Cuando le regalaron su primera guitarra a los 12 años, nadie se imaginaba que Jimi Hendrix, uno de los cinco hijos de una madre soltera en Washington, sería uno de los genios musicales más relevantes del siglo XX.
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Así fue descrito por músicos como Bob Dylan, Los Beatles, Chas Chandler (The Animals) y el trompetista y compositor de jazz, Miles Davis, entre muchos otros. Carlos Santana, además, llegó a decir que Hendrix era el ‘Da Vinci’ de la guitarra.
Como si fuera poco, la revista Rolling Stone lo nombró como «el mejor guitarrista de todos los tiempos» en una edición de 2011, donde incluso describen su música como la «precursora del metal» con toques de funk.
Años más tarde se haría conocido por prenderle fuego a su guitarra en el escenario con su banda, The Jimi Hendrix Experience, durante el Monterrey Pop Festival de 1967, y sus espectáculos rápidamente se harían un gran favorito del público. También tocaba la guitarra con los dientes o la lengua, y aunque nunca aprendió a leer música de pentagrama, con su técnica llegó a ser conocido como un prodigio, una de las voces de su tiempo y uno de los guitarristas más importantes de la historia del rock.
Dos años después, su presentación sería uno de los shows centrales en Woodstock, el memorable festival hippie que continúa inspirando a todas las generaciones del rock. Allí, conmovió a todos los asistentes al tocar una versión distorsionada del himno de Estados Unidos como crítica a la Guerra de Vietnam, que se grabó en la memoria de todo un país.
Como muchos de los grandes genios de la música, Hendrix perteneció al «club maldito de los 27». A esa edad falleció luego de una sobredosis de barbitúricos, el 18 de septiembre de 1970. Como tal, las circunstancias de su muerte nunca pudieron ser confirmadas, pero la teoría principal elude a que se quedó dormido y se intoxicó con las pastillas que ingirió.
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Este álbum en vivo tiene canciones como Machine Gun, que duraba casi 13 minutos. Fue, además, el último disco que produjo antes de morir.
Fue el único disco de la banda totalmente producido por Hendrix, que además era doble. Desde que salió a la venta se catapultó al primer lugar de los listados y se mantuvo allí por semanas. Voodoo Child fue producto de este trabajo.
Una de las colaboraciones más destacadas de la carrera de Hendrix fue este disco, grabado con el ‘Rey del blues‘ B. B. King. Like a rolling stone es parte de este álbum, que es la recopilación de una presentación en vivo en Nueva York.
Con esta placa, Hendrix atrajo la atención de renombrados músicos de la época. Incluyó dos de sus canciones más exitosas: Foxey Lady y Red House.
Uno de los trabajos más psicodélicos de The Jimi Hendrix Experience dio a luz Little Wing, una canción de blues inspirada en su público. La portada de este disco es una de las más recordadas.