se logra hacer un homenaje tan mexicano desde las voces de cantantes de países tan diferentes?
Justo la idea de tener personas de todo Hispanoamérica era eso. José Alfredo viajó el mundo a través de las películas, y nuestros padres crecieron oyendo sus canciones. Entonces siento que es un ídolo que logró tener un impacto muy fuerte, desde Argentina hasta España. Cada uno de los involucrados le puso amor a las canciones.
Este disco fue grabado en varias ciudades, ¿cree que eso influenció el sonido de las mismas?
Sí, es un viaje. Estuvimos grabando en México, en Arizona, en Bogotá, en Madrid, nos tuvimos que acomodar a las agendas de varios artistas. Fue un poco una odisea. Más que un disco es un viaje musical muy interesante lleno de cosas que pasaron con gente muy talentosa.
Incluir música folclorica en las producciones modernas es, de cierta forma, un acto de resistencia. ¿En este disco hay algo de esa resistencia que suele estar presente en las canciones de Instituto Mexicano del Sonido?
Creo que a través de los años me he dado cuenta que estoy enamorado de Latinoamérica, entonces el disco habla de la música popular, la cumbia, la ranchera, el mariachi. Para mí eso es parte de mi ADN y me parece importantísimo que salga a flote y que haga parte de la cultura. Es la cultura de la calle. Sí tiene algo de resistencia, seguro. Creo que sí hay algo político en el sentido de que debemos rescatar lo que somos, encontrar esas cosas que nos hacen Mexico, que en parte son esos sonidos.
Creo que a través de los años me he dado cuenta que estoy enamorado de Latinoamérica, entonces el disco habla de la música popular, la cumbia, la ranchera, el mariachi. Para mí eso es parte de mi ADN y me parece importantísimo que salga a flote y que haga parte de la cultura. Es la cultura de la calle. Sí tiene algo de resistencia, seguro.
Usted además tuvo la experiencia de trabajar en la banda sonora de Coco, la película de Pixar nominada al Óscar. ¿Cómo fue ese proceso?
Para Coco estuve trabajando seis años con Lee Unkrich, el director de la película, y me tocó encontrar la idea sonora de este pueblo imaginario, pensar a qué sonaría el lugar. Entonces en el camino me tocó grabar mucha música, hacer canciones para la película ¡y hasta tengo una breve aparición en la película! Estoy muy feliz.