El evento más importante de la temporada de premios no admite dramatismos literales. Siempre ha acogido con reverencia la formalidad, la elegancia y sobre todo el riesgo, pero que favorezca a la moda y no la excentricidad. Y esto parecieron olvidarlo varias estrellas en los Óscar 2015.
La presentadora Sonia Monroy, de España, hizo el ridículo con su vestido/bandera, comidilla de las malas lenguas en Twitter. Blanca Blanco y Lorelei Linklater, así como Will.I.AM, se olvidaron de que los Grammy si admiten performances, los Oscar no. Margot Robbie, por su parte, quiso aparentar rudeza, pero se le olvidó la elegancia por el camino. Y Génesis Rodríguez arruinó un buen vestido con su peinado. Laura Dern, más recargada que nunca.
Zendaya, por su parte, con su peinado opacó un vestido irregular. Y Diana Rodríguez añadió años a su apariencia con un vestido que intentó ser sobrio, pero que falló en corte y ajuste. Y Lady Gaga, por Diana Vreeland y Coco Chanel: ¿qué estabas pensando cuando llevaste los guantes de lavar platos al evento? ¿En serio?
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Nicole Kidman nos ha dado vestidos mejores. Este parecía de mentira. Y Keira Knightley ha tomado su embarazo con mucho romanticismo, por lo que no se sale de esa corriente, entre etérea y prerrafaelista. Pero no aprende de actrices como Olivia Wilde, que también embarazada, supo llevar su estado con elegancia.
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