En un concierto que se hizo en el barrio Hipódromo, del municipio de Soledad (Atlántico) en enero de 1996, el artista principal era Diomedes Díaz y ese día lanzó su famosa frase “usted no sea tan sapo, tan lambón. Marica”. Dirigida a Eduardo Rodríguez, un taxista que asistió para ver a su ídolo musical, pero no contaba con que ‘el cacique de La Junta’ lo insultaría y, mucho menos, que la frase se volvería famosa.
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Ese día la estrella del vallenato se mostraba poco lúcido y olvidaba la letra de las canciones, lo que provocó el enfado de Rodríguez quien se paró frente a la tarima en la que se presentaba el ‘el cacique’ y le gritó “señor Diomedes, cante” a lo que éste respondió “No se sulfure señor que yo vine aquí a cantar. Usted no me va a mandar a mí a cantar. No señor, no señor”.
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Acto seguido el taxista le volvió a decir: “Pero cante, que nosotros vinimos aquí a verlo cantar.- Le dijo Eduardo”. El cantante, muy enojado le contestó: “Yo aquí vine a complacer a este pueblo y de aquí me voy a las 4 de la mañana, a las 5, cantando” y terminó pronunciando su ya célebre frase: “Pero usted no sea tan sapo, tan lambón. Marica”.
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Las cosas se quedaron ahí y el cantante terminó su presentación, mientras que el taxista tuvo que soportar los insultos de Diomedes aunque terminó satisfecho porque pudo ver a su ídolo frente a frente.