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“Es importante reconocer quiénes somos en nuestro cine”


PUBLIMETRO habló con los protagonistas de la película colombiana más premiada en la historia de Cannes, que se lanza esta semana en el país.

La semana de estreno es todo un reto para las películas nacionales. No debería ser así, pero en una sociedad que se rinde ante los absurdos presupuestos de Hollywood, las cintas made in Colombia tienen que prender ‘velitas’ para contar con el apoyo de la gente, porque no solo se tiene que luchar contra la herencia del ‘gusto’ gringo, sino también contra el prejuicio que se ha creado hacia los filmes que acá se hacen.

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A la Tierra y la sombra se puede llegar con la idea de ver una película de calidad, por su paso exitoso en Cannes. Pero los premios se quedan cortos y nada puede describir la experiencia frente a la pantalla más que el hecho de verla. Y es que sin tener una escena violenta y sin contar con los millones de dólares de presupuesto, consigue enamorar al espectador.

PUBLIMETRO tuvo la oportunidad de hablar cara a cara con los protagonistas de esta historia: Marleyda Soto, que interpreta a Esperanza; Hilda Ruiz, que tiene el papel a Alicia; Haimer Leal, quien hace de Alfonso; y José Felipe Cárdenas, el niño Manuel, que tiene una anécdota particular, dado que la primera película que vio en su vida fue en la que él aparece como protagonista.

¿Cómo les fue con el guion, a ustedes les llega o cómo fue ese primer contacto con la historia?

Marleyda: no se trabaja con un guion, sino con el método de Fátima Toledo, una brasileña que insta a que los actores primero se conozcan, se relacionen y luego busquen en sus propias experiencias situaciones semejantes a las que van a encontrar en la ficción. Se llega a grabar sin saber qué pasa en la historia, y esto sirve mucho para que los personajes sean naturales.

Hilda: fue un gran reto porque la misma historia hace que los actores se comuniquen de forma natural.

Esta película retoma el tema del campo, del arraigo a la tierra, con cero violencia ¿cómo ven la temática frente a lo que se ha hecho en el cine colombiano?

Hilda: es el momento en que se le está dando importancia a las nuevas generaciones y se puede explorar no la violencia de las armas, que es lo que se está acostumbrado, sino de los sentimientos.

Marleyda: hay una generación de cineastas que le apuestan a historias sencillas. Esto es muy importante porque se forman públicos que entienden que en el cine pueden haber personajes muy humanos y cercanos. El camino no es fácil porque se está acostumbrado a Hollywood, a una estética en la que el espectador no piensa tanto, pero la idea es cambiar eso e invitar a reflexionar con cada escena.

¿Qué tal trabajar al lado de un director tan joven como César Acevedo?

Haimer: fue una experiencia muy bonita, cercana a lo familiar. Uno se sorprende cada día porque se desconoce el guion, sino que César nos iba dando las pautas.

Hilda: César es muy inteligente y muy sensible y se logra una experiencia hermosa.

¿Cómo fue el trabajo de desarrollo de personajes? Porque uno nota demasiada honestidad en cada uno de ellos y eso es raro verlo en ficción.
Hilda: el entrenamiento logra sacar cosas intimas de cada uno. La idea era llegar limpios, de cuerpo y espíritu, a la grabación y eso se logra y queda plasmado en la película.

Marleyda: cada escena era una especie de catarsis emocional, en la que cada uno resucitaba sus muertos, sus miedos, sus ilusiones y sus esperanzas para que estuvieran al servicio de los personajes. La película logra ser muy humana porque es una historia muy sencilla, con personajes tan invisibles que logran un protagonismo inmenso.

José Felipe: yo tengo nueve años y fue una experiencia bonita gracias a que todo mi equipo me ayudaba mucho porque me decían qué tenía que hacer, y el producto final me gustó mucho.

Esta historia puede generar mucha más identificación que cualquier otro producto que venga de Hollywood, pero el prejuicio del espectador colombiano evita que se deje seducir por el cine colombiano, ¿no?

Marleyda: sí, hace poco fui a cine a ver una película colombiana y la chica que me vendió la boleta me dijo, “pero la película es colombiana”, como si fuera un problema. Se trata de formar públicos para cambiar los referentes de nuestra cultura audiovisual, y luchar con que los distribuidores no ayuden para cambiar que las películas nacionales no duren en cartelera.

Hilda: en el cine nacional se pueden reconocer nuestros valores, lo que es de nuestra tierra. Es importante que nos reconozcamos nosotros en nuestro cine, con nuestras ideas, debemos luchar por esto.
 

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