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Panorama del cine colombiano después de ‘El Abrazo de la Serpiente’

PUBLIMETRO habló con dos directores y un académico para saber cómo ha crecido y cambiado el cine nacional, además de cuestionar por aquello en lo que aún se debe trabajar.

En enero de 2016 Colombia fue nominada por primera vez a los premios Óscar. El Abrazo de la Serpiente, del director Ciro Guerra, se enfrentaría con otras cintas del más alto nivel por el premio a la Mejor Película Extranjera. Aunque la estatuilla se la llevó El Hijo de Saúl, película húngara del director László Nemes, esta nominación marcó un hito en la historia del cine nacional. ¿Qué ha pasado en el año después de la nominación al Óscar?

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Actualmente, las películas Amazona y Pariente fueron nominadas por el país a los Premios Goya y Óscar, respectivamente. Clare Weiskopf, directora de Amazona, le dijo a PUBLIMETRO que esta nominación fue toda una sorpresa para ella y su equipo: “nosotros no pensábamos que siendo un documental la gente se fuera a entusiasmar con la película, es algo que antes no pasaba mucho con este género. El hecho de que la academia la haya escogido como la película que representa a Colombia es un honor”.

Así mismo, Wieskopf reconoce un cambio muy positivo para el cine nacional que hace parte de algo que sucede no solo en Colombia, sino en el mundo: “creo que el mundo se está abriendo a ver el género como temas que hacen reflexionar y confrontarse a sí mismo. La gente se conecta desde sus propias historias, y eso es lo que pasa en Amazona.

No obstante, hay otros cientos de producciones que continúan en la lucha por lograr una buena exhibición y distribución, y el público colombiano aun tiene un largo camino por recorrer para empezar a apreciar de verdad el cine ‘Made in Colombia’.

 

Las cifras del cine en Colombia

Según un informe presentado por Cine Colombia a finales de 2016, el cine colombiano ha mejorado en muchos aspectos, especialmente en cuanto a número de espectadores e infraestructura, al compararse con cifras de 2015. El número de salas pasó de 906 a 978, y mientras que en 2015 se recogieron 492 mil millones de pesos en taquilla, en 2016 fueron más de 531 mil millones, un crecimiento de casi 8%.

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Por otra parte, el boletín Cine en Cifras, de ProImágenes, arrojó que más de 61 millones de personas fueron a las salas de cine en Colombia y se recaudaron 531 millones de pesos en 2016.

Aunque tales cifras representan un crecimiento importante para el cine en general, el panorama para el cine nacional no mejora proporcionalmente. En otras palabras, el porcentaje de personas que van a las salas a ver películas nacionales sigue siendo bajo. En 2016, solo el 7.7% de la asistencia fue por cuenta de películas colombianas, con 4.7 millones de espectadores. También, cabe anotar que de toda la cartelera de 2016, solo 13.14% fue conformado por películas colombianas. La buena noticia de todo esto es que en 2016 la asistencia a producciones hechas en Colombia aumentó en un 38,9% en comparación con 2015.

 

El crecimiento del cine nacional, más allá de los números

Si bien la producción cinematográfica ha crecido en cuanto a la cantidad de películas que se producen por año, también hay una percepción más positiva desde la nominación a los premios Óscar con El Abrazo de la Serpiente.

Tal como afirma Jerónimo Rivera, Director de la Red Iberoamericana de Investigación Audiovisual (INAV), el panorama es muy alentador: “En promedio se están haciendo más o menos 40 películas al año. Sin ir muy lejos, después de la aplicación de la ley de cine en 2003, el porcentaje de películas colombianas producidas y estrenadas cada año ha aumentado de manera radical.” Aun así, aclara que desafortunadamente El Abrazo de la Serpiente por sí sola no cambiará la manera en que las personas consumen cine en Colombia: “Creo que hoy poca gente recuerda la película, mucha gente la vio por esnobismo y no porque realmente le interesara porque además no era para un público masivo. El cine colombiano no ha mejorado en términos del público a partir de la película.”

Dago García, cineasta con más de 20 años de trayectoria dirigiendo y produciendo películas colombianas, opina que el aumento de producciones al año es un aspecto que habla por sí solo: “Nunca antes se habían estrenado tantas como este año. El total de películas se acerca a las 60. Eso es un síntoma del estado de la cinematografía colombiana. Cuando hay un volumen de películas se encuentra de todo: buenas, regulares y malas. Pero creo que el aumento es un buen síntoma. Entre más se hagan, mejor respira la cinematografía”.

De igual manera, Dago García explica que aunque el proceso de oferta y demanda también aplica para el cine nacional, el hecho de ser reconocidos internacionalmente sí hace una diferencia, como sucedió con El Abrazo de la Serpiente: “Con el aumento de la oferta, la demanda sufre. Pero otro síntoma del buen momento que pasa el cine nacional es la trascendencia en festivales internacionales. Colombia poco a poco hace más presencia. Eso siempre da confianza a los cinematografistas y pone el foco sobre el trabajo que se hace en el país”.

Para Clare Weiskopf, “más gente está apreciando las películas colombianas, no por colombianas, sino por las buenas historias”.

 

Distribución y exhibición: el talón de Aquiles del cine en Colombia

Para Jerónimo Rivera, uno de los grandes problemas del cine colombiano es la distribución de las películas nacionales: “Creo que la culpa no es del público sino del circuito de exhibición y distribución hegemónico que privilegia a Hollywood y que deja por fuera todas las otras opciones incluyendo las del cine nacional”, de hecho, agregó que esta situación es crítica para las producciones que están en camino: “es urgente que se empiecen a establecer otras estrategias de distribución y exhibición para que el cine colombiano no naufrague por falta de público”.

También, Rivera explicó que en Colombia muchas veces es difícil hacer una película por los costos que implica, más que su producción, su exhibición: “el principal obstáculo es que no hay una industria, no es rentable. Se hace una película muy costosa, que puede costar más de un millón de dólares en un país con ingresos tan bajos como los nuestros que tiene unos apoyos del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC) que muy pocas empresas privadas apoyan y que los distribuidores tampoco apoyan porque esa misma película puede salir de cartelera en un solo fin de semana.”

Dago García, con una perspectiva más positiva del cine nacional, señala que lo que le falta al cine nacional es “mercadeo y publicidad” para tener películas competitivas: “Estamos haciendo buenas películas pero todavía somos muy tímidos y muy poco rigurosos con el trabajo que hay después de terminada la película. Creo que hay muchos casos en los cuales muy buenas películas no han tenido en la taquilla el éxito y la trascendencia que se merecían. Una película siempre es dos cosas: una manera de contar una historia pero también una mercancía que entra a un mercado muy competido, cada día más difícil.”

Clare Weiskopf también considera que la exhibición y la distribución son un problema al que se enfrenta el cine nacional: “Empezar a mostrarle cosas distintas al público, que se enamoren de otro tipo de películas que no sean las de siempre, las de Hollywood. Creo que también hace falta una ley fuerte en cuanto a distribución. Tenemos buenas leyes para la producción, con ProImágenes, pero en distribución nos falta.”

 

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